A.
Rebolledo/F. Méndez
Puerto Palomas,
Municipio de Ascensión— Aunque todavía hay tapias y restos de la actividad
económica de la década pasada, aquí la violencia y las ejecuciones de la delincuencia
organizada han quedado atrás.
Es un hecho el
repunte de este poblado fronterizo con Nuevo México, donde hace tres años sus
habitantes se redujeron de 9 mil a 5 mil, y para subsistir los negocios sólo
vendían refrescos y agua en la fila del cruce internacional con Columbus, Nuevo
México.
Faltan aún cientos
de empleos para quienes paulatinamente retornan a sus predios.
Puerto Palomas,
municipio de Ascensión— Sin embargo, la vida nocturna de los fines de semana es
el puntal económico y el principal atractivo para cientos de jóvenes que se
trasladan desde Deming y Columbus, Nuevo México, para divertirse e ingerir
bebidas embriagantes, lo que no pueden hacer en Estados Unidos por la
restricción de edad.
Entre jueves y
domingo una horda de estadunidenses invaden las calles del poblado y sus más de
12 antros y cervecerías.
El presidente
seccional, Miguel Ángel Chacón Cervantes, advierte que incluso en la comunidad
de Las Chepas, el punto de mayor cruce de migrantes en el norte del estado
hasta antes de su destrucción en el 2006, ha resurgido la actividad agrícola
luego de la perforación de un pozo para uso doméstico. Lo mismo sucede en
Guadalupe Victoria, el bastión agrícola de la zona junto a la carretera.
Con la oleada de
violencia en esta región del noroeste del estado, la trata de migrantes y su
cruce hacia Nuevo México se redujo por brechas y poblaciones cercanas. Ya no es
una de las actividades económicas predominantes.
“Los índices
delictivos han bajado desde hace un año y medio que se registraron las últimas
ejecuciones. Registramos riñas, pleitos familiares e infracciones de tránsito
como lo más frecuente, y casi no se reportan robos”, explicó el funcionario.
Chacón Cervantes
refirió que la baja en la delincuencia ha incrementado el tiempo de cruce por
esta aduana hacia Estados Unidos.
Hace tres años las
filas no superaban la media hora de espera. Ahora, los fines de semana, la
línea puede alcanzar los límites del poblado y su tiempo de espera es hasta de
dos horas.
Esto permite que el
comercio aproveche el flujo para ofrecer su productos, y que los restaurantes
de nueva cuenta abran sus puertas a los turistas.
El otro atractivo
para los viajeros procedentes de Ascensión, Nuevo Casas Grandes y Janos es la
carretera de acceso que fue ampliada hace un año y medio.
En la zona fueron
rehabilitadas las dos comandancias de la policía municipal de Ascensión. Una en
el crucero de la carretera Juárez-Nuevo Casas Grandes, y la segunda en el
interior del poblado.
Entre ambas se
cuenta una veintena de agentes.
No obstante la
recuperación en materia de seguridad “nos faltan fuentes de empleo para los
casi 3 mil habitantes que han retornado, y para la población flotante que ya
retomó la confianza para invertir en negocios nuevos y remozados”, concluyó.
(El Diario/ A.
Rebolledo y F. Méndez/ Enviados | 2013-08-05 | 23:32)
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