miércoles, 31 de octubre de 2012

¿QUIÉN MANDA EN AGUARUTO?


  

PENAL DE AGUARUTO. “Aquí todo tiene un precio… y robar es peor que matar”

A partir de que el pasado 24 de septiembre el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plascencia, reveló que el sistema penitenciario mexicano padecía una severa crisis en materia de gobierno, es decir, que son los presos los que tienen el control en la mayoría de las cárceles del país,
Ríodoce hurgó en el interior del Cecjude Culiacán, mejor conocido como el penal de Aguaruto… y la CNDH se quedó corta.

Ingresar al penal de Aguaruto es una historia aparte… pero nada que cien pesos no facilite.

Así empieza el relato compartido a Ríodoce un día de visita en el Centro de Ejecución de las Consecuencias Jurídicas del Delito de Culiacán.

Alejandro, como muchos, está preso por delitos contra la salud, y es a través de un familiar que comparte su experiencia dentro del penal, lo que ve, escucha, se cuenta y se padece.

De hecho su familiar, como otros, suele ingresar a la cárcel sin que sea día de visita. Algo que se supone prohibido.

“Aquí los jueves y domingos son los días de visita; sábados y martes las visitas conyugales, pero la verdad, aquí todos los días es la misma: entra gente a ver a los presos en el momento que quieren”, asegura el hermano de Alejandro.

—¿Y has podido notar eso que dice la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que hay autogobierno en la cárcel, es decir, que los presos son los que controlan ahí adentro?
—Uuuuy oiga, ¡fácil!… ellos mandan. Aquí no cuentan ni el director, mucho menos los custodios oiga.

Aguaruto, un diagnóstico  
Durante una década, la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha realizado el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP). El que se dio a conocer este año corresponde al 2011 y se basó en un muestreo de 100 centros carcelarios, los más poblados del país, incluyendo varoniles, femeniles y mixtos. Eso representa el 75.10 por ciento de la población total penitenciaria, es decir, 161 mil 823 internos.

Sinaloa al final obtuvo 6.14 de calificación, debajo de la media nacional, que fue de 6.41. En otras palabras, Sinaloa ocupa el lugar 21 de 32 en materia penitenciaria en México, pero a la vez logró alcanzar su mejor calificación del sexenio pues su promedio era de 3.61 del 2006 al 2010.

Los tres Cecjude del estado fueron supervisados, pero el de Culiacán resultó con los mayores problemas en general, pues según las calificaciones del DNSP 2011, el de Mazatlán obtuvo 6.53, el de Los Mochis 6.35 y Aguaruto 5.54.

En cuanto a las condiciones de gobernabilidad, la media nacional fue de 5.84 y Sinaloa también quedó abajo con 5.57. Con una capacidad de 2 mil 750 reos, pero con 2 mil 550 internos al momento de la supervisión, el Cecjude Culiacán obtuvo una calificación de 3.88, muy baja si se compara con los 6.71 de Mazatlán y los 5.88 de Los Mochis.

La CNDH revela, entre otras razones, que la falta de gobernabilidad en Aguaruto se debe a la deficiente normatividad que rige dentro del penal, a que no cuenta con un manual de procedimientos para el ingreso de reos, para el traslado de estos, para motines, para el uso de la fuerza, solicitar audiencia con autoridades, presentar quejas y la revisión de visitantes.

Pero además, el personal de seguridad y custodia es insuficiente y por tanto no solo se da el autogobierno, sino también el cogobierno, ya que el control de la seguridad, algunos servicios, actividades y visitas corren por cuenta de los internos.

El DNSP 2011 advierte también el registro de actividades ilícitas, lo que ha llevado incluso a la creación de zonas de privilegio.

Palabras más, palabras menos, según el diagnóstico, eso fue lo que la CNDH vio en Aguaruto… Y enterado de ello, Alejandro sostiene: “Se quedaron cortos”.

Todo tiene un precio  
“Siempre tienen visitas; olvídese de los días de visita, sean conyugales o no. Aquí siempre tienen visitas y es a cambio de dinero… con 100 pesos entras”, asegura el hermano de Alejandro.

Pero no es lo único que se cobra. Por ingresar comida o cualquier cosa, la tarifa también es de 100 pesos en promedio.

Tal como lo dice la CNDH, en Aguaruto hay zonas de privilegio, como el módulo 2, donde están los servidores públicos, maestros, gente de Gobierno que cae presa.

Cuando un detenido ingresa al penal, Las Ranas es a donde llega primero y de ahí lo mandan a un módulo.

“Si tienes miedo porque crees que te van a matar, o por lo que sea, y si tienes lana y pagas, te mandan al módulo 2. Ahí está bonito”.

Como ocurre en el exterior, en Aguaruto también hay territorios controlados por uno y otro bando del crimen organizado, y en ellos hay líderes que lo controlan todo… “gente pesada”. Por eso existe la zona del Golfo Pérsico, llamada simplemente del Golfo, pero también está el área de Los Patios, el módulo femenil y el módulo 22, que es donde están los Zetas.

Quienes controlan el penal controlan también el mercado interno de las drogas, pero además tienen el poder para imponer castigos y para ello está destinado el módulo 13. “Un castigo no es solo que te manden a ese módulo, incluye que te peguen una madriza”. Regularmente el lugar es frecuentado por los peleoneros.

“Cuando estaba la Guerra del Golfo Pérsico, que por eso se le puso ese nombre al área que comprende de los módulos 11 al 20, las cosas en el penal de Aguaruto estaban muy intensas, había mucha rivalidad y se mataban entre los distintos bandos. Por eso, uno de los pesados mandó construir una barda que divide la zona del Golfo del resto del penal”.

En el interior del penal, en los módulos, los patios y en cada una de las áreas, casi nunca hay guardias. No es necesario. Los mismos reos imponen sus reglas, y por lo tanto el orden corre por su cuenta y bajo sus métodos.

“De alguna manera todo se permite… hay cierta insubordinación porque los guardias se dejan sobornar ¡hasta por diez pesos!, y solo por dejarte hacer una llamada telefónica”.

Pero eso es ante los custodios. Ante el que manda, el pesado, la regla es no usar el celular arbitrariamente. Lo pueden hacer pero en sus celdas o en ciertas áreas.

—¿Pero que no se supone que hay antena para bloquear la señal?
—Tienen antena, pero siempre hay partes, la gran mayoría, donde sí hay señal para poder llamar.

De reglas y pesados  
No el director del penal, sino los “presos pesados”, son quienes imponen las reglas al interior. “Esto sí, esto no”, se dicta desde una celda y así se lo van informando a los recién ingresados.

Pedir un peso, que es muy común en todo el penal, menos en el módulo 2, está prohibido. Si eso llega a oídos del pesado, la celda de castigo es segura, con madriza incluida.

El pesado es quien impone a un presidente o delegado en cada módulo, no la dirección del penal. Y por tanto, toda la información de lo que ocurre le llega a él primero que a nadie.

—¿Y quién o quiénes son los pesados?
—Bueno, donde veas una bolita como de diez o más que siguen a uno… ese es un pesado.

Los guardias o custodios realmente están de adorno. Son los presos los que hacen la labor de vigilancia de cada una de sus áreas. Es sobrevivencia.

Con dinero baila el perro  
“Aquí realmente puedes tener todo lo que quieras, siempre y cuando pagues por eso”.

Incluso hay muchos paradores, que son gente de cuidado, dispuestos a echarse la culpa de cualquier agresión, robo, o asesinato, a cambio de 5 mil pesos.

La razón por la que hacen eso es debido a que ya acumulan hasta 100 o más años de cárcel y se han resignado a no salir en libertad. “Por eso se echan la bronca”.

Ante el libre mercado que impera en Aguaruto, las familias hacen un esfuerzo por darles dinero a sus presos, porque desde que se les asigna un módulo deben preocuparse por pagar a la semana 30 pesos para el que hace el aseo. Si por ese concepto se juntan mil pesos, 200 son para el del aseo y el resto para el pesado y para comprar utensilios de limpieza.

Para dormir en una cama (piedra) se debe hacer un pago único entre 3 y 6 mil pesos. Ya con eso se tiene un lugar para vivir. Pero a quien no paga le dan espacio en una carraca durmiendo en el piso.

Un abanico, que es indispensable por el calorón de Culiacán, cuesta 50 pesos a la semana. “Y si te ven la cara, te los cobran diario, y los pagas porque allá adentro el calor es peor, sofocante. Con un poco de dinero le pides a tu familia que te lleve un aire acondicionado y por eso tienes que pagar mil pesos solo para que ingrese a la carraca. Cobraban 750 pesos al mes por tenerlo, pero le bajaron y ahora cobran 500 pesos”.

Regularmente viven cuatro reos en una carraca, pero hay algunas donde viven seis. Quien tiene dinero se queda con una para él solo por la módica cantidad de 30 mil pesos como pago único.

Si se ingresa un refrigerador, se pagan también mil pesos y al mes 300 o 500 pesos. La televisión también paga para entrar y una mensualidad similar. Por cierto, la renta de un DVD sale a 50 pesos a la semana, y muchos tienen sus aparatos, aunque otros tantos tienen Sky.

El negocio del préstamo de dinero (la usura) es muy caro allí adentro. Por 100 pesos debes pagar 150 a la semana. Si no los tienes, debes pagar los 50 pesos y sigues con la deuda.

Sin que sea algo comprobado, Alejandro calcula que los pesados, que son los que controlan el mercado interno de las drogas, llegan a ganar hasta 10 mil pesos diarios.

Pero cualquiera puede tener su negocio, como abarrotes, aunque sale caro. Por ejemplo, un preso asegura que gana unos mil pesos diarios, pero debe pagar 6 mil al mes por tener su changarro.

Otro tienen vendimias: gorditas, burritos, birria, suchi, heladitos, donas, pan, tortillas de harina.

El de las tortillas de harina llega a vender hasta ocho kilos diarios, unas 400 tortillas, a peso cada una, solas o como burritos.

Diversión, pisto, mujeres…  
Aquí es un desfile diario de mujeres hermosas, morritas de prepa, sobre todo. Y cuando hay fiestas, que las hay a cada rato, no falta nada. “Y nada es nada: pisto, morras y drogas”. Lo necesario para amanecerse, sin problemas de horario.

Tan solo para ingresar una charola de cerveza, ya con los filtros de seguridad pagados, se habla de mil pesos. Es decir, al reo le cuesta, ya en sus manos, 250 pesos un six pac.

Pero además, quienes celebran a lo grande piden que les preparen un borreguito y dependiendo de las cantidades, pagan lo que sea por darse el gusto.

También se divierten con las peleas de gallos, que las quitaron recientemente, pero se reanudan porque “ayudan” al relax de los presos.

No robarás… y cosas peores  
“La verdad aquí hay muchas armas cortas… ¡A lo menso! Lo que no se ve son armas largas. Es por eso que los custodios les tienen miedo a los presos y terminan haciéndole más caso a los pesados que al propio director. “¿Y qué les queda a los pobres?, ¡se los chingan!”.

Una verdad de peso que se tiene clara en el interior del penal, es que cuenta más la orden del pesado que la del director. Si el director ordena un castigo, por ejemplo, y el pesado dice que no… es no.

“La verdad oiga, en el caso del pesado que manda aquí, las cosas no son tan malas, es buena gente, genera empleos, le paga a unos como jardineros; él puso jardín y le tiene aire acondicionado a la biblioteca… otros empleados son los que manejan los gallos de pelea, sus escoltas y los del aseo”.

Eso sí, robar dentro del penal es el peor error que se pueda cometer… incluso peor que matar o vender droga. “Por robar casi te matan y además te vas directo al área de castigo”.

Eso ha llevado a que el pesado ordene el retiro de beneficios por buena conducta a un reo, por esa u otra causa, y ni el juez competente puede hacer nada para evitarlo.

Todo está pactado. “¿Qué puede hacer el director en turno? ¡Nada! Es igual que los custodios, no pueden oponerse a nada porque les puede ir mal”. Aunque claro, eso nunca se va a reconocer.

Tampoco lo vio la CNDH  
Es mucho y muy grave lo que sucede en el interior de Aguaruto, como en otras penitenciarías del país, según lo visto y documentado por la CNDH en su Diagnóstico 2011.

Por ejemplo, el pase de lista, al que no se debe faltar, por lo que sea, porque significa castigo, fácil se puede burlar con un pago.

Cuando hay operativos federales “sorpresa”, en lo que los agentes pasan los filtros que hay para llegar a los módulos, los pesados y toda su gente ya se enteraron de lo que se trata. Tienen todo controlado.

Aquí a pocos les interesa que los jueves y domingo sean días de visita de 9:00 a 10:00 y de 16:00 a 17:00 horas. Y tampoco que las visitas conyugales sean los sábados y martes. Todos los días son días de visita.

Vistas así las cosas, la CNDH tiene razón al concluir que la delincuencia organizada controla las cárceles y también es puntual cuando asegura que del 50 por ciento el autogobierno pasó al 60 por ciento.

Así pues, vivir en un espacio de cinco por cinco metros, no es tan complicado si se tiene dinero dentro de un penal como Aguaruto, donde todo tiene un precio.


Calificaciones de penales de Sinaloa

—3.75, en personal de seguridad y custodia.
—0, en suficiencia del personal de seguridad y custodia.
—5.43, en el ejercicio de funciones de autoridad por parte de los servidores públicos del centro (autogobierno/cogobierno).
—1.51, en el control de seguridad.
—4.65, en ausencia de actividades ilícitas.
—4.5, en ausencia de privilegios.
—1.3, en ausencia de objetos y sustancias prohibidas.
—9.47, en ausencia de prostitución.
—3.33, en ausencia de internos que ejercen violencia o control sobre el resto de la población.
—9.32, en ausencia de cobros.

FUENTE: DNSP 2011 de la CNDH.

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