Raymundo Riva Palacio
Los ataques a París fueron
coordinados desde Siria –sugirió el domingo The New York Times– por un equipo
de tres comandos. Esto es lo que se sabe del atentado terrorista el viernes. Lo
que aún no se sabe perturba: si la logística fue armada en efecto por una
célula durmiente en Bélgica, la de los hermanos Salah, que vivían en una zona
deprimida en Bruselas habitada por inmigrantes árabes, que fue activada. Esas
células las integran personas que llegan a un país y se establecen. Van
construyendo su propia historia y se van mezclando en la sociedad. Pueden durar
20 años pasivas –de ahí la descripción de durmiente–, como hacía la KGB
soviética con sus espías en Estados Unidos, y empiezan a actuar en el momento
en que, con un plan definido, las despiertan. Si este es el caso en París, y
esa célula apoyó a dos más que llegaron en apoyo, el comunicado de Estado
Islámico donde afirmó que era “el primero de los ataques”, es más que una
amenaza.
¿Están despertando a sus
células durmientes? Si esto se confirma con nuevos ataques en Francia, Estados
Unidos o Irán, como alertó el domingo la inteligencia iraquí, una nueva fase
del terrorismo está en marcha. Los esfuerzos por detenerlas serán obsoletos
porque los comandos ejecutores de las acciones de Estado Islámico ya estarán
plantados en sus posiciones estratégicas en espera de que les pidan el suicidio
en nombre de Alá. Los ataques en París modificaron la estrategia de Estado
Islámico, según expertos, donde ante las derrotas militares en Siria e Irak,
pasaron a la defensiva –paradójicamente– con ataques terroristas en Europa, que
es vulnerable. Al mismo tiempo, buscaron objetivos civiles incapaces de
defenderse.
En este esquema estratégico
aparece México, uno de los países que se pueden considerar vulnerables y que se
encuentra dentro del teatro de operaciones de los terroristas por su larga
frontera no militarizada con Estados Unidos. Desde los atentados en Estados
Unidos en 2001, sus servicios de inteligencia han reportado la posibilidad de
que por la frontera sur entren terroristas. En abril, Judicial Watch, una
organización conservadora en Estados Unidos, afirmó que células de Estado
Islámico operaban en dos localidades al oeste de Ciudad Juárez, en zonas
controladas por el cártel de Juárez, y ayudados por “coyotes” para meter
ilegalmente a terroristas. Los dos gobiernos negaron esa versión, pero la
preocupación se mantiene en Washington.
En agosto, SITE Intelligence
Group, una organización en los suburbios de Washington que monitorea la
actividad del extremismo islámico en internet, subió a su cuenta de Twitter que
tenía información sobre un posible atentado con explosivos en dos edificios
gubernamentales y una universidad en México, ejecutado por un grupo que se
oponía al desarrollo y la tecnología. En septiembre se encontró un paquete con
una bomba en el estacionamiento de una de las instalaciones de la constructora
OHL, en Naucalpan, antes de que estallara. En noviembre, cuatro artefactos
caseros explotaron en el patio de maniobras del Mexibus en Ecatepec, y cuatro
más no estallaron. Ambos fueron reivindicados por el grupo Secta Pagana de la
Montaña, para expresar su “rechazo y repudio en contra del frenético avance del
desarrollo moderno”. El pasado 11 de noviembre, SITE reportó que un grupo
extremista se adjudicó el intento de colocar una bomba en un edificio en
Cuajimalpa —información desconocida hasta hoy en México.
Los atentados terroristas en
París produjeron una operación policial masiva en Europa y un intercambio de
información entre los mejores servicios de inteligencia de occidente. En una
acción preventiva, el Gobierno mexicano reforzó la seguridad en los aeropuertos
y las fronteras desde el viernes por la noche. Pero hasta este momento no había
recibido solicitudes específicas en materia de inteligencia de Estados Unidos.
No se sabe, sin embargo, cuál es el nivel de confianza para el compartimiento
de información clasificada, porque el gobierno del presidente Enrique Peña
Nieto modificó los términos de la cooperación con Estados Unidos.
El Gobierno peñista
desapareció el Grupo Antiterrorista y al desarticular la división de
Movimientos Subversivos el CISEN, se desmembró un subgrupo que combatía el
terrorismo. No obstante, dijeron funcionarios federales, la total
responsabilidad recae actualmente en el CISEN, y que una área en la PGR también
encara el fenómeno. En la cumbre del G20 en Turquía, el Presidente se refirió a
la cooperación internacional para combatir el terrorismo, pero si uno se ciñe a
lo difundido por la Presidencia en internet, sus pronunciamientos fueron
genéricos y poco sustantivos. La afrenta en París obliga a un replanteamiento
de estrategias.
En un reporte el domingo del
Internacional Business Times, una publicación global en red, los expertos
dijeron que la diferencia en el tratamiento del terrorismo sirio entre Francia
y Estados Unidos es por la forma como perciben el fenómeno. A diferencia de los
estadunidenses, los franceses no han terminado de comprender la guerra de
fondo: que los terroristas matan. Es un estado mental. “Por largo tiempo”, dijo
el experto en defensa e inteligencia francés Christian Harbulot al Times,
“Francia lo ha manejado como un problema policial en lugar de uno estratégico”.
Es exactamente el error en la Ley de Seguridad Nacional mexicana, donde mezcla
la seguridad interna con la seguridad nacional. París obliga a madurar
rápidamente en países como México sobre el fenómeno del terrorismo y actuar en
consecuencia. La amenaza terrorista lo exige.
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE PERSONAL”
DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 17 DE NOVIEMBRE 2015)
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