MÉXICO,
D.F. (apro).- Mordidas, favores sexuales y “otras gratuidades” son algunos de
los regalos que grupos criminales mexicanos hacen a agentes fronterizos
estadunidenses a cambio de sus “servicios”, afirmó hoy el inspector general del
Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), John Roth,
ante la Cámara de Representantes.
A
raíz del incremento de las medidas coercitivas que adoptó el gobierno de
Estados Unidos para vigilar su frontera sur, “las organizaciones del
narcotráfico se han vuelto más violentas y peligrosas, así como más astutas”,
aseveró Roth al precisar que ya “empezaron a reclutar y corromper a empleados
del DHS”.
Por
ejemplo, dijo, en días recientes descubrieron que durante años un agente
fronterizo y un guardia penitenciario ayudaron a traficantes mexicanos a
ingresar al país del norte.
Los
corruptos les proporcionaban información sensible, como mapas, códigos de
puertas y otros accesos, además de la localización de las unidades de control
fronterizo, o les advertían previamente sobre algún operativo antidrogas.
Otro
agente, integrante de la unidad de inteligencia de la Patrulla Fronteriza,
trató de proveer el mismo tipo de información a traficantes, sin embargo, los
supuestos criminales eran en realidad agentes federales estadunidenses. El
oficial corrupto fue encarcelado por tres años.
Ante
legisladores estadunidenses, John Roth expuso un balance de las 16 mil 281
quejas por “mala conducta” por parte de agentes del DHS que recibió su oficina
en 2014. Estas denuncias generaron 564 investigaciones, que a su vez
desembocaron en 112 inculpaciones penales y 36 acciones personales, informó el
funcionario.
También
recordó el caso de dos agentes fronterizos que levantaron a cuatro personas
caminando en el desierto con las mochilas cargadas de mariguana. Aquellos
obligaron a los “traficantes” a quitarse los zapatos y sus chamarras y a comer
grandes cantidades de mariguana. Luego quemaron sus pertenencias y los
abandonaron en el desierto, a “kilómetros del abrigo más cercano”. Los agentes
fueron sentenciados a solamente dos años de cárcel.
Roth
aseveró que su oficina realizó investigaciones sobre delitos de “uso excesivo
de la fuerza”, un eufemismo para definir “incidentes que resultan en heridas
serias o la muerte e incluyen alegaciones de que el uso de la fuerza fue
excesivo o que violó potencialmente los derechos civiles de la víctima”
cometidos por agentes fronterizos.
ESPÍAS BORRACHOS
El
funcionario estadunidense destacó que si bien un “gran número” de los 240 mil
empleados del DHS se desempeñan como oficiales o agentes en la frontera, la dependencia
federal tiene a su cargo los servicios aduaneros, servicios secretos y la
Administración de Seguridad de Transporte, cuyos funcionarios también adoptaron
“malas conductas”.
En
marzo pasado, “uno o más” agentes de los servicios secretos ingresaron a los
sistemas de datos personales y visitaron el perfil de un individuo “quien luego
se convirtió en un miembro del Congreso”.
Durante
la visita oficial del presidente Barack Obama a la VI Cumbre de las Américas en
abril de 2012, que se realizó en el puerto colombiano de Cartagena de Indias,
12 agentes de los servicios secretos solicitaron los servicios sexuales de
mujeres colombianas.
Lo
anterior recuerda las fiestas en las que participaron entre 2005 y 2008 agentes
de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) en
misión en Colombia, con prostitutas colombianas pagadas por los cárteles del
narcotráfico.
En
el caso del encuentro oficial de abril de 2012, Roth explicó que “tres mujeres
salieron de los cuartos sin pedir dinero, cinco pidieron su dinero y fueron
pagadas y cuatro pidieron dinero pero no fueron pagadas”.
Una
de ellas llevó a un policía colombiano a tocar la puerta del cuarto de hotel de
un agente estadunidense, pero no contestó. Otro oficial salió y le pagó.
En
su exposición ante los legisladores, Roth se mostró preocupado ante las “malas
conductas” que adoptaron los agentes del DHS bajo la influencia del alcohol.
Tal fue el caso de un oficial de los servicios secretos durante una visita
presidencial en Tailandia. Su desaparición preocupó a los militares
estadunidenses, quienes movilizaron “recursos intensivos” para localizarlo. El
agente llegó finalmente al aeropuerto con cuatro horas de retraso, con aliento
alcohólico. El avión militar en el que iba a regresar a Estados Unidos se había
ido. Fue suspendido por siete años.
A
un agente de la División de Operativos Especiales, más precisamente del Equipo
de Contra Ataque, lo encontraron tirado afuera de la recámara en la que se
hospedaba en La Haya, en Holanda. “No podía recordar el momento que se fue del
restaurante o cómo había regresado a su hotel”, dijo Roth.
(RIODOCE/
Redacción/ 15 abril, 2015)
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