lunes, 2 de febrero de 2015

LOS DUARTE, GOBERNADORES CUESTIONADOS


Los mandatarios priistas de Chihuahua y Veracruz ponen a su partido cuesta abajo a unos meses del proceso electoral por sus criticadas actuaciones. Al chihuahuense César Horacio Duarte Jáquez, se le investiga por enriquecimiento ilícito y desvío de recursos públicos; mientras que el veracruzano Javier Duarte de Ochoa es considerado el principal enemigo de la libertad de expresión, al sumar once periodistas asesinados durante su administración

Aseguran los antiguos que en la política como en la vida, cualquier parecido es mera coincidencia. Y vaya casualidad de los gobernadores de Chihuahua y Veracruz, que además de apellidarse Duarte, haber emanado de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y ser de los gobernantes con mayor número de votos en la historia de sus entidades, también son de los más cuestionados y señalados por posibles actos de corrupción.

Entre esas coincidencias de los mandatarios, César Horacio Duarte Jáquez, el chihuahuense, y Javier Duarte de Ochoa, el veracruzano, están el gusto por los viajes internacionales a costa del erario público, una buena cantidad de sus familiares directos o políticos en cargos públicos y nóminas, así como señalamientos de posible enriquecimiento ilícito.

La actuación gubernamental y las circunstancias del mandato de los Duarte colocan al PRI en una complicada situación, en un año en que las elecciones están a la vuelta de la esquina, pues la coyuntura política a nivel nacional tampoco le es favorable por casos como los de Ayotzinapa o Tlatlaya. Tanto en Veracruz como en Chihuahua hay descontento social, y los habitantes lo han externado en diversas oportunidades.

Así como las coincidencias son varias entre los gobernadores de apellido Duarte, las diferencias también son muchas. Al chihuahuense se le vincula más con los grandes negocios en su favor, le han disminuido un poco los índices delictivos en su entidad; mientras que el veracruzano no ha podido contener la violencia en su territorio y, por el contrario, se ha convertido en la tumba de al menos 11 periodistas e incontables narcofosas.

EL DE CHIHUAHUA EN EL “OJO DEL HURACÁN”

César Horacio Duarte Jáquez tiene en su contra una denuncia penal interpuesta ante la Procuraduría General de la República (PGR) para que se le investigue por enriquecimiento ilícito y desvío de recursos públicos hacia el Banco Progreso de Chihuahua, del cual -se conoció a finales del año pasado- es el accionista mayor. Le acusan de inyectar 65 millones de pesos a la institución crediticia, cantidad que difícilmente pudo ganar con su salario de funcionario público.

Los opositores políticos de César Duarte, entre ellos el senador panista Javier Corral, aseguran que mientras Chihuahua está más endeudado -duplicó la deuda de 13 mil millones a 26 mil millones de pesos-, el gobernador ha incrementado inexplicablemente su patrimonio hasta convertirse en un nuevo rico en esa entidad. Presuntamente Duarte Jáquez adquirió recientemente hoteles, ranchos, varios inmuebles y las acciones de la referida institución bancaria.

Durante la comparecencia del mandatario estatal ante el Senado de la República, el 22 de enero de 2015, para tratar las reformas en materia penal en los estados, salió el tema del enriquecimiento ilícito. César Horacio se defendió acusando al legislador Corral de atacarlo e intentar desestabilizar su gobierno porque dos de los hermanos -de este último- han estado relacionados con el narcotráfico, así como en un fraude financiero en Estados Unidos.

Durante los últimos días, a partir del 25 de enero, se han registrado diversas manifestaciones y protestas en contra del gobernador de Chihuahua, entre éstas, la Caravana Movimiento Chihuahuense, Unión Ciudadana, en la que participaron más de 800 automotores recorriendo calles de la capital del estado norteño para concluir frente a Palacio de Gobierno.

EL DE VERACRUZ, EN MEDIO DE LA VIOLENCIA

El tocayo de apellido de César, el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, tampoco la está pasando bien, pues su figura, además de repudiada por un sector de la población, es blanco de contra campañas por parte de sus rivales políticos, quienes han criticado la violencia y embate del narcotráfico, la represión a la libertad de expresión y la opacidad del gasto en publicidad gubernamental.

Mientras que César, el gobernador de Chihuahua, ha viajado a China, Canadá, Estados Unidos, Corea y Japón; Javier -el veracruzano- ha recorrido diferentes ciudades de los Estados Unidos, Brasil, y visitó al Papa Francisco en el Vaticano. También se le adjudica la incorporación de la parentela propia y de su esposa Karime Macías en importantes cargos públicos.

A un año de arribar a la gubernatura, Javier Duarte no solo no logró disminuir los índices delictivos como lo prometió en campaña, sino que fue testigo de uno de los crímenes múltiples que más han horrorizado a los veracruzanos, cuando el 20 de septiembre de 2011 fueron abandonados 35 cadáveres mutilados en Boca del Río, en un hecho que no se ha aclarado ministerialmente.

En Veracruz, entre diciembre de 2013 y junio de 2014, se localizaron más de 50 cadáveres en por lo menos 14 fosas clandestinas, tanto en la zona pesquera de Alvarado, como en la cuenca del Río Papaloapan. Presuntamente las ejecuciones sumarias son producto del enfrentamiento entre bandas delictivas de la región.

Mientras que Duarte de Ochoa propagaba que el problema de la inseguridad es de percepción y “se resuelve portándose bien, nada más”, el 26 de mayo de ese año, familiares de su esposa fueron atracados en su residencia en Coatzacoalcos. El gobernador respondió con un operativo para reforzar la seguridad del municipio con 535 elementos, entre elementos federales, estatales y militares.

Durante la administración de Duarte, que inició en 2010, once periodistas han sido asesinados, dos se encuentran desaparecidos y las amenazas o agresiones a casas editoriales están a la orden del día. Pese a lo anterior, vergonzosamente en abril de 2013 una agrupación de medios de comunicación le otorgó un premio como “protector de periodistas” y “defensor de la libertad de expresión”.

ATENTADO A EL HERALDO DE CÓRDOBA

El homicidio más reciente es el del activista y reportero Moisés Sánchez Cerezo, levantado el 2 de enero en el municipio de Medellín de Bravo y localizado sin vida el pasado día 24. En el crimen participaron policías municipales, presuntamente por órdenes del alcalde de Medellín, Omar Cruz Reyes.

Apenas ayer jueves 29 de enero, durante la madrugada ocurrió un atentado con bombas incendiarias en contra del periódico El Heraldo de Córdoba sin que se registraran víctimas humanas, y se tiene el dato de que -tres días antes- reporteros del medio de información El Buen Tono también recibieron amenazas.


(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ Luis Carlos Sáinz Martínez/02 de Febrero del 2015 a las 12:00:00)

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