lunes, 7 de enero de 2013

LA "PAZ" QUE NADIE SINTIÓ EN SINALOA



Las autoridades festejan supuesta calma; la población habla de sus miedos  
Miguel Ángel Vega 
  Al inicio del 2013, funcionarios de seguridad en el estado y en el municipio de Culiacán aplaudieron la supuesta “calma” registrada en la ciudad y sus alrededores durante los festejos de fin de año. Esa “paz”, sin embargo, difiere de la realidad vivida por residentes de diversas colonias del municipio que afirman que los disparos para celebrar el inicio de año se siguieron dando, provocando el acostumbrado pánico del primero de enero, al grado que la población prefirió encerrarse en sus casas a ser víctima de alguna bala perdida. Aún con ese “encierro”, una persona fue alcanzada por uno de los proyectiles, mientras que seis personas fueron ejecutadas. La conclusión es que la “paz” reinó gracias al encierro voluntario de la población porque al final los disparos siguieron sonando, fueran balas perdidas o balas asesinas.

El pasado lunes 31 de diciembre por la noche, la familia Contreras festejaba el fin de año afuera de su casa, en Tierra Blanca. Casi a las doce, sin embargo, se metieron a su domicilio, en la calle Juan Escutia, y ahí terminaron de festejar la llegada del año nuevo.
Saben que quedarse afuera representa apostarle a la muerte o al menos, a una herida.

Efectivamente, al poco rato y durante las siguientes horas, el sonido de disparos al aire empezó a llenar la noche, tanto cerca de esa colonia como lejos de ella.

Todavía un último llamado terminó de alertar a familiares y amigos de los Contreras: “Aléjense de las ventanas, no vaya a tocarnos un tiro”, sugiere una voz con conocimiento de causa.

Son los festejos de fin de año, y con ello los disparos, que en mayor o menor grado, no dejaron de escucharse en la ciudad, aunque de acuerdo a la autoridad, los truenos fueron de cohetes.

“Este año no me pareció que tiraran tantos (balazos), pero de todos modos nos encerramos cuando iban a dar las doce porque uno ya sabe cómo es la gente y aunque sean pocos (los balazos al aire), para qué esperar que nos toque uno”, comentó Isabel Contreras, de la colonia Tierra Blanca.

De acuerdo con lo declarado por el procurador del estado, Marco Antonio Higuera Gómez, este fin de año no hubo reportes de gente llamando para acusar disparos al aire, y “tan solo” una persona resultó lesionada por una bala perdida, en el centro de la ciudad.

“Los truenos que se escuchaban eran principalmente de cohetes”, expusieron algunos funcionarios de seguridad.

La población, en diferentes partes de la ciudad, no coincidió con esos señalamientos: “No, eran balazos. Si hasta por la cuadra estaban tirando (balazos), y la Policía nunca que llegó”, sostuvo Ana Velasco, una vecina de la colonia Infonavit Barrancos.

De acuerdo con un sondeo realizado por Ríodoce, residentes del fraccionamiento Los Pinos, Villa Satélite, Infonavit Humaya, El Palmito, y Seis de Enero, también reportaron disparos.

“Sí se escucharon, no tanto como en otros años, pero sí había”, observó Eleazar Pérez, de Infonavit Humaya.

Plomo y desconfianza
Leonel Aguirre Meza, presidente de la Comisión de Defensa de Derechos Humanos de Sinaloa, indicó que ellos tuvieron diversos reportes de disparos que se hicieron de la noche del 31 de diciembre para amanecer el 1 de enero, pero que, efectivamente, la gente no reportó nada por la desconfianza que la sociedad tiene hacia la autoridad.

“La gente tiene temor de reportar esos incidentes, lo cual nos indica que hay desconfianza hacia la autoridad, por dos cosas, la autoridad no atiende un llamado rápido, pero lo peor es que si reportas y una persona fuerte resulta afectada, la información se permea, y eso puede acarrear consecuencias”, dijo Aguirre Meza.

Aplaudió que bajaran los índices, pero instó a las autoridades a seguir trabajando hasta reducir por completo los índices negativos, y que se recupere la paz de los residentes en el municipio y en el estado.

“Es lo que nos falta, que la gente tenga confianza y pueda salir a las calles en estos días festivos, sin que sienta temor de ser alcanzado por balas perdidas”, observó el defensor de los derechos humanos.

Fue en la comunidad El Potrero de los Ibarra, sindicatura de Tepuche, donde los saldos fueron fatales, ya que el año nuevo se tiñó de rojo, luego que cuatro personas fueran asesinadas durante los festejos de ese día.

“En la noche se escucharon disparos, al modo, pero fue en el día que mataron a esa gente, y eso es lo que genera que uno tenga miedo”, dijo Antonio Estrada, residente de Tepuche, y quien dijo conocer a una de las víctimas.

Optimismo reincidente
Fuera de las muertes, el herido por una bala perdida y los disparos al aire, el saldo de fin de año fue “positivo”, consideraron las autoridades, ya que se registró un descenso en el número de muertes en el municipio, comparado con otros años.

“Decreció el índice de muertes en un 63.19, con respecto a los días del 31 de diciembre de 2011 y 1 de enero de 2012, cuando hubo 19 homicidios”, sostuvo el procurador Higuera Gómez.

También el secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Sinaloa, Francisco Córdoba Celaya, coincidió con el procurador en el sentido de que se escuchó mucho el estruendo de cohetes y que se tendrán que tomar medidas en el futuro para controlar también dicha situación.

Por el Gobierno de Culiacán, el secretario de Seguridad Pública, Carlos Alfonso Ontiveros Salas, habló de un buen saldo de fin de año en el municipio al registrarse cinco agresiones con armas de fuego y reconoció que hubo disparos en varios sectores de la ciudad, pero tampoco la Policía Municipal tuvo denuncias por ese tipo de actos ilícitos.

Durante el 31 de diciembre y primero de enero, elementos de las fuerzas armadas patrullaron algunos puntos de las ciudades, pero sobre todo las zonas rurales más conflictivas en materia de violencia. En poblados de los municipios de Culiacán, Guasave, Navolato, Cosalá, Mazatlán, Salvador Alvarado y Ahome se realizaron sobrevuelos con helicópteros y personal de la Secretaría de Marina a bordo.

La constante es que mientras las autoridades estatales y federales celebraban el supuesto descenso en el disparo de armas durante la celebración de año nuevo, en todos los rincones de la ciudad de Culiacán se habló de una noche marcada por los tableteos de armas de alto poder y el enclaustramiento de las familias como medida de prevención para evitar ser víctimas de balas perdidas.
 
 

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