
Redacción
Las tasas de interés que cobran en promedio los bancos en México a
los usuarios de préstamos al consumo son hasta 20 veces superiores a las
que obtienen los ahorradores que depositan su dinero en esas
instituciones, quienes incluso obtienen beneficios menores a la
inflación, lo que se traduce en una pérdida en el valor de sus recursos,
revelan informes del Banco de México, la CNBV, Condusef y Banco
Mundial.
Para un ahorrador que deposite 10 mil pesos durante cinco años en una
cuenta de ahorro tradicional, su tasas de interés promedio anual, en el
mejor de los casos será de 2.15 por ciento de acuerdo con la Comisión
Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones
Financieras (Condusef).
Por ejemplo, en los tres principales bancos del sistema, como
Banamex, por ese depósito de 10 mil pesos le pagará un rendimiento anual
de 0.93 por ciento para que al final de los cinco años tendrá un saldo
de 10 mil 475.79 pesos; Bancomer paga una tasa anual de 1.06 por ciento
por lo que al concluir los cinco años tendrá 10 mil 544.05 pesos y en
Santander, que paga una tasa de 1.11 por ciento, al final tendrá 10 mil
570.02 pesos.
Ahora, si una persona solicita un crédito personal por 10 mil pesos
tendrá que pagar en Banamex una tasa anual de 43 por ciento y en
Santander de 38 por ciento.
Lo anterior significa que no hay incentivos reales para que el
público aumente sus niveles de ahorro por el enorme diferencial que
existe entre tasas pasivas y activas. La tasa pasiva es la que se le
paga a quienes depositan su dinero en el banco.
Por el otro lado, las
tasas activas son las que los bancos cobran a sus a acreditados. Así, la
tasa activa es siempre mayor a la pasiva, ya que de ese diferencial o
margen de intermediación los bancos obtienen parte de sus ganancias.
Pese a que la banca que opera en México se mantiene sólida y
rentable, de acuerdo con las autoridades y los propios bancos, los
usuarios que utilizan los servicios financieros enfrentan un alto costo
del crédito y un bajo rendimiento de los productos de ahorro
tradicionales.
Informes del Banco de México señalan que durante los pasados siete
años el costo anual total de los clientes de tarjetas de crédito se ha
ubicado alrededor de 30 por ciento; en tanto que el de los créditos
hipotecarios ha rondado 15 por ciento.
En cambio, el rendimiento que reciben los ahorradores en instrumentos
de captación como los pagarés con rendimiento liquidable en 28 días ha
sido cercano a 1.3 por ciento, y el de los instrumentos líderes en el
mercado de dinero, los Cetes a 28 días se ha ubicado entre 4 y 4.5 por
ciento, en promedio.
Si a estos niveles de tasas de interés que obtienen los ahorradores
se les descuenta el índice inflacionario, que se ha mantenido en los
últimos siete años en un promedio de entre 3 y 4 por ciento, entonces el
público ahorrador obtiene rendimientos reales negativos por sus
recursos depositados en los bancos.
Lo anterior, sin contar las comisiones y los saldos mínimos que debe
mantener un ahorrador para no recibir ninguna penalización que podría
derivar en la pérdida de sus recursos.
Al cierre de 2012, el resultado acumulado neto de las banca comercial
revela que obtuvo ganancias por 87 mil 700 millones de pesos.
Por otro lado, México también se encuentra rezagado en lo que se
refiere a la utilización de cuentas de ahorro. Informes del Banco
Mundial revelan que en el país 6.7 por ciento de la población mayor de
15 años ahorró en alguna institución financiera durante el último año;
mientras que en el caso de países como Haití fue de 18.05; Bolivia 17.07
y República Dominicana con 15.97 por ciento. En el caso de países con
desarrollo económico similar a México como Brasil y Chile, los
porcentajes fueron de 10.3 y 12.4 por ciento, respectivamente.
Otro aspecto es la gran concentración que persiste en el sistema bancario mexicano.
De acuerdo con informes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores
(CNBV), al cierre de marzo de 2013, de los 44 bancos comerciales que
operan en el país, los siete principales concentraron 78.8 por ciento de
los activos totales.
Estas mismas siete instituciones participaron con 84.1 por ciento de
la cartera total de crédito; 83.03 por ciento de la captación total;
78.01 por ciento de la inversión en valores y 89.4 por ciento de las
utilidades del sistema.
Debido al gran crecimiento de la economía informal un gran número de
pequeñas y medianas empresas no tienen acceso al crédito bancario, por
lo que los proveedores se constituyeron como la principal fuente de
financiamiento para 83.2 por ciento de las empresas encuestadas por el
Banco de México, en su Evaluación Coyuntural del Mercado Crediticio, a
diciembre de 2012.
Lo anterior cobra especial relevancia si recordamos que el pasado 8
de mayo el Ejecutivo federal y el Consejo Rector del Pacto por México
presentaron ante la Cámara de Diputados la iniciativa de reforma
financiera.
La Jornada
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