Ejidatarios atraviesan por crisis económica y de
desatención oficial
Sergio Haro/ Semanario Zeta
La controversia por
el cobro de acceso atrajo los reflectores de una comunidad cada vez más
marginada, olvidada, donde se aglutinan una docena de ejidos y más de 300
ejidatarios en una región de gran potencial –que incluye un rebosante manto
acuífero–, pero donde el apoyo gubernamental para infraestructura y créditos ha
sido nulo, aunque ahora la comunidad reclama atención de las autoridades de
todos los niveles
La Laguna Salada es
una de las zonas más emblemáticas de Mexicali, pero a la vez una de las más
marginadas, olvidadas.
En esas tierras se
recuerda el concierto Luciano Pavarotti, Sin Fronteras, hace una década en el
marco del centenario de Mexicali; además la memoria liga a esa depresión
arenosa con la muerte en el verano del 1996, de catorce soldados que hacían
prácticas de sobrevivencia y que murieron deshidratados en esta región, la más
baja del país –cinco metros bajo el nivel del mar– ubicada frente al Cerro del
Centinela, entre la Sierra Cucapá y la de Juárez, a un costado de la carretera
que une a Tijuana con Mexicali. Hay incluso quienes aseguran que se trata de
una zona de avistamiento de ovnis.
Pero pocos saben que
en esa parte se ubican una docena de ejidos –con más de 300 ejidatarios–, que
sus pozos acumulan aguas de primera calidad y que han sembrado aceitunas,
dátiles, nopales. Aparte hay atractivos naturales famosos internacionalmente,
como el Cañón de Guadalupe con albercas y aguas termales.
Pero la región
atraviesa una severa crisis: sin rutas de acceso, ni apoyos, ni infraestructura
básica, lo que ha llevado a que la mayoría de los ejidatarios emigren hacia
Mexicali y quienes se han quedado insistan en la necesidad de revitalizar esa
importante zona.
Apenas hace unos
días hizo crisis el problema de los ejidatarios con los dueños de los terrenos
pegados a la carretera –en pleno acceso de Pavarotti– por el cobro a quienes
pretenden entrar por esa vía, lo cual consideran una irregularidad, aparte que
inhibe el tránsito de potenciales visitantes a esa marginada zona.
Otra queja es la
evidente desatención de políticos y gobernantes, ejemplifican con el caso del
“diputado Topete”, quien llegó al Congreso por el distrito VI –que incluye a la
Salada– y que nunca los recibió en el edificio del legislativo.
Ahora Elí Topete es
el candidato del PRI a la Alcaldía y según Julio Favela, del Comité de
Vigilancia del Ejido Tigres del Desierto, “debería de regresar todo el dinero
que ganó como diputado”, por no haber hecho nada a favor de la comunidad.
COBRO POR INGRESAR A CASA
Según Julio Favela,
ese camino natural de acceso a la Laguna
Salada ha sido utilizado de manera histórica, por años, para bajar el ganado y
cruzarlo hacia el norte, hasta el tren que llegaba hasta Yuma vía Westmorland y
también con destino a San Francisco y Los Ángeles por el norte, pero “esa
señora privatizó ahí”, dice en alusión a
la señora Amparo Flores Mendoza, la viuda de Celestino Salcedo Monteón
–ex dirigente nacional de la Confederación Nacional Campesina, fallecido en el
2004–; quien desde hace varios años se ha encargado de cobrar cien pesos por la
entrada a la Salada en función de que es propietaria del lote donde el
ayuntamiento construyó el acceso a la Laguna para el concierto de Pavarotti en
octubre del 2003.
“Han sido puras
influencias”, asegura Favela en el caso de la zona generadora de conflictos y
donde les han negado el “derecho a paso” a ejidatarios, familiares y
visitantes.
Muestra una serie de
documentos, como una carta enviada al Gobernador del Estado –fechada en marzo
del 2011– donde denuncian la irregular situación por el cobro que incluye hasta
a los visitantes del Cañón de Guadalupe. Favela asegura que existen cerca de
300 ejidatarios y que en un momento dado hasta escuela tuvo esa zona, en
tiempos en que se sembraba trigo, alfalfa y uva.
“Hoy esa gente está
muy quebrada, no tiene ni manera de ir, pero el Delegado no quiere que se haga
barullo”, expone el ejidatario del Tigres del Desierto. “Ese señor nunca se
paró, no conoce la Salada ese Topete, para llegar a él teníamos que pasar por
dos secretarias y a la hora de la hora ya se había ido”, refiere en alusión al
ahora precandidato del PRI a la alcaldía de Mexicali.
Apenas la semana
pasada peritos independientes realizaron una serie de mediciones en el acceso a
la Salada precisamente para delimitar la posesión de los terrenos, sobre todo
en la entrada, pero hasta el momento no hay resultados de esos estudios.
“La principal
petición es el libre acceso a los dos caminos viejos”, dice Favela sobre la
entrada “Pavarotti” y la aledaña –por donde llegan para las carreras– donde ya
implementaron con cobro permanente. Este último peaje lo hace un señor de
nombre Carlos Gálvez, quien según Favela es “el barrendero ahí en la CNC”.
ZONA DE COBRO
Daniel Romero
Romero, titular de la Delegación Progreso, explicó que hace un par de semanas
acudieron a esa instancia ejidatarios de Luchadores del Desierto, quienes le
plantearon la inquietud, ya que se venía Semana Santa y la afluencia de
visitantes se vería disminuida de seguir con los cobros de acceso implementados
por la dueña del terreno de la entrada, Amparo Flores Mendoza.
“Ella tiene la
posesión del acceso Pavarotti, ese acceso se lo arregló Jaime Díaz”. Refiere el
representante del Ayuntamiento en esa Delegación Municipal en relación al
pavimento instalado en esa zona y el cobro de 100 pesos por cruzar por ahí.
“Ella dice que es su posesión y que de eso se mantiene”, explica el Delegado.
Pero a un lado hay
un acceso rústico y el dueño ha manifestado su disposición para abrirlo, aunque
hay discusión sobre la propiedad de esa parte que también reclama la viuda de
Celestino Salcedo. Y una entrada más, la del oeste, donde el que cobra es
Gálvez.
Por todo eso el
ayuntamiento tuvo que intervenir para realizar un deslinde con personal de
Administración urbana, el cual hasta el momento no se ha concluido. Romero
parece cauto en cuanto al cobro implementado por la señora Amparo y la
legalidad de éste, dice que desde la delegación municipal se ha enfatizado en
cuanto a la exención para los ejidatarios de la zona que deben cruzar por ahí y
asegura que se ha hecho el compromiso para que se cobre solo a visitantes y
turistas.
De los proyectos
para la zona, Romero explica que el año pasado se buscó el apoyo federal para
proyectos productivos, acudiendo ejidatarios que pretendían sembrar palma y
nopaleras, pero “lamentablemente no prosperaron esas solicitudes”. Dice que la
delegación fungió como ventanilla única y de ahí se turnaban los proyectos a la
Coordinación de Delegaciones para a su vez enviarlas a las dependencias federales,
pero no hubo respuesta.
“Han estado
abandonados”, asume Romero Romero en relación a la precaria situación de todos
esos ejidatarios, quienes se quejan hasta del desplazamiento del acceso a los
pozos de agua. El delegado municipal sostiene que se ha comprometido con los
ejidatarios para implementar un acceso a la Laguna –con maquinaria del
ayuntamiento– para que tengan una entrada digna y sin costo.
La otra parte sería
seguir con la promoción para poder concretar algunos proyectos productivos.
Sustentable
“Se trata de
sectores primarios de la economía que han quedado marginados por las políticas
neoliberales”, asume Guadalupe Acuña, miembro del Consejo para el Desarrollo
Económico y Sustentable de la Salada (Codessal) y quien también se ha
involucrado en apoyo a las comunidades pesqueras de San Felipe y El Golfo y a
la zona de La Rumorosa.
Acuña comenta que
–en el caso de la Laguna Salada– se trata de una cuenca hidrológica que cuenta
con un acuífero cerrado y que según los últimos estudios, tiene 16 millones de
metros cúbicos de agua. Refiere que esa zona en los ochentas estaba
desarrollando proyectos productivos exitosos –uva, pasa, hortalizas– con un
sistema propio de extracción de agua.
“Se desmontó el
sistema institucional que existía, el sistema de financiamiento a través de
Banrural, toda esa asesoría técnica se desmontó, todo igual que en otras regiones”, dice en
relación a la implementación de las políticas neoliberales por el régimen de Carlos
Salinas de Gortari.
Menciona otro ejemplo:
la carretera que lleva hasta el Cañón de Guadalupe a la que se le dejó de dar
mantenimiento. “Aquí hay un fenómeno en Baja California que está afectando
mucho las zonas rurales, las tiene postradas en el atraso ya que en la entidad
desaparecieron las Juntas Local de Caminos”, dice en relación a que aquí nadie
se encarga de los caminos rurales.
La opción supletoria
fue la Promotora Estatal –que ahora hace de todo y de nada, afirma– y en zonas
como Tecate esa instancia es inexistente, igual en Ensenada y los ayuntamientos
no pueden entrarle al tema porque financieramente todos están quebrados.
Para Acuña, de
resolverse el problema de acceso –con caminos en buen estado– se resuelve en
buena parte el problema de los ejidatarios de la Laguna Salada. “Lo que
necesita es un programa de reordenamiento que establezca claramente cuáles son
las dotaciones, los usos del suelo, los accesos, los caminos principales y
secundarios”. Asegura el promotor, por eso considera que hace falta un programa
de gran visión.
Comenta que entre
los planes municipales ya se ha considerado a La Salada como una región, al
incluirla por el Comité de Desarrollo Económico de Mexicali. “La propuesta que
hay es que la Salada sea desarrollada con una visión sustentable”, considera
Acuña, quien enfatiza que el reto principal en estos momentos es proteger el
acuífero, aunque actualmente no hay programas para el aprovechamiento de esa
agua. Como es una zona muy marginada, las autoridades le han sacado la vuelta”,
sintetiza Acuña Álvarez.
ABANDONADOS
Para el dirigente de
la CNC en Mexicali, Francisco Porras, la situación de la Laguna Salada es de
completo abandono. “Tenemos más de 40 años olvidados y no vemos ninguna mano de
ningún tipo de gobierno”, asume el dirigente, quien es miembro del Comisariado
Ejidal de esa zona, ahí en el Ejido Francisco Villa.
Dice que han
solicitado un acceso adecuado ante la Secretaría de Comunicaciones y
Trasportes, en el Estado, en el Municipio, pero hasta la fecha no ha habido
respuesta. “Somos doce ejidos, somos mexicanos y nosotros nos sentimos
marginados”, asume el dirigente quien calcula en cerca de 300 los ejidatarios.
“Es una de las zonas vírgenes, que no se ha explotado, estamos sentados en un
manto acuífero muy rico en agua, pero curiosamente la Conagua nos ha cancelado
la concesión de los pozos”, comenta en relación a los procedimientos
burocráticos de la dependencia federal.
“Vemos que el
presidente de la república está haciendo pronunciamientos de la cruzada contra
el hambre y habla de proteger la soberanía alimentaria del país, pero
sinceramente no vemos que haya esa voluntad de parte de los gobiernos”, afirma
el dirigente cenecista, quien asegura que ahí en la Salada hay plantíos de
olivo, de tomate, de dátiles, de nopales y de ajo.
Pero comenta que han
sentido el trato diferenciado –con los productores de olivo por ejemplo– ya que
el resto delos ejidatarios ni siquiera tiene acceso a un apoyo para un sistema
de riego tecnificado. “Hasta ahorita no hemos tenido ninguna respuesta”,
sintetiza el dirigente.
Dice además que ha
habido propuestas de organismos internacionales –como el Banco Mundial y la
ONU– con proyectos para la Salada, pero no han podido acceder a ese apoyo
porque no tienen la “certidumbre legal del agua”. “El año pasado tuvimos un
acercamiento con una empresa hawaiana que le quería invertir 15 millones de
dólares, pero no tuvimos el eco con las dependencias”, asegura el dirigente
agrario.
(SEMANARIO ZETA/ Sergio Haro /Abril 15, 2013)
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