domingo, 19 de mayo de 2013

TRAS ASALTO, OBTIENE DE LA PGJDF 32 SITIOS PARA BUSCAR A SU HIJO


La señora Ángela Romero Ugalde no tuvo tiempo de bajar del camión también a su hijo Arturo González Romo, de 37 años de edad, con discapacidad sensorial y motriz.

Ciudad de México • “A ver hijos de la chi….esto ya valió madres”, soltaron los asaltantes que abordaron el transporte público en calzada de las Armas. Con la angustia de perder el dinero para comprar y revender calzado, la señora Ángela Romero Ugalde soltó a su muchachito, como amorosamente le dice a su hijo de 37 años, quien sufre discapacidad sensorial y motriz.

A esta mujer no le robaron sus pertenencias, pero sí lo más valioso. En su desesperación alcanzó a bajar del autobús por la puerta trasera como otros pasajeros, pero soltó a Arturo González Romo.

Esa tarde del 16 de abril, los ladrones ordenaron al chofer cerrar la puerta y seguir la marcha. Arturo se quedó en la unidad y desde entonces no se sabe nada de él. La madre, afligida, recorrió hospitales y agencias del Ministerio Público en la zona de Naucalpan, después en el Distrito Federal, donde en la procuraduría le dieron un listado 32 sitios en los que, le dijeron, “puede usted buscar a su hijo”.

“Era como la 1 de la tarde cuando se subieron y empezaron a gritar groserías y venía lleno el ‘carro’. Yo alcancé a verlo a uno de ellos y vi que se bajó la gente por la puerta de atrás que estaba abierta y jalé a mi muchachito; no lo pude bajar, ellos gritaron: ‘cierren la puerta’ y yo ya no supe nada”, pudo narrar entre su llanto.

Enseguida del asalto, abordó un taxi para seguir al autobús ruta Izcalli Chamapa-El Rosario; calles adelante lo perdió de vista. No supo y no sabe nada de su muchachito.

“Lo que más me angustia es cómo estará. Yo me siento inmensamente culpable por no lograr bajarlo, es una muerte y angustia que no deseo a nadie, la culpa es mía, tenía que bajarlo primero, yo ese día llevaba dinero porque compro calzado en Andrea para revenderlo.”

La madre llegó hasta la “base”, la terminal del autobús donde no le dieron datos sobre Arturo. Investigó y se enteró que al chofer del vehículo en el que se cometió el asalto lo apodan “Copito de Nieve”.

En su periplo, llegó al Centro de Atención para Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. La respuesta fue un listado que incluye el forense para que buscara por cuenta propia a su hijo.

  (MILENIO/ 

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