sábado, 3 de noviembre de 2012

EL PAN DE GUAYMAS, PARTIDO DE ESTADO Y SIMULACIÓN DEMOCRÁTICA

La Viña del Señor

Contra lo que se esperaba no fue Juan Valencia, ni Adrián Espinoza, ni ningún otro jerarca del PAN estatal quienes operaron la sustitución de Francisco López Lucero en la dirigencia municipal de ese partido en el puerto, sino funcionarios del gobierno estatal los que cabildearon, ofrecieron posiciones, intimidaron y metieron su cuchara para allanarle el camino a Omar Núñez Caravantes para que se quedara con esa posición.

Según fuentes allegadas al blanquiazul fue el exsecretario del ayuntamiento con Antonio Astiazarán, el exregidor priísta en la administración de Carlos Bebo Zataraín, Manuel Villegas Rodríguez quien cumplió la encomienda de su jefe el secretario de gobierno Roberto Romero López, de sentar a los aspirantes a la presidencia del Comité Municipal panista para dejarle ruta libre para suceder al Panchito al Calamardo, compadre y parte de la secta de Francisco Paco Bueno al interior de Acción Nacional y de quien se sospecha pondría todo de su parte para abrirle cancha a su gurú  para afianzarse en la candidatura a la alcaldía en las próximas pizcas.

En esa planchada en donde Villegas se reunió por separado con las otrora tiradores, para se supone negociar ofrecimientos, anduvo muy movido el exalcalde César Lizárraga Hernández, presionando y tratando de convencer para que declinaran sus pretensiones tanto Andrés Valenzuela, Mirna Araujo como Eduardo Garza, cosa que al final de cuentas lograron, con lo cual Omar se perfila a la usanza priísta como “candidato de unidad” al cargo partidista.

De la naturaleza y el nivel de intervención queda claro que el PAN porteño es pieza clave en el engranaje de la estructura de poder del gobierno del Nuevo Sonora, cuyos mandones no piensan dejar hilo suelto de cara al proceso electoral del 2015, en donde los encontronazos en el Congreso del Estado por el tema de Sebastián Sotomayor Tovar, quien primero fue magistrado mediante un procedimiento cuestionado por la oposición y presidente del Supremo Tribunal de Justicia, forman parte de las escaramuzas y de los escenarios preparatorios de la guerra que viene.

Por otra parte, algunos suspicaces comentan que la salida de Omar Nuñez de la delegación regional de la SEC en Guaymas-Empalme, más que beneficiar al grupo del Paco, lo perjudica, porque forma parte de un operativo para ir desplazando de las posiciones administrativas a gente identificada con éste, en aras de menguar la capacidad de presión de dicho grupúsculo conocidas sus ambiciones políticas, pero también sus deficiencias a la hora de operar las jugadas políticas, lo cual quedó evidenciado ante los malos números que rindieron en la pasada elección cuando el PRI les puso tremenda tunda en el municipio ganando de todas todas a grado de perder la alcaldía guaymense a pesar del enorme dispendio de recursos para encumbrar al candidato oficial Manuel Aguilar Juárez.

Es sabido que el PAN local está dividido y las heridas que produjo el proceso interno a propósito de la elección del candidato presidencial se mantienen abiertas ante la soberbia mostrada entonces por los operadores de Ernesto Cordero coordinados en el municipio por el propio Omar Núñez, quien encabezó la línea dura en contra de sus rivales los Chepinos que con la venia de Dolores del Río, gente cercana a la excandidata Josefina Vázquez Mota, encabezaron Héctor Hernández y Oscar González.

Posterior a eso, Omar y sus achichincles, se volcaron siguiendo instrucciones o por convicción, a apoyar a sacar avante la precandidatura de Manuel Aguilar en un proceso viciado y en donde los dados estuvieron cargados a favor del armador y lograron aplastar las aspiraciones de Oscar González.

A fuerzas, ni los zapatos, aunque sean azules

Ya en la elección constitucional, la situación tomó otro rumbo y nunca pudieron los operadores  panistas, coordinados desde el más alto nivel por Sebastián Sotomayor, responsable de sacar adelante a los candidatos oficiales, remontar el empuje priísta en el sur del estado quien aprovechando la inconformidad ciudadana por la construcción del acueducto Independencia acaparó al por mayor espacios en disputa en detrimento de las opciones blanquiazules y sus aliados del PANAL-SNTE.

Ese fracaso pintó de cuerpo entero a los operadores del oficialismo en Guaymas, incapaces de sacar adelante, ni con todo el dinero del mundo, a las candidatos azules, pues César Lizárraga a diferencia de Javier Caraveo en Empalme, perdió la contienda en la ciudad y puerto que gobernó tres años, pues es sabido que Javier ganó en la ciudad rielera pero perdió en la zona yaqui, muy resentidos contra el gobierno por la obra hidráulica que dicen los habrá de despojar del agua de la franja izquierda del río Yaqui que les pertenece por decreto de tata Lázaro.

En la elección quedó demostrado que Lizárraga fue rechazado como candidato por los porteños por entre otros factores su pésima imagen pública y los señalamientos de corrupción que marcaron su mandato como alcalde.

Ese adverso escenario es el que ameritaba que Acción Nacional contara con un liderazgo municipal con el habla completa, que tuviera la legitimidad democrática y la fuerza moral suficiente tanto al interior como al exterior del partido para pian pianito asumir una postura de verdadera oposición responsable con sus regidores en cabildo y a la par ir conformando una opción de gobierno para el 2015, sin las cargas negativas que heredó la administración de Lizárraga, cuyo legado y fallas habrá de utilizar el gobierno de Otto Claussen para minar y desprestigiar al partido en donde habrán de pagar justos por pecadores y en donde el Contralor Héctor Hernández, el Maizena, desempeñará un rol importante.

Por lo pronto la rueda de la justicia se echó a andar y serán citados para aclarar paradas de la entrega-recepción 17 exfuncionarios de la administración pasada entre ellos para abrir boca los exalcaldes César Lizárraga y Mónica Marín. El show se va a poner bueno.

¿Y la militancia, apá?

En todos estos intríngulis y tenebras para imponer perfiles de conveniencia la que pierde es la militancia del PAN, a la que se le niega el poder escoger a sus dirigentes y se les trata como a menores de edad incapaces de alcanzar la madurez suficiente para ejercer sus derechos político-partidistas y a quienes más que como ciudadanos plenos se les otorga categoría de vasallos, con apoyo de cortesanos como Javier (Tasitas) Peralta y Felipe (Grillo) Valenzuela, en perjuicio del debate de ideas y el empobrecimiento intelectual de la militancia,  cuyo producto es una democracia partidista simulada.

Lo que queda claro es que los panuchos no aprendieron de los errores y de que tienen riesgo de volver a tropezar con la misma piedra, cuando el despido masivo de panistas del ayuntamiento será factor a considerar cuando al PAN le urgía un líder con legitimidad y con capacidad de interlocución, no otro embajador.

Desde hace rato Acción Nacional dejó de ser el partido que soñaron sus fundadores y doctrinarios y que diseñan sus documentos básicos al menos en la forma al hacerse realidad el temor de Carlos Castillo Peraza de “ganar el gobierno, pero perder el partido”
Ni hablar, cada quien tiene el partido que se merece…

No hay comentarios:

Publicar un comentario