lunes, 7 de mayo de 2012

DE CHOIX A BAMOA





Luis Fernando Nájera  
Los comandos bajaron por Chihuahua pero traen conexiones de Sonora. Pertenecen, según informes policiacos confidenciales, a la triada conformada por los hermanos Beltrán Leyva-Carrillo-Zetas y vienen a disputarle al cártel de Sinaloa el control de la zona productora de mariguana y amapola más rica de México.



Arribó al Gobierno como una opción de cambio. Durante la campaña, su discurso se centró en dos temas: la inseguridad y la corrupción. 


A un año y cuatro meses de haber asumido la gubernatura, la administración de Mario López Valdez no solo ha incurrido en flagrantes actos de corrupción mediante compras sin licitar, pago de “cuotas” a los empresarios que lo apoyaron y privilegios para los “cuates”. 


Tampoco ha podido resolver el grave problema de inseguridad que aqueja a la entidad desde hace lustros.

Ahí están los números. El año pasado, primero de su administración, se registraron 1914 homicidios dolosos —un promedio de 5.24 crímenes diarios—, y en los primeros cuatro meses de 2012 se han perpetrado 511 asesinatos.

Decenas de policías han caído bajo el fuego de los cárteles de la droga, se han incrementado los feminicidios, el robo de vehículos, las violaciones, el robo a comercios…

El cambio es ahora, rezaba su principal eslogan de campaña. Pero el cambio no llegó. La violencia brota un día en el norte y otro en el sur, o en el centro, en la costa o en la sierra.

La semana pasada fue brutal. Solo en dos hechos, uno en la sierra de Choix, al norte del estado y otro en Estación Bamoa, Guasave, se contaron oficialmente 36 muertos, entre ellos tres militares y un policía municipal.

Pero el gobernador sostiene que la violencia criminal es una reacción ante las acciones del Gobierno.

Un comando entra por Chihuahua
Una noche antes del viernes 27 de abril, cuando inició una batalla campal en el municipio de Choix, en las inmediaciones del Triángulo Dorado, que ha dejado hasta ahora 23 muertos según el conteo oficial, los lugareños comenzaron a reportarse uno a otro, vía celular o radial, el arribo de una “fuerza del gobierno” a la zona.

Se creía, según testimonios recogidos por Ríodoce, que el operativo pertenecía a las Bases de Operaciones Mixtas Urbanas (BOMU), fuerza de tarea preventiva conformada por soldados, policías federales, estatales y municipales y que en Sinaloa se puso de moda en el sexenio de Jesús Aguilar Padilla (2005-2010).

Pero no era así y nadie explica todavía por dónde penetró el convoy a la sierra sinaloense, dividida ahora entre grupos que antes fueron del mismo clan.

Informes confidenciales de diferentes corporaciones presumen que lo hicieron desde Chihuahua y en dos frentes, por los municipios de Urique y/o Morelos, hacia la región de Bacayopa, Choix.

El objetivo, según los mismos informes, era atacar el rancho El Potrero de los Fierro, en donde tendrían como objetivo eliminar a Adelmo Núñez Molina, conocido por los apodos de Lemo, el Señor o el 01, y que tras los asesinatos de Mario Bejarano Sepúlveda, y de los primos Cleotilde Sagaste Chávez y Narciso Sagaste Cabrera (15 de febrero 2012, El Píchol, Choix) se reafirmó como el capataz de producción de enervantes para el cártel de Sinaloa.

El caso es que estando en El Potrero de los Fierro, sindicatura de Bacayopa, una de las células delictivas se encontró con elementos del Ejército mexicano y ahí empezó, la madrugada del sábado 28 de abril, uno de los enfrentamientos más cruentos de que se tenga memoria en Sinaloa, que hasta la fecha ha arrojado 23 muertos, entre ellos un soldado y un agente de la policía municipal.

Viejas cuentas
La hipótesis principal de las fuerzas policiacas es que el ataque habría sido perpetrado por la triada conformada por los hermanos Beltrán Leyva-Carrillo-Zetas, para el control de la zona productora de mariguana y goma de opio en la zona.

De acuerdo con narcomensajes dejados en al menos una veintena de ejecuciones y decapitaciones, de las que las fuerzas militares han tomado debida nota, desde el 2010 hasta las más recientes del Viernes Santo del 2012, Adelmo Núñez Molina ha sido objetivo de la alianza de los hermanos Beltrán Leyva, porque lo consideran como traidor a Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo, a quien prometió lealtad tras que el capo le había dado todo el apoyo antes de ser aprehendido en enero de 2008.

No es el único reproche que sus excompañeros de clan le manifiestan a Lemo, pues Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, jefe de los autodenominados Mazatlecos y que mantiene el control de las actividades ilícitas en los municipios de Ahome, Guasave y una región de El Fuerte, Sinaloa, le reclama el haber intentado asesinarlo en las playas Las Glorias, Guasave, en abril del 2012.

Este, incluso, le advertía en narcomensajes cifrados con sangre que sus ahora cómplices: los Salazar, lo traicionarían y se unirían a él para desplazarlo del control en el Triángulo Dorado.

A finales de abril del 2012, y tras una operación de fuerzas policiales federales y estatales que originó el desmembramiento del comando Bravo, que opera para los Mazatlecos en El Carrizo, Ahome, Sinaloa, dos miembros de este grupo, Édgar Padilla Rábago, alias el Masiaquita y Francisco Rosario Duarte, alias el Chayo Loco, afirmaron que ya habían cooptado a gentes de Sonora y que ganaban terreno y posicionamiento en ese estado. Se referían a socios de los Salazar, aunque no los identificaron.

De acuerdo con memorias de inteligencia militar, el conflicto que originó la guerra en Choix es la producción de mariguana y su trasiego vía Nogales, Sonora, con el visto bueno de Adán Salazar Zamorano, detenido en Querétaro el 5 de febrero de 2011.

Debajo de camuflaje
Tomados por sorpresa, los rancheros no opusieron resistencia al allanamiento del territorio. Sin embargo, al paso de las horas, los lugareños fueron observando los errores del comando de “gobierno” que había llegado en camionetas clonadas de las policías estatal y federal.

Notaron que bajo el uniforme camuflado ocultaban prendas de mezclilla y que la bandera de las mangas y pechos no eran la nacional, además de que el armamento portado no era el convencional de las fuerzas del orden público, sino característico de los sicarios del narcotráfico: fusiles AR-15 y AK-47.

Entonces se dio la voz de alarma y se organizó la defensa del territorio, estallando la guerra la noche del viernes 27 de abril entre pobladores que operan para el cártel de Sinaloa y el grupo que acababa de llegar.

Atrincherados en los cerros y desfiladeros, los emboscaron, lo que obligó a los fuereños a disgregarse, aunque varios quedaron ahí. En el tiroteo, civiles ajenos a los grupos enfrentados denunciaron vía telefónica el tiroteo, lanzándose al rescate de los particulares una fuerza de militares y policías preventivos.

El comando invasor se vio así atrapado a dos fuegos, decidiendo pelear contra las fuerzas de seguridad en un sitio conocido como San Simón Potrero de los Fierro. En la primera escaramuza mataron al policía preventivo Héctor Germán Ruiz Villas.

El Ejército envió refuerzos. En el contraataque del narco, el copiloto de un helicóptero castrense de reconocimiento fue baleado y falleció. Entonces la ofensiva militar se incrementó desde Chinobampo, El Fuerte, hasta Yecorato, Casas Viejas y Puerto Las Tatemas, obligando a los sicarios a remontarse a la sierra.

A las 06:00 horas del sábado 28, los militares localizaron lo que aparentan ser tres patrullas: una Hummer militar, una pick-up de la Policía Federal Preventiva y otra de la Policía Estatal Preventiva. Estas resultaron ser clonadas y blindadas. Ese día, elementos del Ejército dieron muerte a por lo menos cuatro presuntos delincuentes en San Simón Potrero de los Fierro.

Un día después, el 29, nueve civiles armados cayeron al enfrentarse a soldados en las inmediaciones del poblado Mimbres, también en Choix. El martes 1 de mayo fueron bajados de la sierra otros siete cuerpos.

Los militares denunciaron ante la Subdelegación “C” de Procedimientos Penales de la PGR que además de la patrulla clonada se encontraron dos rifles Barret, una ametralladora calibre 50, 15 fusiles AK-47, una carabina AR-15, ocho pistolas, 118 cargadores y 5 mil 823 tiros útiles.

Los tiroteos continuaron hasta el miércoles, con un saldo oficial de acuerdo con la averiguación previa 41/2012, de 21 personas muertas, 19 de ellas civiles desconocidos y cuatro lesionados: dos soldados y dos municipales. El procurador de justicia afirmó que los muertos sumaban 23.

Sin embargo, de acuerdo con los lugareños, hay aún varios cuerpos ocultos en laderas de cerros y barrancos que por la orografía accidentada no podrán ser rescatados.

Las operaciones de tarea de las fuerzas castrenses han replegado al comando hasta San Vicente, Chihuahua. En su fuga, los gatilleros han baleado a particulares, han tomado rehenes, despojado unidades y robado comida.

La Procuraduría de Justicia reveló el viernes que la mayoría de los hombres que murieron en las balaceras de los altos vestían uniforme tipo militar y que por lo menos cuatro pertenecían a los estados de Sonora y Chihuahua.

“De Choix son 19 delincuentes, cuatro de ellos localizados el pasado sábado 28 de abril, cinco el domingo 29 de abril, cuatro el lunes 30 de abril y seis el miércoles 2 de mayo, todos vestidos con uniforme camuflado con similitud militar”.

Fueron identificados Leopoldo Hemeterio Rábago Espinoza, con domicilio en Palomas, Chihuahua; Ramón Ruperto Samaniego Rodríguez, de Navojoa, Sonora; Ignacio Boguén Aguirre, también de Navojoa y Alfonso Chaparro Chávez de 22 años, originario de Cascate Morelos, en Chihuahua.

Esto no es nuevo: alcalde

Juan Carlos Estrada, alcalde de Choix, reconoció que la parte alta de la sierra se encuentra enfrentada. Grupos criminales que se disputan las siembras de enervantes la pelean palmo a palmo.

“No lo vamos a esconder, porque esto ha sido histórico. No es un fenómeno nuevo, pues data de décadas atrás y cuyo combate y solución corresponde al Gobierno federal”.

“Lo que ahora sí sorprende es la intensidad del conflicto armado y en donde la población civil se encuentra en medio”.

Estrada afirmó que como autoridad municipal velará por la tranquilidad del municipio, pero dejará en manos del Gobierno federal el combate a las actividades de delincuencia organizada.

Reconoció que una semana de enfrentamientos armados provocó que rancherías serranas fueran abandonadas y que algunos servicios se suspendieran temporalmente. “A ellos no los vamos a abandonar, porque en cuanto la situación sea propicia tendrán la asistencia social necesaria.


BAMOA el fuego que se expande
Sinaloa no acababa de digerir las noticias sobre los enfrentamientos en Choix, cuando el miércoles 2 de mayo estalló la violencia en un pueblito de apenas 6 mil habitantes, cuya actividad comercial, en un 80 por ciento, está concentrada en una sola calle.

Diez gatilleros y dos soldados murieron en un enfrentamiento que duró dos horas y que inició cuando los militares iban pasado por enfrente de un motel donde estaban alojados los sicarios. Tres elementos castrenses más resultaron heridos.

Los hechos


Apenas amanecía cuando la señora se preparaba a subir la cortina de su negocio, ubicado en pleno centro de Estación Bamoa, una añeja comunidad guasavense que en los últimos años quedó en poder de los hermanos Beltrán Leyva, ahora en alianza con los Carrillo Fuentes y los Zetas.

Por más que pujaba para elevar la cortina, la comerciante no lograba moverla un ápice. Cuando consiguió subirla, lo primero que vio fue una bota negra, un pantalón de camuflaje verde y el cañón de un FAL. Y enseguida una voz imperativa: ¡Métase y enciérrese!

Ella hizo caso enseguida, sin saber que afuera, a escasos milímetros de su rostro, el soldado se parapetaba en el muro y apuntaba hacia el hotel Macurín. Un minuto después parecía que el pueblo iba a explotar.

Ella quedo petrificada. Su hija, una pequeña de dos años, también se quedó helada, abrazada a una de sus piernas. Engarrotadas ambas, largos segundos transcurrieron hasta que se refugiaron en un cuarto, al final del local. Lo mismo ocurrió con otros comerciantes de la zona ubicada en la esquina de Jesús García y Benito Juárez.

Ya pasada la sorpresa inicial y tras dos horas de rezar a como Dios les dio a entender, según sus propias palabras, los locatarios asomaron la cabeza y vieron los destrozos, paredes y vidrios perforados por las balas, una camioneta incendiada, cuerpos tirados en la calle. 



Y sintieron la peste penetrante a carne quemada, el olor de la pólvora, policías y militares corriendo de un lado a otro. Decenas de patrullas de todas las corporaciones.

Su futuro, decían, se les había truncado. Años de esfuerzos, se fueron al caño en dos horas de infierno.

Afuera, un militar explicaba que lo vivido entre tiroteos y muerte era producto de una llamada anónima, que reveló que en el hotel Macurín, estaban acuarteladas personas armadas.

Al arribo, decía, los soldados habían sido recibidos a balazos, resultando heridos cinco, de los cuales dos fallecieron más tarde.

Cuando los soldados repelieron la agresión, uno de los civiles intentó escapar en una camioneta Ford Lobo pero recibió varios balazos. La camioneta terminó impactada en un poste de Teléfonos de México, incendiándose. 



 El cadáver del desconocido se comprimió a solo el tronco de casi medio metro de altura. Una masa informe de carne carbonizada y huesos humeantes estaba sobre los fierros retorcidos de la cabina, entre los asientos delanteros. 


El fuego borró el rostro del cráneo y convirtió en cenizas los brazos y extremidades inferiores, desde la cadera. Estaba irreconocible.

Los gatilleros sobrevivientes, diez en total, se atrincheraron en una azotea y otros en cuartos del hotel, prolongándose el enfrentamiento por dos horas. Estaban descansando cuando fueron sorprendidos por los soldados y la muerte súbita.

Los rafagazos obligaron la suspensión de clases y de toda actividad en Bamoa. El tráfico carretero desde Guasave a Sinaloa fue suspendido. Las carreteras a Palos Blanco, a Maquipo, León Fonseca y Bamoa Pueblo fueron cerradas a la circulación.

Decenas de patrullas fueron colocadas como barricadas y algunas de ellas sirvieron como trincheras. Los pobladores quedaron como rehenes en sus propias casas.

Pasada la emergencia, los muertos fueron identificados como una célula de pistoleros al servicio de Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, y que era comandada por el ex policía preventivo, Omar Adrián Montoya Rubio, el Chonte, y sus excompañeros, Óscar Manuel Montoya López, Carlos Daniel Velásquez Terraza, Juvenal Pérez encino, José Alberto Rocha Fonseca y Luis Enrique León Leyva, de 42 años y residente de Balbuena, Navolato.

El Chonte había sido policía municipal de Guasave.

También murieron José Leonardo López Murillo, Luis Sáenz y Jesús Gámez, según consta en la averiguación 21/2012 que se sigue en la Dirección de Averiguaciones Previas, en Culiacán.

En el tiroteo no hubo sobrevivientes. Todos los gatilleros fueron aniquilados.

En el lugar, los agentes del Ministerio Público Federal y del Ministerio Público del Fuero Común decomisaron 14 armas largas entre ellas dos Barret, cuatro pistolas, 84 cargadores y mil 600 cartuchos, cuatro vehículos (dos blindados), uniformes y equipo táctico.

Pasada la sorpresa, la Policía Ministerial del Estado aprehendió a ocho policías municipales y a cinco agentes de tránsitos asignados a la vigilancia de la sindicatura de Bamoa, y al día siguiente fueron liberados por el agente del Ministerio Público del Fuero Común después de declarar como testigos.

Entre los aprehendidos había además tres civiles, uno de ellos Omar Araux, subdirector de Deportes del Ayuntamiento de Guasave, y varios empleados del hotel Macurín, donde se habían refugiado los sicarios el miércoles, durante el enfrentamiento.

Todos ellos fueron puestos en libertad al día siguiente sin ningún cargo.

La detención había generado un motín de agentes, que bajaron sus armas en señal de protesta y solo reanudaron labores con la condición de que sus compañeros fueran puestos en libertad.

Estos reclamaron que cuando se asesina a un comandante de la Policía Ministerial, aun enfrente de la partida a la que estaba asignado y en plenas narices de subordinados, no aprehenden a nadie, ni como testigos, ni como cómplices del crimen.



Se referían al asesinato del comandante Iván Palazuelos Félix, jefe de la Policía Ministerial en Guasave, acribillado tres días antes cuando llegaba a sus oficinas ubicadas en la cabecera municipal.

Ninguna autoridad pudo afirmar que las balaceras de Choix estuvieran conectadas con las de Bamoa. 



El procurador general de Justicia del estado de Sinaloa, Marco Antonio Higuera Gómez, se limitó a contar muertos y cartuchos, armas aseguradas, pero no adelantó ninguna línea de investigación sobre estos hechos.

En tanto que el gobernador Mario López Valdez descartó que los enfrentamientos armados sean producto de que el Estado hubiese perdido el control de la sierra y de los valles, puesto que el gobierno se mantiene. 



Por el contrario, afirmó, son reacciones criminales a las acciones que el Gobierno viene emprendiendo contra la delincuencia organizada. Y en respuesta a las provocaciones armadas ofreció reeditar la Operación Cóndor.

López Valdez comentó que las operaciones se desplegarán en San Ignacio, Badiraguato, Concordia y el municipio de Sinaloa, donde los tres niveles de Gobierno trabajarán a fin de devolver la seguridad que exigen los pobladores que habitan las áreas serranas de estas localidades.

Cuenta cobrada
Fuentes militares informaron que habían acudido a Estación Bamoa después de recibir una llamada anónima que alertaba de la presencia de hombres armados en un motel del pueblo. 



 Cierto o no, con el resultado del enfrentamiento cobraron una cuenta reciente al mismo grupo delictivo que la noche del 29 de enero pasado emboscó a una patrulla del Ejército en pleno centro de Guasave y dio muerte a tres de sus elementos.

Días después de estos hechos, el Ejército mexicano anunció que retiraba de El Burrión un retén que había instalado meses atrás ante las olas de violencia que no paraban en la región. Después de los hechos de Bamoa, el retén se volvió a instalar.


Cronología
27 de abril: grupos armados se enfrentan en el Potrero de Los Fierro, Choix.


28 de abril: militares matan cuatro civiles armados en San Simón, Potrero de los Fierro; caen un policía y un militar.


29 de abril: mueren nueve civiles armados al enfrentarse a soldados en Mimbres, Choix.


1 de mayo: bajan siete cuerpos de la sierra de Choix.


2 de mayo: mueren once presuntos gatilleros y dos soldados en Estación Bamoa, Guasave.

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