Un joven
estudiante, fotógrafo, se adentró en la vida de personas adictas en Mexicali.
Su ensayo fotográfico con el título de este artículo, retrata el dolor de la
abstinencia y el placer que produce la droga a consumidores habituales;
aquellos que viven solo para obtener la dosis diaria, y aquellos que llevan una
vida socialmente aceptable
“Pero ¡qué terrible
es el día siguiente! Todos los órganos relajados, fatigados, los nervios
distendidos, las temblorosas ganas de llorar, la imposibilidad de entregarse a
un trabajo continuado os enseña cruelmente que habéis jugado un juego prohibido
(…) sobre todo la voluntad, la más preciosa de todas las facultades, queda
mermada”.
La descripción, muy
acertada, es de Charles Baudelaire, en su obra titulada “Los Paraísos
Artificiales”, y que suele ser de algún modo, el conocimiento general de los
ciudadanos hacia aquellas personas que dedican tiempo de su vida al uso de droga.
Las presentes
fotografías son parte del proyecto “Frontera Junkie”, donde se busca retratar
las drogas que principalmente se consumen en la frontera norte del país,
específicamente en Baja California. Además de la ubicación geográfica, el
título del ensayo se debe al ánimo de hacer alusión a la línea que se cruza de
diversas maneras cada vez que alguien utiliza este tipo de sustancias químicas:
de la realidad a la distorsión, de la depresión a la alegría, del aburrimiento
a la distracción, de la salud a la enfermedad, del dolor del síndrome de
abstinencia a la gloria, la restructuración de las cualidades mentales y, en
muchos casos, la frontera entre la vida y la muerte.
Bella Vista, la 18
de Marzo, Infonavit Cucapah y Los Virreyes, son algunos de los sitios
frecuentados para obtener las imágenes presentadas, donde por medio de la
amabilidad de adictos y/o consumidores, se acordó siempre resguardar su
protagonismo en anonimato.
El proyecto ha sido
pensado para reflejar las cuestiones circundantes al uso de drogas, entre las
que se pueden encontrar el desamparo, el abandono, la degradación y la soledad
en que viven muchas personas adictas a este tipo de sustancias, ya que varios
de los fotografiados mientras ejecutaban su casi-santo ritual del consumo, son
individuos en completa bancarrota física, económica, social y emocional.
Es importante
señalar que otra parte del proyecto “Frontera Junkie” trata de reflejar la
euforia , la alegría y el placer que producen las drogas, ya que otros
captados, son empleados, estudiantes y gente de familia, quienes opinan que
llevan mucho tiempo consumiendo estupefacientes y nunca les ha causado
problemas mayores. En este sentido y contradiciendo un poco las palabras de
Baudelaire, se busca mostrar ambas caras de la moneda, la vida junkie donde no
existe nada más que obtener las dosis diarias para sobrevivir al dolor de la
abstinencia, y la vida junkie donde se pretende llevar una vida socialmente
aceptable, mientras el consumo no es algo primordial en la vida de la persona;
aunque se sabe que esto último, solo unos cuantos tienen la fortuna de lograr,
ya que las adicciones suelen ser progresivas y crónicas.
* Las
fotografías fueron tomadas por el autor del texto, estudiante de Ciencias de la
Comunicación en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de
Baja California (UABC)
(SEMANARIO
ZETA/ REPOTAJEZ/ESPECIAL PARA ZETA / TERCERO DÍAZ GUTIÉRREZ/ 15 DE DICIEMBRE
DEL 2014 A LAS 12:00:00)
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