Tráfico de armas. Negocio criminal
Ismael Bojórquez
Los gringos son un
estuche de monerías… siniestras. Guardianes del mundo, terminan matándose entre
ellos mismos, aunque, como acá, llamen a sus propios crímenes “daños
colaterales”.
Debe ser muy
perverso el fondo de la Operación Rápido y Furioso para que todavía ni los
legisladores de los Estados Unidos, ni la sociedad norteamericana, menos
nosotros, sepan que hay detrás de todo ese mugrero que destapó el agente John
Dodson, de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por
sus siglas en inglés) en marzo de 2011, luego de que narcotraficantes mexicanos
dieron muerte al agente aduanal Brian Terry, en diciembre de 2010.
A casi dos años de
que se balconeó la operación, EU sacrificó algunos peones sobre el tablero,
pero protegió su caballo de batalla, el procurador Eric Holder, sin exponer a
la reina, Janet Napolitano, que como secretaria de Seguridad Nacional debe
conocer perfectamente el fondo del asunto. Y menos al rey, el presidente Barack
Obama.
Pero siguen saliendo
elementos que refuerzan lo que originalmente informó Dodson y que la prensa
norteamericana dejó pasar y que podría ayudar mucho a desentrañar el verdadero
motivo del tráfico de armas hacia México desde las mismas entrañas del Gobierno
de ese país: que los arsenales estaban destinados a fortalecer la capacidad de
fuego del cártel de Sinaloa.
El dato más reciente
es que un rifle AK-47, que formó parte de la operación, fue utilizado en el
enfrentamiento que se registró entre militares y miembros del cártel de
Sinaloa, en Mocorito, donde murió la miss María Susana Flores Gámez.
Esto lo dio a
conocer el miércoles el senador republicano Charles Grassley, quien está
solicitando al Departamento de Justicia mayor información sobre esta y otras
armas del operativo.
En el enfrentamiento
de Mocorito, no hay que olvidar, murieron al menos dos delincuentes, un hombre
inocente que quedó atrapado en medio del fuego y dos militares, uno en la zona
de batalla y el otro en un hospital.
Informaron las
agencias que el rastreo del AK-47, tipo WASR 10, se realizó porque el arma fue
comprada por Uriel Patiño, un sospechoso de Rápido y Furioso quien aparece en
la investigación del Senado por haber comprado 700 armas bajo la vigilancia de
ATF. De acuerdo con los mismos datos, esa arma recuperada en la balacera de
Mocorito fue comprada por Patiño el 16 de marzo del 2010 junto con otros nueve
fusiles semiautomáticos, en un mercado de armas conocidos como Gun Show, una
especie de tianguis de armas, pertrechos y municiones, a los que la gente acude
como si fuera a comprar tomates o ropa usada.
Han sido los
senadores republicanos los más esmerados en establecer, por obvias razones, qué
pasó realmente con el Operativo Rápido y Furioso y hasta qué nivel llegan las
culpas, pero han perdido la brújula, pues ellos mismos en un informe presentado
este año llegaron a la conclusión de que fue diseñado para ubicar la red de
distribución y la guarida de los principales capos del cártel de Sinaloa.
Pero la
justificación y alegato del Gobierno norteamericano ante las presiones
republicanas es hasta infantil, porque quienes usan esas armas son los sicarios
que componen los ejércitos criminales de los cárteles de la droga, como se
demostró con la muerte del agente Terry en la frontera con Arizona a manos de
por lo menos tres sinaloenses y con el asesinato del agente de Aduanas y
Migración Jaime Zapata, en febrero del 2011, en San Luis Potosí.
No estaba en el
interés de los Estados Unidos detener a los principales capos del cártel de
Sinaloa, pues ha tenido oportunidad de hacerlo y no ha querido. Y, por el
contrario, todo indica que la estrategia de los gringos es apoyar en todo lo
que se pueda a esta organización mientras se combate al resto.
No es casual que la
mayoría de las armas marcadas durante el operativo y recuperadas a partir de
diversos hechos delictivos, han pasado por las manos de los sicarios del cártel
de Sinaloa. La más reciente es la que empuñaron pistoleros de Joaquín Guzmán
contra elementos del Ejército mexicano en las refriegas de noviembre, en
Mocorito.
Es evidente que el
Gobierno norteamericano está favoreciendo al cártel de Sinaloa. ¿Por qué? Eso
es lo que Holder y Napolitano debieran explicar.
Bola y cadena
Y TAL VEZ LA EXPLICACIÓN no esté desligada del proceso que se le sigue a
Vicente Zambada Niebla en Chicago, “extrañamente” postergado una y otra vez.
Sentido contrario
DESPUÉS DE QUE EL CONGRESO estatal le regresó la iniciativa de presupuesto para
el 2013 por estar hecha con las patas, el gobierno que encabeza Mario López
Valdez debe estar tirando “cuetes” por lo que van a recibir de la
administración federal.
Humo negro
Y COMO NO HAY PLAZO QUE no se cumpla, espero matar “un panal de ocho puntas y un venado
con mucha miel”, como dijo Vicentito Douriet.
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