
Hay filtración de documentos secretos
Ciudad del Vaticano .- El
portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, denunció ayer la existencia de un
complot para desestabilizar el papado de Benedicto XVI, y para ello no dudó en
comparar la presión a la que se vio sometido el gobierno de Estados Unidos,
cuyos documentos clasificados fueron puestos al descubierto por Wikileaks, con
la filtración a la prensa de documentos secretos de la curia
eclesiástica.
“La administración americana ha tenido Wikileaks y el
Vaticano tiene ahora su leaks, que tienden a crear confusión y desconcierto y a
ofrecer una mala imagen del Vaticano y del gobierno de la Iglesia”, afirmó
Lombardi en una nota publicada ayer por Radio Vaticano.
Crítica a
medios. El portavoz se refería a la filtración de documentos vaticanos a medios
de comunicación italianos sobre duros enfrentamientos entre miembros de la
Curia, la preparación de un supuesto atentado contra Benedicto XVI y presunto
lavado de dinero del banco vaticano.
Hace dos semanas una cadena de
televisión publicó unas cartas enviadas por el actual nuncio en EU y ex
secretario general del Governatorato, el arzobispo Carlo María Viganó, a
Benedicto XVI en la que denunciaba la “corrupción y mala gestión” en la
administración vaticana.
Pero la gota que colmó la paciencia vaticana fue
la información publicada el viernes por el periódico “Fatto Quotidiano”, que en
su portada alertó que había planes para asesinar a Benedicto XVI.
El
último de los documentos filtrado es una carta en alemán que el cardenal
colombiano Dario Castrillón entregó a Benedicto XVI en la que le informaba de un
complot para acabar con su vida en un año, concretamente para noviembre de
2012.
Cardenal de Milán ¿sucesor? Según Castrillón, así se lo hizo saber
el cardenal y arzobispo de Palermo, Paolo Romeo, durante un viaje a China en
noviembre de 2011. En la carta también se lee que el Romeo había asegurado que
Benedicto XVI ya estaba preparando su sucesión y que había indicado el nombre
del cardenal y arzobispo de Milán, Angelo Scola.
“Esto es un desvarío
delirante que no puede ser tomado en serio de ningún modo”, declaró molesto el
portavoz jefe del Vaticano.
El religioso jesuita tuvo que salir también
al paso y desacreditar las declaraciones a la RAI del prelado jubilado de Ivrea
(norte de Italia, Luigi Bettazzi, quien sobre el supuesto atentado contra el
Papa dijo que no creía que fuera a ocurrir, “pero sí que Ratzinger estaría
pensando en dimitir”.
“Lo grave” de las filtraciones, dijo, es que
desacredita a la Iglesia en su compromiso de luchar contra la pederastia y a
favor de más transparencia del funcionamiento de sus instituciones.
La
violencia de los ataques contra el Vaticano demuestra “que hay algo muy
importante en juego”, al recordar que la Santa Sede ha tomado decisiones sin
precedentes para la lucha contra el lavado de dinero con la creación en el 2010
de una Autoridad para la Información Financiera (AIF).
“Quienes crean que
así se desalienta al papa y a sus colaboradores en su compromiso de renovación
se equivocan y se engañan”, aseguró Lombardi. “Tenemos que tener nervios de
acero; nada nos sorprende ya. Se necesita calma, sangre fría, usar la razón, lo
que la prensa no ha hecho”.
Sobre las personas dentro de la curia
vaticana que han podido filtrar los documentos, Lombardi se limitó a decir: “Es
muy triste que se entreguen documentos internos a extraños de forma
desleal”.
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