lunes, 15 de diciembre de 2014

ULTIMÁTUM PARA LA ESCÉNICA



Quince personas fallecidas y un año de trabajos, es lo que ha costado, al momento, la reparación de la Carretera Escénica Tijuana-Ensenada. Oficialmente se mantiene el hermetismo. “Llegaron cometiendo errores”, cuestiona el geólogo y oceanólogo Jorge A.Von Son sobre la obra de CAPUFE

Tras la quinceava muerte, y a un año del colapso de la Carretera Escénica Tijuana-Ensenada, le han puesto un ultimátum a las autoridades federales para restablecer  la vialidad. Pero la respuesta oficial siguen siendo la indiferencia y el hermetismo. Puras “largas”.

El miércoles 8 de diciembre de 2014, si bien la impaciencia y la mala fortuna contribuyeron, las malas condiciones de la Carretera Libre fueron determinantes para que se suscitara el accidente donde perdió la vida Lizbeth Villegas Vidal, joven ejecutiva de 31 años, próxima a casarse. Había recuperado su carril después de rebasar a dos automóviles, cuando una curva provocó la voladura de un tráiler circulando por el carril contrario, mismo que transportaba mallas de acero que cayeron sobre el automóvil de Lizbeth,  partiéndolos al carro y a ella literalmente a la mitad.

Ya desde el 1 de diciembre, personajes políticos y líderes de la sociedad ensenadense habían alzado de nuevo las banderas de protesta ante la proximidad de cumplirse un año del derrumbe de la autopista de cuota, en cuyo plazo, en ningún momento se ha brindado un informe oficial de los avances de la obra, sin contar de las indefiniciones al momento de dar una fecha de reapertura de dicha vialidad.

Postrado un pequeño contingente de ciudadanos en el entronque que divide a la carretera libre de la autopista, la amenaza fue que las protestas y manifestaciones irían intensificándose hasta llegar a las casetas de cobro de Rosarito, e incluso a las garitas internacionales de Tijuana y Mexicali, ello si para el 9 de diciembre el Gobierno Federal no anunciaba el restablecimiento de la carretera. Y no lo hicieron.

“Moriremos con la bandera en la mano… estamos con Armando, siempre seremos amigos…”, canta sin venir al caso un tipo en el plantón pro-Escénica. Y es que el diputado petista Armando Reyes Ledezma ha tomado la causa y se ha erigido como el vocero de los manifestantes, entre los que también se encuentran los presidentes de las Cámaras de Comercio e Industria, y algunos otros sectores.

No obstante, en la protesta no están sumados tantos como deberían ser, dado a la afectación económica y en la vida diaria de los ensenadenses y sus visitantes, tal como acusó Josafá  Lima, un maestro de edad avanzada  que declaró que pesqueros, agricultores campesinos, miembros de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) o el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no han hecho acto de presencia en la protesta, “han dejado solo al alcalde (Gilberto) Hirata”.

HERMETISMO Y NEGLIGENCIA

Acceder al punto accidentado y ahora en reparación de la autopista,  aun desde cierta distancia, es imposible. Las autoridades federales han blindado la zona como si fuera de máxima seguridad,  ni dejan ver, ni informan qué se ha hecho. El hermetismo ha despertado sospechas, como si algo ocultaran. Y las respuestas vagas en torno a una fecha de restablecimiento de la Escénica ha sido la tónica: “Seguro la Carretera Escénica estará abierta antes de la Navidad”, atinó a decir el gobernador Francisco Vega de Lamadrid, un tanto perdido en un tema que evidentemente no trae en su agenda.

Vecinos del área relataron a ZETA cómo por lo menos en dos ocasiones lo que ya se llevaba reparado de la obra se les ha venido abajo, “como que lo hicieron a lo güey”, expresó el guardia de un negocio cercano. No es mera intuición del informante, pues un experto geólogo residente cercano, quien durante varios años ha realizado estudios del suelo y demás condiciones de esa zona de San Miguel y La Misión, advirtió en su momento que la carretera podría colapsarse, y que después del desplome, incluso fue contratado para que hiciera un dictamen para la reparación de la carretera,  también considera que los ingenieros o empresas contratadas para la reconstrucción del Kilómetro 93 no han hecho las cosas eficientemente.

“Llegaron sin saber qué hacer o por qué”, expresa el geólogo y oceanólogo Jorge A.Von Son, quien desde 2007 documentó por qué la Carretera Escénica podría venirse abajo, y resumió en “cinco errores fatales”: construcción del camino de acceso sin diseño ingenieril, bloqueo de alcantarilla, tala de la vegetación, excesivo sobrepeso y vibraciones, y colocación de material pétreo inadecuado.

Solamente la construcción del camino de acceso a la Escénica en ese rumbo, implicó la remoción de 180 mil metros cúbicos material del talud, dejando el talud hasta la playa con material poroso, con muy poca consolidación. “Le cortaron las patas al cerro…”, ilustra “El Tata”, un campesino de la zona.

Eso y los demás errores señalados fueron provocando infiltraciones desde el año 1967, cuando la carretera fue inaugurada, hasta que el 28 de diciembre de 2013, después de dos días de llovizna, finalmente se desplomara la carretera en el Kilómetro 93 de norte a sur. La negligencia de origen se repite ahora, con los encargados de reparar el tramo afectado: “Llegaron cometiendo errores, cosas que hasta Wikipedia te dice que no debes hacer”, asevera Von Son.

De entrada, el especialista señala que rellenaron 80 metros de terreno hasta el mar con “canicas”, es decir, con piedras no suficientemente grandes ni angulosas, que por su peso y forma, impiden deslizamientos al atorarse unas rocas con otras. Otra estupidez, como lo califica el geólogo, es un estudio llamado “Sismografía Regional” para conocer la situación y el comportamiento del terreno a profundidad. Ni siquiera tuvieron la preocupación de buscar las investigaciones que se tienen, que por sí solas, son suficientes.

Las empresas que ganaron la presunta licitación, son la constructora Aldesa, S.A. de C.V., encargada de ejecutar la obra; y la empresa española Pacsa, S.A., que se anuncia como “servicios urbanos y del medio natural” y contratada para supervisar la obra, “unos patanes”, resume un  vecino.

Ambas empresas se han manejado con mucha cerrazón y un bloqueo total no solamente a cualquier ciudadano o funcionario, sino a las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), como si el kilómetro 93 fuera “zona cero” o de máxima seguridad.

Otra de las negligencias señaladas por el geólogo Von Son, son los pozos de monitoreo, mismos que no han sido colocados adecuadamente. Esos pozos se ponen para llevar el registro de material que va saliendo, y deben ser instalados a cien metros uno del otro. “Es un método directo, no requiere tanto gasto, y los encargados de la obra no llevan ningún registro”, denunció el geólogo.

Amén de desperdiciar información valiosa, como la de una compañía extranjera que quiso construir en el área un complejo hotelero y tras un estudio que aquellos sí realizaron, y que sí fue ético, se determinó que no era factible el terreno para tales construcciones.

Pero al margen de los estudios ya existentes, para el experto consultado por ZETA es muy sencillo lo que se debe hacer y no han hecho, por lo menos a cabalidad: la instalación de pozos o piezómetros, obtención de parámetros del suelo para análisis de socavación, y de ahí, calibrar el aforo y balance de agua, estudios hidráulicos e hidrológicos, peritajes para la captación, conducción, distribución de aguar residuales domésticas e industriales, un diseño hidráulico de cruces carreteros con flujos superficiales y subterráneos.

Ante las anomalías que ha sido posible advertir, el hermetismo que ha imperado y el hecho de que al principio se haya manejado un presupuesto de 54 millones de pesos que después se disparó a mil millones de pesos, no solo lleva a la inconformidad por el retraso, sino a la sospecha y el enojo. “Esto es un robo que le están haciendo a Baja California”, especula el maestro Josafá Lima.

EXIGENCIA: CARRETERA ABIERTA Y CUENTAS CLARAS

“No se va a acabar la exigencia aunque se abra la carretera, vamos a pedir una auditoría”, advirtió el diputado local Armando Reyes Ledezma, secundado por Mario Zepeda Jacobo, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA) de Ensenada: “Vamos a pedir un informe económico, auditoría de recursos, porque no es dinero que haya salido de la bolsa de la delegada o de la SCT, es del pueblo”.

Los manifestantes consideran que la Carretera Escénica deberá estar abierta entre el 15 y 20 de diciembre, están a la espera, “si no, ya verán”. Aunque algo esperanzados, la indignación permanece: “Es una burla, una falta de sensibilidad, una ofensa muy grande, ¿cuál es el juego?”, plantea el legislador Ledezma.

Mientras tanto, sobre el deceso que se registró esta semana a causa de un accidente, así como de los otros 14 fallecimientos, responsabilizan a la delegada de CAPUFE, Rosa María Castañeda, quien consideran, no ha dado la cara y ha actuado con desdén e incapacidad. Al llegar al día 342 de cierre de la Carretera Escénica se tenía programada una junta con ella, la cual canceló.

Requerida también por ZETA para conocer la versión oficial de los avances de la obra y del conflicto que se ha suscitado, no ha sido posible concretar una declaración, pues se informa que se mantiene muy ocupada en juntas precisamente por el caso de la Escénica.

Y mientras la lista de decesos crece y las pérdidas millonarias hunden la economía ensenadense, ha sido lanzado el ultimátum para que autoridades de la SCT, CAPUFE  y en sí el Gobierno Federal, asuman ya su responsabilidad y abran la carretera en los próximos días. Aunque también con la suspicacia de que muchos están “llevando agua a su molino”, la sentencia de los líderes políticos, empresariales y civiles que encabezan la protesta es literal: “CAPUFE, ¡se acabó tu tiempo!”.

EL CHOFER FUE EL CULPABLE, NO LA CARRETERA

Fue el exceso de velocidad con el que circulaba el trailero, lo que provocó el accidente a la altura de San Miguel, donde murió la joven Lizbeth Villegas al ser aplastado su carro por varias toneladas de mallas de acero, determinaron los peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).

Como es lo habitual entre los conductores de vehículos de alto tonelaje que circulan por esa carretera, pese a lo accidentado de la misma y lo cerrado de las curvas, Reyes Sánchez iba “volando” cuando su carga, de por sí mal ajustada al vehículo, cayó sobre el auto compacto de Villegas, por lo que el inculpado fue consignado por el juez, por los delitos de homicidio culposo y daños en propiedad ajena.

El trailero queda a la espera de que las autoridades fijen una sentencia, con la posibilidad de salir bajo fianza o, en su defecto, purgar varios años tras las rejas.

(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ/ 15 DE DICIEMBRE DEL 2014 A LAS 12:00:00)

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