Por vía telefónica, el especialista critica las acciones para capturar a El
Chapo Guzmán y a otros líderes de la delincuencia organizada con miras a los
dividendos políticos que pudieran dejarle al gobierno rumbo a las elecciones de
julio próximo.
Sostiene que la captura de dirigentes de cualquier cártel sólo ocasiona el
reacomodo interno y el recrudecimiento de las disputas con otras organizaciones
criminales por el manejo de las plazas.
Consultado sobre la trascendencia del encuentro entre la secretaria de
Seguridad Interna de Estados Unidos, Janet Napolitano, y el secretario de
Gobernación de México, Alejandro Poiré, en la Ciudad de México a finales de
febrero, Buscaglia aclara:
“El Chapo es un gerente operativo (del narco), pero quienes realmente manejan
la organización del Cártel de Sinaloa son cientos de políticos y empresarios que
están legalmente constituidos y cuyos brazos operativos son los que vemos
caricaturizados en los periódicos mexicanos.”
–La señora Napolitano, aseguró que su país será persistente para lograr la
detención del líder del Cártel de Sinaloa –se le comenta.
–No nos confundamos. Atacar a estas empresas criminales no es con la
detención del Chapo; él es un gerente operativo que inmediatamente sería
remplazado; aún más, El Mayo Zambada tiene un rol muchísimo más importante que
El Chapo en muchos sentidos. Hay que hablar seriamente de esto, más allá de las
conferencias de prensas y de los shows mediáticos.
Para Buscaglia no está mal que el gobierno de Estados Unidos use una técnica
de ataque psicosocial hacia las cabezas visibles de los grupos criminales, como
lo hizo contra Osama bin Laden y ahora pretende repetirlo con Guzmán Loera. Sin
embargo, dice:
“Lamentablemente se desvía la atención. Atacar a las empresas criminales
significa, en todos los Estados serios, atacar a los políticos del más alto
nivel que están formando parte de estos grupos criminales por acción u omisión;
significa atacar a las empresas privadas constituidas legalmente que le dan
logística operativa a los grupos criminales.
“Los países serios, como Alemania e Italia, no tratan de caricaturizar a la
delincuencia organizada en una sola cara, como ocurre (en México) con Joaquín
Guzmán.”
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