viernes, 14 de junio de 2013

SI VAN A MATAR, MATEN

 

 Raymundo Riva Palacio


En política, si se van a hacer las cosas, se hacen hasta el fondo. No se pueden dejar a medias las acciones ni tener dubitaciones, y menos aun cuando la justicia está de por medio. Por ello, es patético el espectáculo montado en torno al ex gobernador priista de Tabasco Andrés Granier. 

 
Es ridícula la procuración de justicia en el caso del ex gobernador panista de Aguascalientes Luis Armando Reynoso, sobre quien hay giradas dos órdenes de aprehensión y no pasa nada. Es timorato el amago en contra del ex gobernador perredista de Chiapas Juan Sabines, a quien se acusa en medios de peculado. Si no se van a hacer las cosas hasta el fondo, lo que hay es un circo romano.

El linchamiento mediático en contra de Granier en las últimas semanas no es producto de la imaginación de los medios, sino de su utilización por parte de la PGR y la Procuraduría de Tabasco, que regaron indicios para poner a la opinión pública contra el ex gobernador y su ex tesorero José Sáiz. Convirtieron un tema de ley en hoguera popular. 
 
El ser rico no es un delito, aún si se es funcionario público, a menos de que se pruebe que lo es por la vía de la ilegalidad. En el caso de Sáiz, lo acusaron de tener bienes y propiedades que sus abogados afirman adquirió previamente a ser funcionario, sin que lo negara quien lo acusó de ello. Granier, que aún no acusan de nada, ya fue juzgado públicamente.

En Aguascalientes ya se giró la orden de aprehensión en contra de Reynoso, acusado de peculado y uso indebido del servicio público por 13.8 millones de pesos, pero no procedieron a ejecutarla, sino que le dieron 24 horas para presentarse ante el juzgado para interponer un nuevo amparo que le permita seguir defendiéndose en libertad. 
 
Su caso no ha tenido el impacto del de Granier, pese a que: 1) ya fue juzgado; 2) le probaron el delito; y 3) es ¡prófugo de la justicia! ¿Por qué no tiene la exposición este caso del que tiene el de Granier? La pregunta quizás es qué reditúa más al Gobierno federal en imagen. O, lo que es lo mismo, Granier que hasta este momento inocente, pesa más en la opinión pública que Reynoso, que está declarado delincuente.

Un caso intermedio del uso de la justicia con fines políticos es el de Sabines, a quien la procuraduría de Chiapas investiga desde marzo por irregularidades en el uso y destino de mil 36 millones de pesos en 92 obras públicas que, de acuerdo con la investigación, no se construyeron o quedaron incompletas pero se cobraron como terminadas. 
 
Sabines sólo ha sufrido amagos, pero nada ha caminado desde entonces. Parecería sólo un mensaje para mantenerse con bajo perfil, sin influir en el actual gobierno. 
 
A diferencia de Granier, también aquí existen hay acusaciones concretas en su contra y una investigación que va más allá de ser indiciado, como el tabasqueño, pero al igual que en el caso de Reynoso, el manejo mediático del caso ha tenido poca resonancia.

La prominencia de un caso o su bajo perfil está relacionada con el énfasis que le da o le quita una autoridad. ¿Por qué Granier, que es quien menos responsabilidades penales tiene hasta ahora de ellos tres, tiene esta exposición? 
 
Se puede alegar que porque hay un interés federal en ello, porque al ser priista, el mensaje implícito es que si el Gobierno federal actúa así con uno de los suyos, tendrá la legitimidad absoluta para proceder contra quien desee.
 
En términos de mensaje político para los políticos, ya debe haber acuse de recibo. Pero en términos de manejo ante la opinión pública, la politización de la justicia, deberían de recordar, siempre lleva por caminos pecaminosos y los efectos se revierten.

El circo puede ser muy intenso, pero la función siempre termina. Es mejor, como dice la política básica, que si existe la intención de matar a alguien, no lo dejen vivo. Mátenlo porque de otra forma, el crimen político puede resultar al revés.

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