viernes, 17 de enero de 2014

“JOSÉ VE EL ROSTRO DEL SEÑOR”: SACERDOTE



Ya está ante la vista del Dios…

No fue fosa común, exclaman dos hombres que al final no presentaron identificación, al fin y al cabo eso carece de la menor importancia cuando un centenar de bondadosos guaymenses, periodistas, funcionarios públicos municipales, representantes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, ciudadanos de bien y vecinos del sector, elevan a Dios la plegaria universal del Padre Nuestro…
  
Guaymas, Sonora (DP).- “José ve el rostro del Señor” exclamó el sacerdote que ofició la Homilía por el descanso, al fin, del alma de José Sánchez Carrasco, el mexicano, el hombre de la tierra, el hijo, el hermano, el amigo, el compañero, el ser humano que antes de perder la vida aquí se ganó el corazón de miles gracias a la labor del amigo Gilberto Bermúdez.

No fue fosa común, exclaman dos hombres que al final no presentaron identificación, al fin y al cabo eso carece de la menor importancia cuando un centenar de bondadosos guaymenses, periodistas, funcionarios públicos municipales, representantes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, ciudadanos de bien y vecinos del sector, elevan a Dios la plegaria universal del Padre Nuestro.

El reloj, el aparato físico del tiempo que no perdona condición humana registraba las 2 de la tarde cuando los grupos de hombres y mujeres de a poco se congregaban en el camposanto donde fue depositado el cuerpo del hombre de la tierra que recorrió al menos 8 países del orbe gracias a la denuncia de una pareja como Oralia y Gilberto que determinados ejercieron a plenitud el ejercicio periodístico, si no, para qué sirve escribir si no es para la gente, la raza, la sociedad.

Uno a uno, parejas, compañeros, vecinos, reporteros, camarógrafos, directores de medios, representantes de iglesias, curiosos y en general organismos de la sociedad civil organizada se acercaban no a la fosa común, se hacían presente ante el cuerpo de quien en algún momento tuvo un corazón que latía al máximo en los jornales de Sonora y sólo Dios sabe, de qué tantos estados de mi Patria.

No fue momentos de pensar en insensibilidad de los servicios de salud pública en Sonora, ni mucho menos en la abismal debacle económica por la que atraviesa este generoso Estado que nos vio nacer, no… era tiempo de reflexión, de calma, de paz, de fraternidad, de solidaridad, era tiempo de recordar y asimilar que la fragilidad de la vida, de lo finito del ser humano, de la bondad de Dios, de lo poco que somos los seres humanos sin ternura.

José unió por primera vez a más de 100 almas que desconocemos la fertilidad de la tierra, de la siembra, del labrado, del cuidado de los frutos que la Divinidad y la Naturaleza nos brinda para subsistir y que los grandes agrotitanes aprovechan para engordar sus anchas carteras crediticias con cargo al erario público y que hoy llevan a mi México al peor abismo económico del que se tenga memoria.

José ya no es sólo un cuerpo congelado por más de 80 días en las frías gavetas de una funeraria, menos del doloroso olvido de una sociedad que de a poco nos hacemos más insensibles, carentes de calor suficiente siquiera para mantener estable nuestros cuerpos, nuestros corazones.

Durante la cristiana sepultura hubo rostros, miradas, suspiros, llantos, sonrisas… miradas de esperanza que contagiaron a quien con agua bendita rociaba la lápida del ser humano que movió la estructura social, política, religiosa y académica de Sonora, quizá no a quienes disponen discrecionalmente del recursos públicos en una Entidad que soporta cualquier despojo  y saqueo.

En el lugar, Antonio Gutiérrez, secretario ejecutivo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos expresa la afirmación del ombudsman sonorense, Raúl Ramírez Ramírez:

“El caso de José Sánchez Carrasco no está cerrado”, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos continúa con las investigaciones y en breve habrá de resolver sobre el trato indigno y la violación de los Derechos Humanos que en vida le fueron vulnerados al mexicano que por años labró la tierra para enriquecer a unos cuantos y alimentar a quienes aún continuamos por este sendero.

El jueves, en el Heroico Puerto de Guaymas no terminó la historia de José, el de Chihuahua, comenzó otra donde se escribirá un espacio para conmemorar a un hombre que nos enseñó que es preferible morir de pie que vivir hincado, que mejor es morir con dignidad que vivir bajo el yugo de la intolerancia, la falta de fe y en espera de una atención médica supedita a los presupuestos gubernamentales lacerados por el desfalco y la corrupción de nuestros Gobiernos.

José Sánchez Carrasco, hoy ya ve el rostro del Señor.

Descanse en paz.

(DOSSIER POLITICO/ Alejandro Matty Ortega /  2014-01-17)

No hay comentarios:

Publicar un comentario