lunes, 15 de julio de 2013

MATA A SU PADRE CON ARMA DE VIDEOJUEGO

Palma de Mallorca, España.- Andreu Coll Tur, de 18 años, fabricó un palo con clavos como el que utilizan en uno de sus videojuegos favoritos, “Dead Rising 2”, para matar a su padre a sangre fría. Lo hizo junto a su amigo Franciso Abas, de 20, a quién conoció por Internet jugando a otro famoso juego violento, el “Call of Duty”. Los dos jóvenes asestaron a Andreu Coll Bennássar, de 57 años, hasta 40 golpes con la mencionada arma y lo remató su propio hijo estampando una bocina musical en la cabeza de su progenitor.

El crimen, ocurrido el pasado 30 de junio en su residencia del pueblo mallorquín de Alaró, es uno de los más sangrientos que se recuerdan en la isla. El cadáver de la víctima, acaudalado empresario de máquinas recreativas, fue hallado en el interior de un Land Rover abandonado en otro municipio, el de Bunyola.

INSULTOS Y HUMILLACIONES

El hijo del fallecido confesó ante el juez el pasado viernes, tras ser detenido el miércoles después de acudir al funeral de su padre, que hacía dos meses que había fabricado un palo con clavos en uno de los extremos imitando el arma que se utiliza en el videojuego “Dead Rising 2”, que consiste en matar zombis golpeándolos en la cabeza con una objeto similar, informó el “Diario de Mallorca”.

Tras una noche en los calabozos y una visita al lugar del crimen, la resistencia de Andreu Coll hijo acabó por quebrarse. El joven de 19 años confesó ante la Guardia Civil que asesinó a su padre, con quien compartía nombre y apellido, en un arrebato de cólera alimentado por años de “presión psicológica” y “humillaciones constantes”.

En medio de lágrimas y declarando su total arrepentimiento, explicó que el empresario de Alaró le había estado sometiendo a un acoso permanente repleto de insultos y de vejaciones psicológicas que, según sus propias declaraciones, desembocaron en el estallido de furia que la noche del sábado 30 de junio lo llevó a matarlo a golpes.

El hijo de Coll, cuyo abogado es Laureano Arquero, relató a sus interrogadores que la presión a la que era sometido no se limitaba a su vida en el hogar, sino que de hecho se acentuaba en la oficina en la que trabajaba con su padre.

Andreu y su amigo Fran, al que definía como “hermano”, utilizaron ese palo, un martillo, un jarrón y una bocina para matar a la víctima. El artilugio que fabricó Andreu para matar a su padre, según relató él mismo en su confesión ante el juez, tenía tres clavos por la derecha y uno por la izquierda y cada púa medía unos 10 centímetros de longitud.

TOTAL SANGRE FRÍA

“Mi padre me decía que si me quedaba a vivir con él lo tendría todo, tendría una buena vida”, relató Andreu, el único hijo de los tres que tenía el fallecido que vivía con él. El resto de los hermanos vive con la madre en Santa Ponça, otra localidad mallorquina, y el propio Andreu contó que aunque se lleva mejor con su madre decidió irse a vivir con su progenitor porque “tenía dinero”. Precisamente, pocas semanas antes, la víctima, cuya fortuna asciende a casi 100 millones de dólares, cambió su testamento y puso a su hijo detenido como único beneficiario.

“Tras acabar con mi padre, pensé que Francisco y yo viviríamos mejor, que se acabarían las vejaciones”, confesó al juez mientras contaba las humillaciones que sufría por parte de la víctima, “sobre todo en el trabajo”.

“Le quitamos el Rolex y los anillos para que pareciera un robo”, confesaron ante el juez. También contaron que después del asesinato los dos se ducharon y metieron en bolsas de basura sus ropas, la camiseta que llevaba la víctima y las armas con las que la mataron. Lavaron el cadáver al parecer con una manguera en la terraza de la casa y le pusieron una camiseta limpia.

Después de la limpieza metieron el cadáver en la parte trasera del todoterreno, que Fran condujo hasta el término de Bunyola. Andreu le seguía en el Audi TT que le había regalado su padre y con el que ambos volvieron a Alaró tras tirar las bolsas de basura en varios contenedores de Marratxí, Binissalem y Santa Ponça, municipios mallorquines.

Cuando volvieron a la escena del crimen limpiaron a conciencia la casa. “Estuvimos limpiando hasta las 10 de la mañana”, declaró Andreu. De hecho, no dejaron rastros visibles, pues la Guardia Civil tuvo que recurrir a minuciosas pruebas para detectar los restos de sangre.

PRIMER INTENTO

Andreu Coll Tur admitió ante la Guardia Civil que habían intentado cometer el crimen la noche anterior. Drogaron a la víctima con somníferos y lo golpearon mientras dormía. Pero cuando el hombre se despertó se arrepintieron y lograron convencerlo de que estaba soñando y se había pegado contra una mesita. La hermana de la víctima y otros empleados confirmaron que el día anterior a su muerte llevaba una herida en la frente, y que él estaba convencido de que se la había hecho accidentalmente.

Los investigadores de la Guardia Civil están convencidos de que los dos jóvenes no actuaron en un arrebato, sino que se trató de un asesinato premeditado. Lo habían intentado la noche previa y el día del crimen tenían preparada un arma homicida: un palo en el que habían atravesado varios clavos en un extremo. Los arrestados ingresaron anoche en la cárcel de Palma por orden judicial tras confesar ambos el crimen. El fiscal les acusó de un delito de asesinato y otro de tentativa.

Durante la investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil en los últimos 11 días apareció un detalle que llamó la atención de los agentes: el día previo a ser asesinado Andreu Coll Bennásar lucía una herida en la frente, que según decía se había causado accidentalmente mientras dormía. El hombre explicó que había tenido un sueño en el que era golpeado, y se había pegado sin querer contra la mesita de noche y se había herido en la cabeza.

SE CIERRA EL CÍRCULO

Tras el hallazgo del cadáver, el pasado 30 de junio, la Guardia Civil realizó una primera inspección en el domicilio. Aparentemente no había nada fuera de lo normal y los investigadores se centraron en el dormitorio de la víctima, en un intento de comprobar el origen de la herida que había sufrido la noche previa al crimen. Encontraron varias manchas de sangre junto a la cama.

Por entonces los agentes de Homicidios ya habían puesto el foco en el hijo del fallecido, Andreu, y en su amigo, Francisco. Tras su detención, los dos jóvenes confesaron su autoría del crimen, y explicaron el extraño incidente de la noche anterior. 
 
(ZOCALO/  Agencias /15/07/2013 - 04:00 AM)

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