Todo
empezó en 2005. El 12 de septiembre, para ser exactos, cuando Alejandro Medina,
hermano del gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, constituyó River States,
una pequeña empresa en San Antonio, con un capital de 10 mil dólares, en una
casa humilde en el 101 de la calle Sunflower.
En
2006 y 2007, surgieron otras cuatro, HMAM LP –las siglas de Humberto Medina
Ainslie, el padre de Rodrigo y Alejandro-, Mesa Investments, LLC, Two Creeks
78, LTD., y TC78, LLC. (“T” de Two y “C” de Creeks), en otras direcciones de
oficinas austeras.
Para
entonces, Rodrigo Medina era un político al alza que en 2007 era secretario
general de Gobierno en la administración de Natividad González Parás, y su
familia iba construyendo un imperio inmobiliario a la par de su carrera.
El
3 de noviembre de 2009, escaso un mes después de que Rodrigo Medina asumió la
Gubernatura, el pequeño negocio que había arrancado años antes cambió de
escala.
Ese
día, Alejandro Medina presentó una solicitud de cambio de dominio en la
Secretaría de Estado de Texas, para consolidar las cuatro empresas existentes y
ampliar la propiedad a otras cuatro más.
Documentos
del Gobierno texano muestran cómo el primer socio estadunidense de los Medina
desapareció, y surgió uno nuevo, George Cisneros, hermano del primer gobernador
de origen hispano en San Antonio, Henry Cisneros, que años después fue
secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano en el gobierno del presidente Bill
Clinton.
Para
cuando Medina empezaba su gobierno, el grupo de empresas había crecido a nueve,
con cuatro nuevas: HMAM Management GP, LLC, Investement de MF Group LP, Post
River Sundance Ranch, LTD, y Dos Countries Management GP, LLC. En la
actualidad, en el epílogo de su administración, había cuatro más, Factsa, LLC,
Northlake Holdings, LLC, registrada por Alejandro Medina en las Islas Caimán, y
dos que sumó Cisneros al grupo, The State at Huntress Lane LP, y Huntress Lane
Development, LLC.
Durante
los años de poder de Medina en Nuevo León, las empresas familiares ampliaron
sus operaciones inmobiliarias. El escándalo del imperio de los Medina en bienes
raíces fue detonado en plena campaña electoral en Nuevo León por Aldo Facsi,
exlíder del PRI en Monterrey y ex subprocurador en el gobierno de González
Parás.
Dos
semanas antes de las elecciones, dio a conocer la estructura de las empresas de
los Medina, y la forma como el hermano de gobernador, Alejandro, creó un
holding en las Islas Caimán, un paraíso fiscal en el Caribe, Northlake
Holdings, LLC, y su padre otro, Mesa Investments, donde incorporaron entre
noviembre de 2007 y diciembre de 2013, varias de las compañías familiares.
Facsi
no acusó a la familia Medina de corrupción, pero sugirió abiertamente el lavado
de dinero al formular una pregunta: ¿de dónde salieron los mil millones de
pesos que tienen en sus negocios inmobiliarios en dos países?
De
acuerdo con sus estimaciones, la familia Medina tiene propiedades en San Pedro
Garza García, municipio conurbado de Monterrey, con un valor comercial estimado
en 228 millones y medio de pesos; el valor de las de San Antonio lo calcula en
682 millones de pesos, conservadoramente.
Poseen ejidos en Nuevo León por 35 millones de
pesos, y propiedades menores que se suman a la cifra multimillonaria. Conforme
a documentos del gobierno texano, son dueñosde cuando menos 110 propiedades en
la zona metropolitana de San Antonio.
Las
operaciones inmobiliarias de los Medina levantaron la sospecha en México y
Estados Unidos por la ingeniería financiera que se utilizó para que el imperio
fuera creciendo, pero se acentuó el interés cuando apareció un nombre conocido
por las autoridades que los colocó sobre la pista de la familia del gobernador,
Álvaro Briceño, un abogado que es representante legal en varias de las empresas
registradas en el Departamento de Estado de Texas.
Alejandro
Medina y él, comparten la misma dirección de oficina en San Antonio. El nombre
de Briceño ha sido vinculado por el FBI a la investigación contra Javier
Villarreal, acusado de lavado de dinero cuando fue tesorero en Coahuila durante
el gobierno de Humberto Moreira en Coahuila.
Villarreal,
quien se declaró culpable en noviembre pasado, realizó varios depósitos a
cuentas de Briceño, según las pesquisas preliminares. Esta conexión es lo que
hizo que el FBI volteara a ver a los Medina e iniciara una investigación sobre
sus negocios inmobiliarios.
Varias
pistas se han ido siguiendo a lo largo de los últimos meses, pero aún no se
concluye el caso antes de ser enviado a un juez federal. Los Medina, en
cualquier caso, ya no pasaron desapercibidos.
Cuando
menos en Estados Unidos. En México, hasta ahora, no se ha abierto una vía legal
pública que empiece a responder las preguntas abiertas:
¿de
dónde salieron los recursos para adquirir las propiedades? ¿Existe relación
directa entre el ascenso al poder de Rodrigo Medina con el boom inmobiliario de
su padre y su hermano? ¿Pagaron impuestos sobre sus ingresos?
Cuando
comenzaron a salir las acusaciones en la prensa que sugerían corrupción, el
gobernador Medina dijo que pasadas las elecciones aclararía todas las
imputaciones y demostraría su inocencia. Hasta ahora, su reacción ha sido
limitada y en los medios de comunicación afines a él. Medina sigue debiendo esa
explicación; las autoridades mexicanas, la investigación.
(ZOCALO/
COLUMNA ESTRICTAENTE PERSONAL DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 23 DE JUNIO 2015)
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