Su pensamiento binario es
consistente con su díada austeridad y corrupción. Pero ya hubo quien argumentó
sólidamente contra la moral que impulsa la austeridad, que atenta contra el
crecimiento. No sólo desarrolló una línea de pensamiento crítica, sino detalló
las consecuencias desfavorables de su imposición. Esa persona no era un
neoliberal, como descalifica López Obrador a todo aquél que difiera de sus
creencias, sino alguien en quien suele inspirarse, John Maynard Keynes, quien
renunció a su papel como representante del Tesoro británico durante la
Conferencia de Paz en París, por los términos que se estaban imponiendo sobre
Alemania, finalmente concretados en el Tratado de Versalles, al término de la
Primera Guerra Mundial.
El recuerdo de Keynes fue
abordado en el contexto de una conversación global sobre la austeridad impuesta
como solución de desarrollo y crecimiento, por el Premio Nobel de Economía
Amartya Sen, que también está lejos de las categorías neoliberales de López
Obrador, en un discurso en el Festival Charleston en Firle, en el Reino Unido,
el 23 de mayo pasado, que la revista New Statesman publicó en una versión
editada en su último número. Sen recordó que los pagos impuestos a Alemania
fueron liquidados en 2010, 81 años después de firmado el Tratado de Versalles,
y provocar el colapso de la República de Weimer, y el nacimiento y surgimiento
de Adolfo Hitler y del nazismo.
Sen describió las
consecuencias que generó la equivocada lectura de las tesis de Keynes en su
libro Las Consecuencias Económicas de la Paz, que han llevado a la aplicación
de políticas que él mismo criticó. En Grecia, acota Sen, “la gran retórica
sobre la necesidad de imponer la austeridad para remover lo moral y económicamente
impropio” en ese país, congeló el crecimiento y mantiene la crisis que se vive
desde hace una década. “Aquellas consecuencias desfavorables que temía Keynes,
venían de la severa y a su juicio irrazonable imposición de la austeridad, son
relevanters hoy, con una geografía alterada del disciplinario moral, y el
errante que debe ser disciplinado”, agregó Sen.
La crítica de Keynes al
Tratado de Versalles hablaba de que “enfrentaban una Europa ineficiente,
desempleada y desorganizada”, que estaba “desgarrada por el conflicto interno y
el odio internacional, peleándose, hambrienta, depredadora y mentirosa”. Sen
dice que esos problemas son visibles actualmente en Europa, y sugiere que
países como Brasil, China, Corea, México y Singapur, podrían aprender de sus lecciones
históricas. No se mete en la peculiaridad de los detalles de cada una de esas
naciones, donde más allá del rumbo que están tomando, salvo México, todas
cohabitan y desarrollan estrategias en el mundo global.
Un punto de inflexión fue la
crisis global de 2008-2009, resultado del fracaso de las instituciones
financieras privadas, que vigorizó la demanda de restablecer mecanismos
regulatorios. Sen recordó que la pérdida de confianza en el sector privado fue
detenida por la intervención del Estado, mediante estímulos a la economía
pagados con deuda pública. Poco después regresaron las exigencias de
disminuirla, con líderes políticos aterrorizando a sus pueblos que si no lo
hacían, sus economías podría colapsar. La reunión del G-20 en 2009 revivió la idea
de la austeridad como forma de revitalizar las economías. “Todos aquellos
interesados en la historia -advierte Sen-, podrían ver fácilmente en ello un
recordatorio de los días de la Gran Depresión de los 30’s, donde cortar el
gasto público parecía una solución en lugar de un problema”.
Esta experiencia, subraya, es
de donde Keynes hizo su principal contribución en La Teoría Genera del Empleo,
el Interés y el Dinero, que plantea que la demanda es importante como un
determinante de la actividad económica, y que la expansión, en lugar de
recortar el gasto público, hace un mejor trabajo para expandir el empleo y la
actividad económica. “La austeridad podría hacer poco”, afirma Sen, “ya que una
reducción del gasto público agrega a la insuficiencia del ingreso privado y las
demandas del mercado, llevando a poner más personas en el desempleo”. Todo
esto, aclara Sen, requiere no sólo la teoría de Keynes, sino sentido común.
El caso mexicano es peculiar
entre las economías emergentes. López Obrador no piensa global sino local. Ve
la historia intrafronteras, nunca por fuera de ellas. Es neoliberal en finanzas
públicas, pero sueña con programas sociales keynesianos. La austeridad la ve
como imperativo moral, no como solución económica, lo que lleva a distorsiones
en su aplicación. Quiere crecimiento, pero toma decisiones que lo entorpecen.
Quiere empleo, pero produce desempleo. El presidente necesita quien le explique
a Keynes o le traduzcan el ensayo de Sen. Ya tomará la decisión que quiera,
pero que nunca diga que nadie se lo advirtió.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa
(EJE CENTRAL/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/24 DE MAYO DE 2019)
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