martes, 2 de junio de 2015

LAS TRES VERSIONES DEL CRIMEN


A nueve días del asesinato del policía Alberto Jáuregui, ejecutado en medio de una jornada sangrienta entre bandas de narcotraficantes, el motivo e identidad del homicida continúan sin aclararse. Y el trabajo de sus compañeros para buscar al culpable, obstaculizó el camino de la investigación, en lugar de allanarlo

La actuación de la Policía Municipal en los minutos siguientes al asesinato del agente Juan Alberto Jáuregui Ruvalcaba a las 5:30 am del miércoles 20 de mayo en Tijuana, se puso en entredicho cuando el presunto homicida fue liberado. En la investigación posterior, ZETA encontró tres versiones de los hechos, y muchas inconsistencias:

* Una escena del crimen manipulada.

* Un casco de motocicleta fuera de lugar.

* Manchas de sangre incongruentes con la escena.

* Una víctima -el policía- que parece haber sido hincada y ejecutada.

* Un presunto responsable que resultó negativo a la prueba de Rodizonato de Sodio.

* Un presunto responsable que primero confiesa y después denuncia tortura.

* Testigos que dan una versión a la Policía Municipal y otra al Ministerio Público.

Como resultado de este entorno de manipulación en la escena y en el caso, el asesino del oficial de la Municipal, goza de libertad.

Jáuregui fue abatido a balazos frente a su casa en el fraccionamiento Mariano Matamoros. Minutos después trascendió que había un testigo que vio al atacante huir.

La misma mañana, en un acto público, el secretario de Seguridad Pública Municipal, Alejandro Lares, confirmó el deceso y agregó: “Acciones realizadas en combate a los criminales le trajeron esta lamentable consecuencia. Como en todos los casos, (Jáuregui) será honrado y su familia recibirá todo el apoyo. Ya tenemos una pista que estamos explorando en este hecho”.

Al día siguiente, la misma Secretaría envió un boletín: “Casi 12  horas después de haber sido victimado el oficial de policía Juan Gualberto Jáuregui Rubalcaba fue detenido el presunto responsable de este crimen” y refieren la captura de Hugo Alfonso Hernández Flores, de 21 años.

Incluso informaron cómo fue la aprehensión:

“Circulando por las calles Ignacio Allende lateral con Tlatelolco en el Fraccionamiento Mariano Matamoros distrito La Presa  se localizó a Hernández Flores quien arrojó al suelo basura y fue interceptado, en la revisión precautoria le fue localizado un frasco de plástico color blanco con 15 envoltorios de cristal”.

Y aseguraron en el comunicado:

“En la entrevista preventiva con el involucrado él reconoció de viva voz que ese mismo día alrededor de las 5 de la mañana había asesinado a una persona y llevó a los oficiales al sitio donde cometió el crimen y los llevó también al lugar donde había ocultado el arma homicida”.

LA VERSIÓN EN EL MINISTERIO PÚBLICO

Sin embargo, la presentación de Hugo Alfonso Hernández Flores ante el Ministerio Público fue por narcomenudeo, no por homicidio.

Junto a él entraron en la agencias del Ministerio Público varios jóvenes con características físicas similares a las del presunto responsable; también detenidos en el Mariano Matamoros.

Mientras Hernández esperaba ser procesado por narcomenudeo, los agentes de Homicidios se acercaron él. Era la tarde noche del día del asesinato y lucía intoxicado. Les dijo a los agentes que la noche previa al homicidio había consumido cuatro globitos de cristal, un Rivotril y un cigarrillo de marihuana. También que él había matado al policía.

Y les explicó cómo:

Que le llegó por la espalda al oficial cuando sacaba una moto y le disparó en la nuca, que una mujer “güerita, llenita” lo había contratado por 10 mil dólares, que la noche previa al asesinato se vio con ella y con un hombre güero calvo y comieron en una taquería de la zona. Ahí le dieron la pistola.
Los agentes ministeriales percibieron dos cosas: que el detenido estaba intoxicado y que el relato no tenía consistencia con la escena del crimen. No había ninguna moto y, si al oficial le hubieran disparado por la espalda, el cuerpo habría caído de frente y fue encontrado de cara al cielo, como si lo hubieran hincado y luego disparado. Además, el peritaje determinaba que recibió el balazo de arriba hacia abajo, de frente hacía atrás. No por la nuca.

Aparte, el presunto asesino había salido negativo a la prueba de Rodizonato de Sodio, que mide la presencia de pólvora en sus manos. Otra: sus huellas no fueron localizadas en el arma utilizada en el crimen.

Los ministeriales fueron a interrogar a la taquería donde Hernández dijo reunirse con la mujer y el hombre que le dieron el arma, mientras policías municipales confirmaron la presencia de “El Pelé” -apodo del presunto- la noche previa. Pero ni el dueño ni el ayudante del taquero recordaron haber visto a Alfonso Hernández, a quien conocen por ser “un adicto que se la lleva en el parque”.

Al final y después de interrogatorios donde cayó en contradicciones, Hernández rompió en llanto y dijo que no lo hizo. Que no mató al policía. Que lo torturaron los municipales y le indicaron qué decir.

El 25 de mayo, dos días después de haber liberado a Hernández, en la Procuraduría informaron:

“El Ministerio Público agotó el término de las 48 horas, y en este lapso, después de realizar diversas diligencias, no encontró suficientes elementos de prueba para ejercitar acción penal por el homicidio del agente policíaco”. La averiguación previa por la muerte sigue abierta.

Las líneas de investigación son personal y laboral.

En las investigaciones iniciales, tanto en la Municipal como en la Ministerial, concluyeron que el agente asesinado era un hombre violento, dentro y fuera del trabajo.

El Ministerio Público de Narcomenudeo sí consignó a Hernández Flores “por el delito de posesión de metanfetaminas con fines de venta ante el Juzgado Séptimo de lo Penal, y éste otorgó la libertad al acusado, “al considerar que fue ilegal la detención”. Se trató del juez Rodolfo Lira Pedrín.

Pare entonces, además de asegurar que lo habían detenido en casa de su novia, a las ocho de la mañana y no en la calle a la hora que pusieron los Policías Municipales en el parte, el aprehendido aseguró que en la etapa intermedia del “paseo que le dieron por la ciudad los policías”, lo llevaron las oficinas de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal en Zona Río para tomarle fotografía, huellas;  ahí también le habían mostrado y “puesto” las 15 dosis de cristal.

Su abogado, Gabriel Celestino Hernández, recordó que lo estaba esperando, y detrás de él salieron otros 15 muchachos parecidos, que los habían detenido en la misma colonia en el mismo operativo.

LA VERSIÓN DE HERNÁNDEZ

Hugo Alfonso Hernández Flores quedó en libertad la noche del 23 de mayo, y minutos después, su abogado, quien lo acompañó en la última parte del proceso, lo presentó en rueda de prensa. Denunciaron la tortura e informaron que pondrían una denuncia ante el Ministerio Público, otra en la Procuraduría de los Derechos Humanos y una más en Sindicatura.

El domingo 24 de mayo, Hernández y su abogado se presentaron en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) para denunciar a los torturadores. Su versión de los hechos:

Estaba dormido a las ocho de la mañana cuando entraron los agentes Pablo Quiroz Hernández, Julio César Oliva Rangel y otros ocho de la Policía Municipal. Que fue Quiroz quien lo esposó, lo cacheteó y le dijo: “Ya chingaste a tu madre porque tú eres el culpable de haber matado al policía”. Insiste el liberado que lo negó, pero igual lo sacaron y lo arrojaron del segundo piso; el agente que estaba abajo lo dejó caer.

Que mientras lo avientan e insultan, en la caja de un pick-up lo llevan a la calle Zempoala y le muestran su foto e insisten en que mató a Jáuregui. Después lo llevaron a la casa del agente muerto y le dicen que ahí lo habían matado.

En su vista en ZETA amplió: “Había mucha gente y nadie me señaló”, y su novia aseguró que fue testigo de la forma y la hora en que lo sacaron, adicionó que antes de llevárselo, otros agentes habían estado en la casa, “buscando a tres muchachos que vieron huir” atravesando su casa.

En la denuncia, Hernández afirma que después lo llevaron a la delegación La Presa, pero no lo presentaron con el juez Martín Armenta, y por una hora, todo policía municipal que pasaba, le daba un puñetazo en el estómago.

Luego lo trasladaron a las oficinas de la Municipal en Zona Río, donde estuvieron media hora, lo ficharon, le pusieron la droga. De ahí, dijo, llegaron a Homicidios Dolosos en la Central Camionera y escuchó por radio que ordenaron a los oficiales lo llevaran a la calle Teotihuacanos porque habían encontrado el arma. Al llegar le ordenaron que se quitara el zapato deportivo para compararlo con una huella “y dicen que no coincide”, afirmó el inculpado.

Es en ese punto de la denuncia, refiere que Quiroz le pone una bolsa de plástico en la cabeza, Oliva lo aprieta del cuello y los otros ocho le empiezan a golpear en el estómago  y después de un rato de negarlo, terminó por aceptar: “Voy a decir lo que ustedes digan”.
Cuando ZETA le preguntó si alguien había visto que lo estaban torturando en vía pública en la calle Teotihuacanos, añadió algo que no mencionó en la denuncia, que lo metieron en la parte de atrás del pick-up con doble cabina, con vidrio polarizados y de afuera no se veía. Ahí lo golpearon.

La versión que manifiesta le impusieron los policías, fue que la esposa de Jáuregui lo mandó matar, “te contrató para matarlo, tú traías el arma, la escondiste atrás de un tambo después de usarla”.

Enseguida lo regresaron a la delegación la Presa, donde Quiroz y Olivas sacaron una chicharra y le dieron toques eléctricos y más puñetazos.

La versión de Hernández fue respaldada por su familia. Su hermana expuso que alrededor de las seis de la mañana, un grupo de policías arribó a la casa materna y pidieron permiso para entrar porque les habían denunciado que un hombre vestido de negro había huido brincando a la vivienda. Entraron, revisaron y le preguntaron a la señora si tenía un hijo, cómo se llamaba, cómo era y si tenía una foto. Cuando la mujer se las mostró, “se la arrebataron y se fueron”.

LAS LESIONES

Tras presentar la denuncia por tortura, abuso de autoridad, entre otros delitos, en el expediente se integraron dos constancias médicas.

De exploración indica: “Costra hemática seca en el dorso de la mano derecha en la muñeca, herida contuso cortante superficial en región del primer metacarpo cara dorsal de la mano derecha, contusiones en parrilla costal a ambos lados de la línea medida, una lesión dérmica tipo (ilegible) de menos de un centímetro de costra hemática seca en abdomen región flanco derecho, rodilla izquierda con edema moderado y limitación de los arcos de movilidad, así como dolor a la palpación, restos de exploración”, se refiere sin huellas de lesiones.

La radiografía agrega: “Edema de tejidos blando en región paravertebral a ambos lados de la líneas media columna lumbar, tórax, óseos sin lesiones, una fractura completa no desplazada en epífisis proximal del peroné izquierdo, como edema de tejido blando”.

Y finaliza indicando que son heridas que no ponen en peligro la vida, no ameritan hospitalización y sanan en menos de 15 días.    

LA VERSIÓN DE LA MUNICIPAL

La novia del liberado declaró que en la última y tercera búsqueda en su casa, los policías municipales llegaron preguntando por “Pelé”- ella lo conoce como “El Moreno”-, apodo que según la hermana de Hernández, solo ella le dice. También dejaron en ZETA un video donde se ve cómo entraron a su casa sin orden de cateo, y cómo cerraron calles.
La versión de la Policía Municipal expone que hubo un testigo, un vecino de la zona. Alejandro Lares Valladares, secretario de Seguridad, respondió a esta reportera.

— ¿Cómo llega la Policía a determinar que el presunto responsable es este hombre?

“Mediante la versión de un testigo que menciona que vio que salió corriendo el sujeto”. No dice que lo mató.

— ¿Específicamente ese sujeto?

“Coincidió con el apodo, porque era una persona que conocían de la colonia”.

— ¿A qué horas? Hernández dice que lo detuvieron a una hora diferente a la del parte policiaco.

“No se marca en el parte las horas, no se consta de un cronograma, en el parte se plasma la hora en que fue remitido ante el Ministerio Público de Narcomenudeo por constar que en su persona contaba con ciertas dosis de cristal. Obviamente existen algunos detalles en los cuales a veces sí se nos ha prolongado la presentación de los presuntos responsables por cuestiones técnicas de la elaboración del parte, de la certificación médica”.

— Él refiere que lo golpearon…

“Consta en la turnación, todo presunto responsable es evaluado, la propia Procuraduría lo certificó haciendo mención que no existe ninguna lesión de su cuerpo. Me baso en los documentos, y el certificado dice al momento de la certificación, ‘sin lesiones médico legales que clasifiquen’. En el parte se envió un video y se puede observar que deambula sin problemas”.

— ¿Cómo llegan a él? Mencionan que se detuvo a varios parecidos…

“Obviamente en un operativo de esta magnitud, se interviene a las personas que coinciden con las características, se entrevistan en campo y se remiten para que determine la presunta responsabilidad del sujeto. Este muchacho coincidía con las características, una de las pautas que nos da coincidencia, es una huella que se encontró aledaña a la zona donde se encontró el arma de fuego y que coincide con el tipo de zapato que traía el presunto responsable”.

Lares mostró fotos a ZETA, a simple vista, con una regla para establecer medidas había coincidencia aparente, pero el área de Periciales de la PGJE no hizo pruebas. 

— ¿Cómo encontraron el arma?

“Se informó por radio que un testigo la localizó y se acordonó el área para Periciales. La PGJE informó que el arma sí había resultado positiva en los hechos después”.

— ¿Estos testigos declararon ante la PGJE?

“Eso sí desconozco, el parte menciona que ve al presunto responsable correr de la escena, y lo describe como una persona de tez morena la cual se quitaba una prenda y la arrojaba a la calle, apelando a la fuga pie tierra”.

— ¿En qué momento empezó hablar del homicidio, lo hace porque sí?

“Son entrevistas que se hacen en campo, los oficiales preguntan información, se le preguntó, ya que coincidía con las características, y es cuando arroja esa información. Tengo entendido que hace un recorrido con los elementos, y les explica dónde se escondió, cómo se levantó y qué hizo después de cometer el asesinato, por dónde corre y dónde se trata de esconder”.

De las inconsistencias, ZETA pregunta con relación a la primera versión, que indica que el oficial salía de su casa en moto, que no estaba en la escena, y del presunto disparo por la espalda. Lares justifica: “No hay moto, pero sí aparecía un casco de motocicleta color negro a un metro del oficial, y sí llama la atención que esté un casco en el exterior y no su moto. No te puedo dar una trayectoria del disparo, pero la Unidad Especializada en Investigación Criminal (UEIC), y los primeros indicios, indican que el impacto es de atrás hacia enfrente, aunque la postura del cuerpo no es acorde.

“Además, nos llama una cosa la atención, que él iba saliendo con su chamarra cerrada, pero lo encontramos con la chamarra abierta, y en la parte de la placa se nota una mancha de tierra seca, desconozco qué pericial podría arrojar. También hay una gotas de sangre que no coinciden con la caída del oficial”.

Oficiales municipales que estuvieron en la escena del crimen, dijeron a este Semanario que fue evidente que antes de que llegaran, la escena del crimen había sido manipulada.

— Hay tres denuncias en Sindicatura, Procuraduría de los Derechos Humanos y en la Procuraduría del Estado, ¿ya habló con sus agentes de este tema?

“Hasta el momento no; he tenido un acercamiento con el jefe de distrito, en donde se les ha comentado, y reitero, en la Policía Municipal y tu servidor no vamos a tolerar actos de tortura, debemos velar por la garantías de los individuos, incluidos los presuntos responsables.

“Invito, y qué bueno que acudieron a las instancias correspondientes a interponer su denuncia, sí voy a ser muy respetuoso del procedimiento de esta instancia vayan a realizar, y en el momento cuando se nos requiera la participación de estos elementos, claro que estaremos a favor y en competitividad de resolver y aclarar esta situación.
“Y debo ser franco, si son responsables los elementos, que se les juzgue como debe ser, obviamente no vamos a tolerar este tipo de actos, pero también ser claros que el policía tiene derecho de réplica, porque también son importantes las versiones que ellos puedan describir de los hechos en que participaron”.

LOS TEMORES DEL ABOGADO

En representación de Hernández, el abogado Gabriel Celestino señaló que están preocupados porque a pesar de que su cliente obtuvo la libertad porque el Ministerio Público determinó ausencia de elementos y detención ilegal, la SSPM sigue “terca” en que es el responsable.

Se les preguntó qué querían, y Celestino respondió: 

“No es qué es lo que queremos, es que los policías, principalmente los de Seguridad Pública, cometieron una arbitrariedad al haberlo incriminado ante los medios de comunicación, y el haberlo desprestigiado como el homicida que le dio muerte al policía Humberto Jáuregui.

“Por eso, en este caso vamos a dar hasta las últimas consecuencias, cuáles son, darle seguimiento a las denuncias, que los policías sean suspendidos de inmediato, por parte de la Sindicatura, por parte de la Procuraduría. Estamos solicitando que sean arraigados, y de PDH que se tomen medidas cautelares, porque la vida del joven está en peligro de muerte, así como el abogado que ha hecho todo público”.

— ¿Los han amenazado?

“No, pero en mi domicilio han estado patrullando, pasan carros con placas que dice ‘Policía’”
.
— ¿Y a ustedes?, se pregunta a la familia.

“No, pero si ya se hizo público eso de que mi hermano es el asesino, no queremos estar con tanto miedo”.


MATAN A INTEGRANTE DEL CAF


Según sus parientes, poco antes de las seis de la tarde del sábado 23 de mayo, Benjamín Gutiérrez Quiroz “El Quecho”, hermano de Melvin Gutiérrez Quiroz, líder del Cártel Arellano Félix, llegó a la casa familiar en los edificios del Infonavit Zona del Río Tijuana y les dijo que se tenía que ir.

Empacó ropa, un arma larga y salió. Estaba parado a un lado de su auto, dispuesto a subir la maleta cuando dos hombres llegaron en un vehículo compacto blanco y lo balearon. Nueve casquillos calibre 9 milímetros quedaron en la escena. Huyeron.

Nadie pudo reportar el rumbo de los agresores, a pesar de que un motociclista de la Policía Municipal estaba en la zona.

Al llegar los oficiales encontraron entre las ropas del fallecido una credencial federal para votar y una licencia de conducir, ambas otorgadas en Baja California,  a nombre de Ramiro Castañeda Aguilar.

Primero una mujer intentó engañar a los agentes con la falsa identidad, pero después llegó otra familiar del occiso, quien lo identificó con su nombre verdadero; también  reconoció que “andaba mal”, que tenía ligas con criminales y pidieron el cuerpo para incinerarlo.

 (SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/Rosario Mosso Castro /  02 de Junio del 2015 a las 12:30:12)






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