Eduardo Macías Martínez/elportaldelanoticia
La famosa frase de James Carville,
asesor de Bill Clinton en su exitosa campaña política de 1992 rumbo a la
Casa Blanca, “¡Es la economía, estúpido!", Bien pudiera aplicarse al
defenestrado ex gobernador de Tabasco Andrés Granier, con la variante
de: “¡Es la política totonaca, estúpido!”
Y es que su miopía política y nada más, lo convirtieron en el preso
número dos (remember Gordillo), del gobierno de Peña Nieto, pues Arturo
Nuñez, el famoso pingüino neo perredista, sucesor de Granier en Tabasco,
es un simple convidado de piedra en el vergonzante festín de perros.
Así, una pregunta recorre la mente de muchos mexicanos no iniciados
en las artes de la cada vez más podrida grilla nativa ¿por qué Granier
está en el bote y no Juan Sabines, saqueador de Chiapas o el
paradigmático coahuilense Humberto Moreira, quienes, junto con otros ex
gobernadores, hicieron peores tropelías?
Muy sencillo: ellos no cometieron el error político de pelearse con
el jefe, no desafiaron al chido de chidos, al Tlatoani que da y quita,
al jefe máximo, al gran semi dios del poder, pues…
Granier desafió a Peña y ahora enfrenta las consecuencias. Que quede
claro, al tabasqueño no se le castiga por ser una ratota, un cuasi
canguro, o por su insultante vestuario sino por la supina estupidez
política mostrada meses atrás.
En su desgracia política, a Granier de nada le sirven ahora sus 400
trajes y chorro mil camisas pues por un largo rato sólo podrá vestir el
uniforme de reo (¿habrá camisolas reglamentarias de penal de marcas
picudas? Sería bueno hacerlas).
Todo es muy claro, en México tienen carta de impunidad los
depredadores de los presupuestos públicos, esos bandidos que hace tiempo
dejaron chiquito al legendario Alí Baba, pero lo que no se perdona es
la insubordinación al poder.
Quién desafía al mandamás en turno, pinta su calavera.
FALTA DE PERSPECTIVA
Y el químico lo hizo. No miró en
perspectiva. Su historia es simple: corrían los finales de 2011 y
principios de 2012. Enrique Peña preparaba su campaña política pero ya
despachaba como candidato casi oficial. Tenía a Pedro Joaquín Coldwell
en el CEN del PRI y a Osorio Chong en Organización.
Para Peña Nieto, en funciones de gran elector tricolor, la sucesión
en Tabasco, cuya elección de gobernador va empatada con la presidencial,
no tendría mayor problema, pero Granier quería imponer por la fuerza en
la candidatura a su secretario de Salud, Luis Felipe Graham Zapata.
Granier, arrogante y necio, no dejaba pasar a Jesús Alí de la Torre,
candidato del grupo Atlacomulco y alfil de la poderosa familia
tabasqueña Neme, muy cercana a Peña Nieto en los negocios en el Edomex.
Ese fue su primer gran error político. Le puso el pie al gallo del
mexiquense.
Las negociaciones se le complicaron al CEN tricolor. Hubo varias y
prolongadas reuniones en el segundo piso del edificio principal de
Insurgentes Norte y Colosio. Salieron chispas. No se lograba el acuerdo,
incluso se habló de inminentes rupturas. Nadie daba su brazo a torcer.
A este reportero le tocó estar allí, en solitario, a las afueras de
las oficinas de Pedro Joaquín Coldwell, en espera de resultados.
Una reunión con los cinco aspirantes a la gubernatura, además de
Pedro Joaquín, Miguel Osorio Chong, el delegado del CEN en Tabasco, José
Antonio González Kuri, y el dirigente estatal del partido, Miguel
Alberto Romero, se prolongó de las 13 hasta las 20 horas.
Durante, ese lapso, Osorio Chong, salió furioso varias veces de la
oficina de Coldwel rumbo a Organización que estaba en el mismo segundo
piso del CEN.
A Osorio se le veía muy encorajinado. Los tabasqueños no cedían a la instrucción superior.
Finalmente se impuso la lógica, Alí de la Torre fue anunciado el 19
de enero como abanderado del tricolor a la gubernatura tabasqueña.
Graham Zapata lo sería a la presidencia municipal de la capital
Villahermosa.
Eso molestó al virrey Granier quien cometió su segundo error
político: le hizo el vacío al candidato de Peña Nieto. Que se rasque con
sus uñas. Aquí no truenan más chicharrones que los míos, diría el
químico.
Los resultados están a la vista: Alí de la Torre y Graham fueron
apaleados en la elección constitucional. El PRD ganó Tabasco. Granier no
calculó el efecto Peje en su tierra y como diría la canción de Emanuel:
todo se derrumbó.
Para el tricolor se perdió el estado, la mayoría de las presidencias
municipales y el congreso local que ahora tiene dos a uno de diputados
perredistas frente al PRI.
Ese fue el tercer error político de Granier. No propiciar la unidad
política a que estaba obligado por el simple hecho de que había un
tabasqueño contrario al PRI en la contienda presidencial. No pensó o no
quiso operar conforme a la lógica.
PEÑA NO PERDONO LA AFRENTA
Peña ganó la presidencia de la República, el agravio en Tabasco era
manifiesto y sólo era cuestión de tiempo para cobrar la afrenta.
Todo le salió a pedir de boca a Peña Nieto. Granier se emborrachó y
se clavó de fea manera con sus presunciones de ropita y calzado por
toneladas y al igual que a la maestra Gordillo, primero lo colgaron en
la plaza pública mediática y luego, muy fácilmente, le clavaron el
diente de la justicia con fuertes aplausos para el jefe el Ejecutivo
federal.
Granier está en chirona y su abogado dice que es un perseguido
político. Tiene razón. El químico es un preso de su propia estupidez
política.
Graham Zapata anda a salto de mata al igual que Carlos Manuel Alcudia
de la Cruz, también ex secretario de Salud de Granier y el ex director
de administración de ese sector, Adalberto Vázquez Gómez, y todo por las
torpezas de su jefe político.
Por si le faltaran clavos al ataúd político de Granier, el auditor
superior de la Federación, Juan Manuel Portal Martínez, señaló que esa
instancia analizará la cuenta pública de la gestión del ex gobernador
para determinar si hay anomalías en el manejo de recursos federales, lo
cual está más que cantado.
Asimismo, el congreso local, de abrumadora mayoría perredista, en
breve se dará un festín con la cuenta pública 2012 y le pondrá a Granier
más piedras en el camino de su anhelada libertad.
Frente a ese panorama, por fuerza vienen a la memoria los casos de
Amalia García en Zacatecas, de Leonel Godoy en Michoacán, de Fidel
Herrera en Veracruz, de Mario Marín en Puebla o del “asquitos” Emilio
González en Jalisco, junto con Reynoso Femat en Aguascalientes, o
Marcelo Ebrard en el DF, quienes, entre otros más, andan en las mismas
que Granier.
Sólo que a ellos los protege el manto divino de la impunidad
institucional, sobre todo luego de los comicios el 7 de julio que
pondrán a todos más tranquilos para poder seguir gozando de sus fortunas
mal habidas pero logradas sin conflicto de interés político.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Eduardo Macías Martínez/ Domingo, 07 de Julio de 2013 12:4)
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