Alejandro Sicairos
“Sé corrupto, qué
importa, pero al menos hazle como el gato que entierra sus porquerías”, es lo
que dicen —“sin querer queriendo”—los alcaldes de los 18 municipios que salen
en defensa del gobernador Mario López Valdez en la coyuntura de sospecha que
afecta al mandatario por las evidentes irregularidades en el ejercicio de la
megadeuda por 2 mil 600 millones de pesos que en agosto de 2011 contrató, al
fin y al cabo que los sinaloenses pagan. Alguna situación muy poderosa hubo de
mediar para que los ediles metieran las manos a un fuego que tarde o temprano
los quemará.
De hecho los
presidentes municipales vienen a sumarse a una estrategia que pretende hacer de
Sinaloa un edén para la transa. Aquí cualquiera puede robar los recursos
públicos y son las dependencias de Gobierno las primeras en encubrir al ladrón,
al lanzarse a la yugular del que fiscaliza, investiga o denuncia. Una vez
institucionalizada la corrupción, le hacía falta a Malova el aval de los
alcaldes para allanarle el camino a los grandes fraudeadores.
El mismo
planteamiento ambiguo y temeroso que los gobernantes municipales utilizan en el
posicionamiento publicado el jueves 27 de diciembre delata cierto titubeo para
expresar su respaldo a López Valdez. ¿Qué quisieron decir? Lo que plantean es
un revoltijo de cosas obvias tales como: “los gobiernos municipales son la
primera instancia de atención a la ciudadanía”, “que las obras que se han
venido realizando a partir del crédito de 2 mil 600 millones de pesos que
contrajo el Gobierno Estatal son de vital importancia para las justas demandas
y expectativas de los sinaloenses” y que “queremos colaborar con la
transparencia que debe haber en la aplicación por parte de cualquier autoridad
de los recursos públicos”.
Precisiones
necesarias: 1. Se les paga para que sirvan a la sociedad. 2. Las obras deben
realizarlas, para eso es el dinero, pero sobre todo hacerlas en forma honesta.
3. La transparencia no es una colaboración; es una obligación que la ley les
exige. 4. Es su problema si quieren mostrarse como cómplices de malos manejos
que sí existen, son verificables y constituyen conducta delictiva.
¿Qué se esconde
detrás de ese enredoso discurso? A primera percepción pareciera que los
presidentes municipales están defendiendo una tajada de los tratos ilícitos que
se han hecho a raíz del supercrédito. O quizás alguna amenaza intervino sobre
ellos para que se sumergieran en una gigantesca cloaca de la cual el Consejo
Ciudadano para la Vigilancia y Transparencia en Sinaloa apenas ha exhibido
pequeñas salpicaduras. Una tercera hipótesis, la menos probable, es que los
alcaldes no firmaron el pronunciamiento y que este se haya fraguado en las
lúgubres oficinas del tercer piso de Palacio de Gobierno.
En lo que sí hay que
tomarles la palabra es en la invitación plasmada en el mismo posicionamiento
para que la ciudadanía del estado, “si así lo desean”, comprueben el avance en
los trabajos que se realizan en cada uno de los 18 municipios de la entidad.
Van algunas pistas: las carreteras se rehabilitaron en tramos menores a los
establecidos en la licitación pero las constructoras cobraron como si las
hubieran reparado de manera completa. Descaradamente se descalificó a empresas
que ofrecieron hacer más baratas las obras, para beneficiar a las que
aparecieron hasta en el lugar 20 por sus propuestas más caras. La calidad de
los materiales está muy por abajo, en algunos casos, a la especificada en las
convocatorias. Dependencias estatales como Administración y Finanzas, Obras
Públicas y Unidad de Transparencia se han negado a clarificar cómo utilizaron
alrededor de 228 millones que les fueron asignados con recursos del
megapréstamo.
Qué lamentable que
los alcaldes se decidieran a aceptar un día de campo dentro del albañal en vez
de efectuar un tour de auditoría por las obras que se realizan o hicieron en
sus municipios. En vez de ponerse al lado del Consejo Ciudadano que Malova creó
para que vigilara el ejercicio de los 2 mil 600 millones de pesos, acabaron
cerrando filas con un gobierno que en dos años ha abierto tantas cloacas que
hoy no sabe cómo taparlas todas a la vez.
Re-verso
Queda claro, su
excelencia,
que a tan valientes
heraldos,
les dio buenos
aguinaldos,
por avalar la
transparencia.
Dieciocho chimoltrufias
Si nos atenemos al
comportamiento solapador de los 18 alcaldes, de un momento a otro hay que
esperar que se pronuncien públicamente en apoyo al secretario de Salud, Ernesto
Echeverría Aispuro, declarando que esa entidad pública es la más transparente y
decente de la administración malovista. Por lo pronto, la observancia social no
debe quitarles la lupa de encima a estos acomedidos presidentes municipales,
porque luego así como hoy dicen una cosa, mañana salen con otra.
Eternamente Meché
Mujer de una sola
pieza, Mercedes Murillo de Esquer lo dice todo en una reflexión respecto al
desgobierno en Sinaloa que hace que los grupos criminales se inflen: “El
problema número uno es cuando empiezas a cantar victoria y bajas la guardia,
cuando empiezas a atacar a los medios de comunicación porque no quieres oír la
verdad”.
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