Los viajes son necesarios para obtener recursos, afirma Santillán
Guillermo Santillán, presidente municipal de
Mulegé, realiza cada gestión de su gobierno personalmente, aunque le
cueste el reproche de empresarios y sociedad civil
Inés García Ramos
Los ciudadanos de Mulegé reclaman el abandono de su
presidente municipal, pero para Guillermo Santillán, su lugar no es en
el Ayuntamiento “sentado, recibiendo gente”, sino ir a los lugares
necesarios para gestionar recursos para su municipio.
“El primer día como alcalde, fui a La Paz para hablar
con el gobernador de nuestros problemas de recursos, he sido un
presidente gestor y, si tengo que seguir haciéndolo, voy a seguir
saliendo, porque así las cosas las hago yo mismo, y estoy enterado de
todo”, afirmó en entrevista con ZETA.
Ese día, Santillán acudió a la capital sudcaliforniana
para presentar un proyecto de recuperación municipal de la Zona Federal
Marítimo Terrestre (ZOFEMAT). Más tarde, acudirá a una segunda reunión y
de ahí a Loreto para un encuentro con legisladores.
“De lo que menos tengo ganas es de pasearme, pero yo soy
quien representa al Ayuntamiento y destrabo los recursos, eso no lo
puedo hacer por teléfono y sin que me conozcan”.
El también empresario prefiere las gestiones personales y
no a través de sus funcionarios, “si yo soy el que firma”, manifestó
enérgico.
La evidencia de su trabajo, por ejemplo, es la obra
pública en Santa Rosalía. Inlograble, a su decir, si permaneciera en el
poblado, saludando y platicando con la gente. “El recurso y las
soluciones para Mulegé están fuera y no dentro”, añadió.
Deudas y más deudas
Al igual que sus homólogos, el alcalde transita entre
deudas, arrastradas de administraciones anteriores que suman 720
millones de pesos. Con ZOFEMAT, por ejemplo, existe un adeudo de 5
millones de pesos y 7 millones adicionales por recargos y
actualizaciones. Un esquema impagable, afirma, porque cada mes la cifra
aumenta.
La solicitud consiste en la condonación de los recargos y
actualizaciones por 7 millones de pesos. El primer edil pide recibir la
administración de la zona -como en un pasado la tenían- para del
recurso obtenido, abonar un 30 por ciento a los 5 millones de pesos
restantes de adeudo.
Entre los planes para la zona costera, está la
utilización del malecón construido recientemente y su mantenimiento. Son
400 kilómetros de zona federal, de los cuales podrían recaudar -de
acuerdo a estadísticas de años anteriores- 5 millones de pesos.
Si el Comité sesiona a favor de la propuesta, entonces
Guillermo Santillán tendría que viajar a la Ciudad de México para tratar
el tema directamente con la directora general de ZOFEMAT.
Así, un viaje más se añadiría a la lista de los
realizados por el alcalde de Mulegé. Ya perdió la cuenta de los que ha
realizado, y la frecuencia, explica, no depende de él, sino de lo que
las autoridades estatales y federales le indiquen.
Entre sus mayores deudas, y por ende, castigos
federales, está el Programa Hábitat. Los recursos obtenidos en 2011 no
fueron ejercidos para las actividades requeridas. Una de las primeras
acciones del alcalde fue subsanar la deuda.
Cubrimos los adeudos de 2008 a 2011, alrededor de un
millón 100 mil pesos de los tres ejercicios anteriores. El recurso
obtenido a través de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) fue de
un millón 500 mil pesos; prácticamente, Mulegé solamente obtuvo 400 mil
pesos de ganancia, pero muy útiles.
De esa forma, se compró uno de los dos camiones
recolectores de basura modelo 2013 que hoy operan en el municipio
frontera con Baja California.
Otro acuerdo fue el realizado con la Comisión Federal de
Electricidad (CFE). La deuda de la administración anterior llegó a los
29 millones de pesos. Con el gobierno estatal como aval, Ayuntamiento se
comprometió a pagar en tiempo y forma el consumo actual; la misma
cantidad pagada se considerará para liquidar lo anterior.
Así, cuando el actual Ayuntamiento llegue a los 29
millones de pesos, la deuda histórica quedará subsanada. El promedio de
consumo anual es de 2 millones de pesos, por lo que el alcalde espera
que en poco más de un año, la CFE y Mulegé empiecen una cuenta desde
cero.
Guillermo Santillán pensó que su llegada a la
administración municipal sería diferente. Imaginaba un municipio con
recursos suficientes, con la única tarea de administrarlos. “Es
lamentable, no hay recursos federales ni estatales de las delegaciones.
No te dan nuevo acceso hasta que pagues ese rezago, y es por una mala
administración anterior”, opina.
Este año, Mulegé recibió por primera ocasión recursos
del Subsidio para la Seguridad en los Municipios (SUBSEMUN), 12 millones
500 mil pesos. La primera entrega fue por 4 millones de pesos para
realizar un diagnóstico de seguridad, plan de acción, programas de
prevención y adquisición de patrullas.
Los programas, asegura, están enfocados a la atención de
jóvenes, principalmente enfocados a detener las extorsiones
telefónicas. Los vehículos por adquirir son seis patrullas tipo pick-up, un
automóvil y una motocicleta. “El resto del recurso (7 millones 500 mil
pesos) lo aplicaremos respecto al Plan de Acción y el diagnóstico”,
complementó Santillán.
También refirió que de esa forma, se atiende la zona sur
del municipio, mientras que la parte norte – Guerrero Negro, Pacífico
Norte, Vizcaíno y San Ignacio – se trabajará a partir del fideicomiso
del Estado. El objetivo es tener en cada una de las comunidades, un
vehículo nuevo para asegurar vigilancia permanente.
Son cuatro quincenas las que el alcalde debe a empleados
compensados y funcionarios de confianza. Cuando recibió el municipio,
debía pagar 17 millones de pesos de nóminas atrasadas.
Con un presupuesto anual de 217 millones de pesos, el 87
por ciento se destina al pago de la nómina de mil 482 empleados
municipales (5.5 millones de pesos quincenales).
De acuerdo a los análisis solicitados, el Ayuntamiento
de Mulegé funcionaría eficientemente con 600 trabajadores, casi la mitad
de los contratados.
Sin recursos suficientes -Santillán calcula 70 millones
de pesos- para liquidar a los trabajadores “que yo contraté, pero ahí
están”, dice a tono de broma que lo único que puede hacer es llorar:
“La
Federación no va a dar (los recursos), el Estado tampoco tiene y
nosotros seguimos batallando con el sistema económico que nos dejó la
pasada administración”.
Por el momento, Guillermo Santillán prefiere enfocar su
atención a la tramitación de un crédito para modernizar los sistemas y
bases de datos de Catastro, el Registro Público y Obras Públicas. Sería a
través de Banobras y por 30 millones de pesos.
La necesidad de hacerlo, insiste, “jamás se han
digitalizado o sistematizado las áreas del Ayuntamiento”. Ejemplificó
que hay 17 mil cuentas registradas en Catastro, pero estudios
independientes le indican la existencia de hasta 45 mil.
Actualmente, todos los registros están en libros
municipales. Los cobros no se han actualizado y tampoco existe una
cultura de acercamiento por parte de los ciudadanos. “Deberíamos, como
municipio, tener otras preocupaciones o acciones de gobierno que no
fueran tan básicas, pero así estamos”.
Con áreas recaudatorias eficientes, el primer edil
confía en generar mayores recursos para el municipio, así como resolver
los problemas de tenencia de la tierra. A pesar de que no revisara las
cuentas anteriores, porque prefiere actualizar el sistema y comenzar una
nueva base de datos, tiene conocimiento de irregularidades en el cobro
del Impuesto Predial.
Otro cambio en los sistemas municipales fue el ajuste
del cobro de agua, medida que, asegura el presidente municipal de
Mulegé, le ganó la desaprobación y malestar de sus gobernados,
especialmente de los comerciantes.
Habló, por citar un caso, de un hotel que consumía 600
pipas de agua al mes, pagando 800 pesos de agua. Desde que se instaló el
medidor, el recibo a pagar alcanza los 35 mil pesos. “Son parámetros
que establecimos, de acuerdo a los costos de distribución, pero no los
han atendido”, sostuvo el alcalde.
Del Consejo Ciudadano de Guerrero Negro, que ha
publicado desplegados en diarios estatales para denunciar el abandono
del presidente municipal, éste se defiende: “Los he atendido y platicado
con ellos alrededor de diez veces, pero su descontento surgió de la
adecuación a las tarifas del agua”.
Agregó que el servicio estaba subvalorado en las
administraciones anteriores, los índices de consumo al mes se mantenían
igual, y esto recayó en deudas de millones de pesos para el municipio.
De los acuerdos surgidos, se estableció el parámetro de
18 metros cúbicos como cuota mínima de consumo. El cobro es de 185 pesos
para uso doméstico y alrededor de 200 pesos para los comercios.
El servicio de agua potable alcanza al 90% de la
población municipal. Se está trabajando en la colocación de tres mil
medidores, adquiridos por la administración anterior.
Parte de los esfuerzos están encaminados en crear
conciencia del consumo de agua. En viviendas se consumen hasta 45 metros
cúbicos de agua, mientras que en poblaciones como La Laguna y San
Francisco de la Sierra, hay más de tres mil habitantes que requieren de
pozos para conseguir agua.
“A mí no me importa que me paguen el recibo por alto que
sea, sino que aprendan a medir su consumo”, advirtió. En Vizcaíno, uno
de los seis poblados sin acceso a agua potable, se trabajará en una obra
de 5 millones de pesos para instalar una red de distribución para 250
familias.
Las comunidades en la zona norte del municipio son las
más carentes de servicios. El munícipe lo sabe, pero reconoce que los
esfuerzos se han quedado cortos. “Estamos trabajando con el Estado de
Oaxaca, directamente con su gobernador, Gabino Cué, para atender a la
población oaxaqueña”, compartió Santillán, quien una vez más, hizo
referencia a Vizcaíno, zona mayormente agrícola, y sobre los avances
para la atención de las necesidades como alumbrado público y mejores
accesos, reconoció no haber “logrado nada con ellos”.
Pero presume los 2 millones de pesos destinados a
programas culturales en 2012, también los 9.2 millones para el impulso
al deporte. Están también los 2 millones de pesos recibidos del Fondo de
Pavimentación y Espacios Deportivos para Municipios (FOPAM), y los 10
millones que recibirán este 2013.
De igual forma, calificó como rumores las acusaciones
del recurso no utilizado y obtenido a través de la exportadora de sal:
“Los presidentes municipales anteriores recibieron ese beneficio, pero
el año en que fui elegido (2011), la Dirección General de la empresa
decidió ya no repartir utilidades ni dividendos para Mulegé”.
De los 11 millones de pesos que recibían los anteriores
ayuntamientos, Guillermo Santillán dice no recibir ni un peso. Pero ese
tema lo tiene tranquilo, pues presume que la deuda de su municipio
apenas rebasa los 7 millones de pesos, un mínimo en comparación con los
120 millones de sus antecesores.
Optimista, el funcionario comparte sus planes por
fortalecer a Mulegé: “Queremos hacer a Santa Rosalía, Pueblo Mágico, ya
nos presentamos en la Embajada de Francia, en la Ciudad de México, con
un proyecto de rescate arquitectónico”.
“¿Será entonces un viaje más que realice?”, se cuestionó a Guillermo Santillán, para concluir:
“Regresaré cuando requieran que vaya, pero todo eso, tengo yo que hacerlo y generarlo, no hay de otra”.
(SEMANARIO ZETA/ junio 5, 2013 / Ines Garcia Ramos)
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