viernes, 14 de junio de 2013

RELATOS Y LEYENDAS: LA PLANCHADA

México.- Mi hija estaba embarazada y bien malita. El médico nos había dado nulas esperanzas de que se recuperara, pero nosotros no queríamos aceptar ese diagnóstico.

Pensé que iba a dejar huérfano a su bebé, pero una noche, cuando ya todo estaba muy tranquilo, llegó una enfermera a visitarme.

Fue como una luz en la oscuridad, perfecta e impecable en su vestimenta y su amabilidad era algo que sobremanera me hizo tomarle confianza y más aún cuando dijo: “No se desespere señora, tenga fe, su hija no morirá, va a recuperarse y volverá a casa.”

Fue bien curioso, porque me preguntaba cosas de mi hija y yo le contestaba, pero cuando yo le preguntaba algo, ella no me respondía y parecía muy ocupada en apuntar los datos.

“Mañana le van a dar a tomar esto, y ahorita le voy a inyectar este medicamento, se va a sentir mejor, ya verá” -dijo mientras arreglaba las sábanas de la cama.

Se me hacía muy extraño, porque casi era medianoche y las enfermeras no iban a esa hora, a menos que uno les hablara para alguna cosa de urgencia.

En fin, hizo lo que fue menester y luego se despidió muy amable.

Quedé extrañada pues nunca la había visto, pero luego de su visita me sentí tranquila y agradecida con esta mujer.

Al día siguiente, cuando el médico fue a visitarnos, yo le pregunté sobre esta enfermera y hasta se la describí, pero sólo me miró como bicho raro y encogió los hombros.

Más de rato llegaron unas enfermeras y me preguntaron por su compañera que había estado con nosotras en la noche (yo creo el doctor les contó).

Como era tanta su curiosidad les dije que era una muchacha joven, de tez blanca, pelo oscuro y recogido, de mediana estatura, muy amable en su actuar y perfectamente vestida… ni una arruga traía su ropa.

Abrieron los ojos y sonriendo nerviosamente agradecieron la información y salieron de la habitación rápidamente, al momento que decían bajando la voz: ¡ya ves, manita, sí fue ella… la planchada! ¡ay, qué miedo!

Esta leyenda al parecer tiene sus orígenes a mediados de los años cuarenta, algunos sitúan su origen en un hospital de la Capital de la República y otros en otros en diferentes nosocomios de otros estados.

La verdad de esta leyenda se ha diluido entre los dimes y diretes de la gente, pero una generalidad apunta a la siguiente semblanza.

Se supone que era una mujer joven que era dedicada en cuerpo y alma a su trabajo, impecable vestimenta blanca y bien planchada.

Se enamora perdidamente de un joven doctor, quien tenía fama de coqueto con las otras compañeras.

Se hace su novia y en su mente piensa que muy pronto el “coscolino” galeno le propondrá matrimonio.

Sin embargo, sucede todo lo contrario, pues él se casa con otra y ella tardíamente se da cuenta del engaño.

Cae en una fuerte depresión, no come ni duerme, pues la tristeza invadió su corazón y empieza a descuidar sus deberes.

Esta desatención hacia sus pacientes ocasionó que muchos no se recuperaran de sus enfermedades e incluso, que algunos llegaran a morir.

Su estado de ánimo empeoró a causa de esto y cuentan que enfermó de gravedad, muriendo a los pocos días en ese mismo hospital.

Desde entonces cuentan que su alma vaga entre los pasillos de los hospitales atendiendo con esmero a los pacientes, en pago eterno por los sufrimientos que ella les causó en vida.

Así que, si enmedio de la noche observa una enfermera impecable que camina por un oscuro pasillo del hospital, observe detenidamente sus pies, pues si parece flotar en el aire… indudablemente es ella: La Planchada. 
( ZOCALO/ Relatos y Leyendas/ 14/06/2013 - 03:00 PM)

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