El candidato presidencial que gane las
próximas elecciones del 1 de julio recibirá un país polarizado, situación
adversa que lo obligará a buscar la reconciliación entre todos los mexicanos y
los acuerdos legislativos para conseguir que su programa de gobierno transite
México atraviesa por uno de
sus mayores retos democráticos de su historia reciente. Y en la lucha por el
poder sólo una cosa es segura: sin importar el candidato que resulte victorioso
en los comicios del próximo 1 de julio, lo que obtendrá, más allá de un lugar
en la historia, será un país dividido.
A poco más de dos meses de
que concluya el proceso electoral más grande, complejo y costoso de las últimas
décadas, la ciudadanía se encuentra en una encrucijada y los electores tendrán
que decidir por alguna de las dos posturas y visiones de gobierno que están
disponibles.
Por un lado se encuentra la
continuidad, representada por los partidos que ya han ocupado un lugar en Los
Pinos y, por el otro, se encuentra el rompimiento, una opción para muchos
arriesgada, pues es desconocida.
Sin embargo, a pesar del
punto de inflexión por el que atraviesa el país, hay un hecho que permanece y
es la estrategia que los políticos y los partidos han utilizado durante años
para tratar de obtener el apoyo de los votantes.
Lo que más ha destacado en
este proceso electoral son los ataques y las difamaciones entre quienes aspiran
llegar a Los Pinos
Además, por parte de los
candidatos son pocas las propuestas concretas que se escuchan y son aún menos
los ‘cómos’ para llevarlas a cabo.
Gane quien gane, el próximo
presidente de México tendrá que gobernar para todos, tanto para sus aliados
como para sus rivales, sin embargo al día de hoy, lo único que no se ha visto
por parte de los aspirantes al máximo cargo político del país, es la intención
de buscar acuerdos y soluciones en conjunto para llevar a México a buen puerto.
En este sentido, el abogado y
experto en temas electorales, César Astudillo, concuerda con que el México que
quedará después de los próximos comicios federales será uno marcado por la
polarización.
“Es verdad que toda campaña
política implica la confrontación de ideas, implica la crítica, implica,
incluso, hasta la expresión más ácida en torno a los comentarios, señalamientos
de errores y de cuestiones que no se hicieron bien; pero me parece que eso es
solamente una parte de la campaña.
La otra debería de ser la de
las propuestas, la de las ideas, la de los mensajes conciliadores y eso no lo
estamos viendo. De tal suerte que nos estamos aproximando a un dos de julio en
donde gane quien gane la sociedad va a quedar altamente fracturada y no veo
todavía que ninguno de los candidatos esté preocupado por hacer un llamado a la
concordia, a la reconciliación y que también estén midiendo sus discursos para
no generar un rompimiento que después sea difícil o, inclusive, imposible de
suturar”.
En caso de que la estrategia
predominante de los candidatos siga siendo la de difamar y atacar a sus
rivales, hay una serie de riesgos que quien llegue a la presidencia tendrá que
asumir después, ya que la división o la falta de unidad no sólo es un tema en
la cuestión social, también lo es en la legislativa.
“El asunto de tener un
gobierno dividido es que se puede generar una parálisis legislativa y
gubernamental porque el presidente se quedaría sin las herramientas para
impulsar las políticas que requiere para gobernar.
Una visión que también se
podría reproducir en el ámbito local con los gobernadores en caso de que estos
tampoco cuenten con el apoyo de sus Congresos locales para sacar estas
políticas que son competencia de los estados.
Un hecho que afecta porque
detiene políticas que pudieran ser importantes en el ámbito social, económico,
de seguridad, de infraestructura y de finanzas públicas tanto locales como
nacionales”, explica David Morales, doctor en estudios sociales y especialista
en procesos polí- ticos por la FES Acatlán.
Por su parte, el periodista
Esteban Illiades, agrega que la polarización entre los partidos y la ciudadanía
podría incluso extenderse o agravarse tiempo después de que se conozca al
ganador, pues hasta ahora no se ha escuchado ningún pronunciamiento por parte
de los participantes de esta contienda electoral hacia el electorado que no los
apoya.
Gane quien gane, el próximo
presidente de México tendrá que gobernar para todos, tanto para sus aliados
como para sus rivales
“En vez de que los candidatos
manejen un discurso de inclusión están dividiendo. No se escucha a ninguno de
los candidatos dirigirse al electorado que no los apoya y el mensaje de quienes
buscan la continuidad es agresivo en contra de quien se encuentra puntero en
las encuestas en este momento, sin embargo, éste también ha adoptado una
postura de quien no está conmigo está en mi contra”, comenta y agrega que
mientras este tipo de posturas se mantengan difícilmente se podrá generar un
cambio real.
LA APUESTA POR EL FRACASO
Como en todo proceso
electoral es normal que ante las diversas posturas y proyectos de nación que se
manejan se generen tensiones y enfrentamientos entre quienes buscan ganar
un puesto de elección popular, sin
embargo, estas confrontaciones suelen trascender convirtiéndose en un
impedimento para que la clase política encuentre puntos de trabajo en común en
beneficio de una nación entera.
La incapacidad de la clase
política de ver más allá de sus intereses personales o partidistas ha provocado
que se cree un ambiente de polarización que lo único que hace es dañar al país
y a la ciudadanía
“Al terminar la elección va a
ser muy difícil que los partidos políticos en general muestren unidad, pues
quienes resulten perdedores estarán apostando al fracaso de sus rivales para
después decirle a la ciudadanía: “ven cómo este gobierno no les está dando lo
que les ofreció”, por lo tanto, para su propio beneficio partidista le apuestan
al fracaso inmediato e incluso lo llegan a provocar generando división”,
explica el Dr. David Morales.
Esta postura la complementa
Estaban Illiades, quien asegura que los perdedores no son los únicos que se
conducen de esa forma.
“Lo que buscará el candidato
que gane, más allá de la unidad, es restregarle a su adversario en la cara su derrota”.
Esta idea que predomina en el
mundo de la política mexicana de ver únicamente por sus intereses y el de sus
partidos debe cambiar para que se pueda avanzar en busca de la unidad, pues
algo que los políticos no se pueden permitir es, en ánimos de ganar adeptos,
generar mensajes que lleven a una mayor división entre la sociedad y provoquen
a una ruptura entre los partidos y un distanciamiento insalvable, incluso,
entre los candidatos, comenta el jurista César Astudillo.
En relación a esta idea, el
especialista en procesos políticos David Morales, lamenta que la clase política
no pueda unirse para trabajar juntos y sacar adelante los temas en los que
todos coinciden como es el caso del combate a la inseguridad, la corrupción o
la búsqueda de la igualdad entre la ciudadanía.
“Desafortunadamente los temas nacionales
como lo son la seguridad, la desigualdad y el combate a la corrupción no han
sido utilizados para crear un punto de unidad. Los políticos son, valga la
redundancia, políticos profesionales y únicamente atienden a las necesidades de
sus partidos”
- David Morales
Doctor en estudios sociales y
especialista en procesos políticos por la FES Acatlán
Esta falta de habilidad para
generar consensos por parte de los representantes del pueblo demuestra el poco
interés que tienen por resolver algunos de los problemas que más agravian a los
mexicanos con tal de ver a sus rivales fracasar, hecho que para el periodista
Esteban Illiades sólo se podría resolver en un mundo ideal.
“En un mundo ideal los
candidatos usarían los temas que comparten para generar consensos y demostrar
el interés que tienen por gobernar y mejorar el país más allá del partido al
que representan”.
Algo que los políticos no se
pueden permitir es, en ánimos de ganar adeptos, generar mensajes que lleven a
una mayor división entre la sociedad
OPERACIÓN CICATRIZ EN EL CONGRESO
De todos los problemas que la
falta de unidad acarreará a quien se convierta en el próximo presidente de
México, la división entre los partidos en el Congreso será la que provoque más
dificultades tanto en lo local como en lo federal.
La capacidad de quien se
convierta en el próximo presidente para negociar y generar consensos entre los
distintos partidos será fundamental para que pueda llevar a cabo su proyecto de
nación
“Se tengan los resultados que
se tengan, es muy difícil pensar que un partido político va a poder tener las
mayorías necesarias tanto en el Congreso de la Unión como de legislaturas
locales para que el ganador pueda llevar a cabo el plan legislativo que tiene
en mente.
Por ello va a ser de vital
importancia que el candidato que resulte victorioso el próximo 1 de julio tenga
la capacidad de generar diálogo con las otras fuerzas políticas, pues va a
necesitar puentes de comunicación y elementos que favorezcan la construcción de
acuerdos, algo que sólo se va a lograr si no hay una ruptura insalvable durante
la campaña electoral”, expone César Astudillo.
En cuanto a la estrategia que
el próximo próximo presidente y su equipo deben implementar para sumar aliados
en el plano legislativo en lugar de generar una polarización que pueda resultar
en una serie de trabas que les impida llevar a cabo reformas constitucionales o
aprobar las iniciativas que manden, el politólogo David Morales explica que el
partido que gane los comicios debe apostar a generar coaliciones duraderas.
Sin importar quién gane la
presidencia, se tendrá que enfrentar al reto de buscar una mayoría en el
Congreso para poder llevar a cabo reformas constitucionales
“Para llegar a un acuerdo
entre las distintas fuerzas políticas que permita que el candidato que gane la
elección del 1 de julio pueda desarrollar su plan de gobierno se necesita que
éste apele al Congreso y genere coaliciones duraderas con sus rivales. Sin importar quién gane, todos se
enfrentarían a este reto: buscar una mayoría en el Congreso sobre todo para
poder llevar a cabo reformas constitucionales.
Por ello, va a ser de vital
importancia que las coaliciones conserven las cláusulas de coalición y busquen
que sean permanentes”, considera.
Además, el especialista en
procesos políticos explica que para convencer a sus oponentes lo que se
necesita es tener incentivos concretos y capacidad de negociación como lo hizo
la actual administración para lograr aprobar las reformas estructurales.
“Cuando el PAN propuso la
creación del Instituto Nacional Electoral, se le aceptó su iniciativa a cambio
de que ayudaran a aprobar una serie de reformas estructurales como lo fue la
reforma energética”, ejemplifica David Morales.
La construcción de acuerdos
sólo se va lograr si no hay una ruptura insalvable durante la campaña electoral
En caso de que no logren
generar consensos, la siguiente opción sería esperar tres años para buscar la
mayoría en el Congreso durante las elecciones intermedias.
Por ello es responsabilidad
de quien resulte presidente electo generar políticas que sumen mucho apoyo, que
le impriman legitimidad y que se gane el apoyo popular, para que en caso de no
recibir el apoyo de las Cámaras, pueda apelar a la ciudadanía para que apoyen
con fuerza sus políticas y el resto de los partidos se vean obligados también a
ceder en esa parte ante la presión del pueblo.
INSTITUCIONES Y CIUDADANÍA
En la búsqueda del desarrollo
del país, el papel que juegan las instituciones y la ciudadanía es fundamental,
sin embargo, actualmente estos organismos atraviesan por una crisis de desconfianza
grave y la sociedad mexicana tampoco ha cumplido con su responsabilidad cívica
en materia de involucramiento político.
“Como sociedad no somos un
actor organizado y participativo dentro del sistema político ya que se tienen
pocos espacios de representación para la ciudadanía y eso habla de nuestra
actitud y valores políticos frente a lo que los funcionarios públicos y el
gobierno deciden en sí”, comenta David Morales.
El rol que jueguen la
sociedad y las instituciones será de suma importancia durante y después del
proceso electoral, pues de no cumplir con sus responsabilidades cabalmente se
pone en riesgo la democracia del país
Por su parte, César
Astudillo, afirma que es sumamente importante hacer un llamado a las
instituciones para que cumplan con el deber que les confiere la ley y generen
confianza y certidumbre en el proceso electoral en vez de polemizarlo como
sucedió con la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación que permitió que “El Bronco” se colara en la boleta electoral de
último minuto a pesar de todas las inconsistencias e irregularidades que el INE
le señaló. O como el caso de Coahuila en las elecciones del año pasado.
“Es importante hacerles un llamado a las
instituciones pero, sobre todo, al TEPJF, ya que será el que va a demostrar que
esta elección fue válida, que se respetaron los principios que están en nuestra
Constitución para organizar estas elecciones y que el que ganó lo hizo
válidamente”
César Astudillo
Abogado constitucionalista y experto en
temas electorales
Sin embargo los antecedentes
de Coahuila y de “El Bronco” son muy negativos por lo que el Tribunal se tiene
que dar cuenta de que no puede seguir por esa misma ruta, ya que de ser así,
incorporaría también unas gotas de veneno a este vaso de agua que todos
aspiramos a que se mantenga limpio”.
En relación a los constantes
ataques entre los candidatos, el jurista y experto en temas electorales,
explica que también es necesario que se haga un llamado a la moderación desde
todos los sectores.
“A todos nos conviene,
incluidos los partidos, o por los menos a los que tienen un sentido de Estado,
ya que de no llevar a cabo esta exigencia de unidad a quienes hoy están en el
gobierno, se podría crear una división insalvable que termine por afectar al
país en su totalidad y desde todos los aspectos”.
Por último, los especialistas
coinciden en que también se debe pedir al gobierno Federal una conducción
neutra para no favorecer o agredir a ninguno de los candidatos y no mandar el
mensaje de que esta elección está siendo alterada a partir de la utilización de
la estructura del gobierno para tratar de influir en el sentido del voto.
Como sociedad no somos un
actor organizado y participativo dentro del sistema político nacional
(REPORTE INDIGO/ EDUARDO BUENDIA/ ABR 23, 2018)
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