Redacción/ Riodoce
El blindaje en torno a Carlos Alfonso Ontiveros Salas, ex secretario
de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, procuró
protegerlo de eventuales atentados en su contra, pero no previó las
amenazas por parte de grupos de la delincuencia organizada que
finalmente —en medio una serie de versiones oficiales encontradas— lo
hicieron renunciar al cargo la semana pasada.
Las explicaciones tras las cuales los gobiernos estatal y municipal
quisieron esconder las verdaderas razones del sorpresivo retiro del jefe
policiaco, en vez de convencer confundieron más. El argumento de las
vacaciones por casi un mes o el ardid de la dimisión para permitir la
conformación del mando único en seguridad pública, develaron otra
realidad.
Dotado a mediados de enero de 2012 de una camioneta a prueba de
ataques de armas de fuego de alto poder, el exsecretario de Seguridad
Pública de Culiacán ya había recibido advertencias anónimas de que su
vida estaba en peligro, a raíz de los operativos que encabezó, en Isla
Musala y Las Quintas, contra narcojuniors que se habían apoderado de la
vida nocturna, cometiendo desmanes, violaciones de jovencitas y tomando
el control de los antros ubicados en ese sector.
Ninguna amenaza, sin embargo, había sido de la envergadura de la que
recibió la noche del martes 16 de abril cuando Ontiveros Salas participó
en un operativo que encabezó el subdirector de la Policía Municipal,
Raúl Hernández Hipólito, en las inmediaciones del panteón Jardines del
Humaya, al sur de Culiacán.
La información obtenida en fuentes de la Dirección de Seguridad
Pública Municipal refiere que en ese operativo fueron aprehendidas tres
personas que a bordo de un vehículo llevaban consigo armas de grueso
calibre.
Las detuvieron, trasladaron a las instalaciones de la Policía
de Culiacán e ingresaron los datos a la base de información criminal
conocida como Plataforma México, mientras que el arsenal fue bajado en
la parte trasera de la oficina del director de la corporación.
Elementos que tomaron parte en la detención del grupo armado
informaron que entre los detenidos se encontraba una persona
identificada como el Changuito y otra apodada como el Monkey, supuestamente integrantes del grupo Los Ántrax, organización delictiva al servicio del cártel de Sinaloa.
Mientras procedían a fichar a los detenidos entró a las oficinas de
los jefes policiacos la llamada de un alto mando de la Policía
Ministerial del Estado, gestionando para que los liberaran, accediendo a
ello la misma noche del 16 de abril.
También se recibieron amenazas de muerte contra Ontiveros Salas,
Hernández Hipólito y otros mandos policiacos que participaron en el
operativo referido, entre estos el jefe de la Unidad Especializada
Contra el Robo de Vehículos de la DSPM, viéndose obligados a salir del
estado por cuestiones de seguridad personal.
Ontiveros Salas estuvo en la Ciudad de México hasta que el 6 de mayo
reapareció en Culiacán para presentar su renuncia como secretario de
Seguridad Pública y Tránsito Municipal. La información precisa que
Hernández Hipólito se reincorporó a la DSPM, pero ya no como subdirector
sino como primer oficial.
En la Policía Municipal no quedó ningún parte informativo sobre estos hechos.
Conflicto de versiones
El pasado 4 de mayo, el gobernador Mario López Valdez se vio obligado
a salir al encuentro de las conjeturas que desbordaban en la Policía de
Culiacán respecto a la súbita desaparición del secretario de Seguridad
Pública y Tránsito Municipal.
Incluso López Valdez echó abajo la justificación que el alcalde de
Culiacán, Moisés Aarón Rivas Loaiza, había sostenido en el sentido de
que Ontiveros Salas se hallaba de vacaciones.
Declaró el gobernador que Ontiveros Salas tenía un permiso pero que
desconocía si era provisional o para separarse definitivamente del
cargo. “Si busca dejar la Secretaría de Seguridad Pública, habrá de ver
la manera de encontrar un nuevo elemento que realice estas funciones”,
agregó.
Dio a conocer que Héctor Ochoa Polanco estaba como encargado de la Sspytm, en tanto se definía la situación de Ontiveros Salas.
Un día antes a la declaración de Malova, el alcalde Rivas
Loaiza dijo que Ontiveros Salas no había renunciado al cargo sino andaba
de vacaciones y que mientras regresaba, Ochoa Polanco estaría encargado
del despacho. La fuerza de los rumores lo llevó a tejer otra versión
que antecedería a la renuncia repentina del entonces titular de la
SSPyTM.
“Al entrar en vigor la figura del Mando Único se presentará una
terna de aspirantes y corresponderá al gobernador Mario López Valdez
ratificar a Ontiveros Salas o nombrar un nuevo secretario de Seguridad
Pública en la capital”, dijo Aarón Rivas.
En ese contexto de enredos, el 6 de mayo reapareció Ontiveros Salas
solo para presentar formalmente la solicitud de separación del cargo que
había abandonado un mes antes. La decisión, explicó, es “para facilitar
la decisión de nombrar a un mando único de las corporaciones policiacas
en Sinaloa”.
“Después de haber cubierto el periodo vacacional, autorizado por el
presidente municipal, hoy solicité formalmente mi licencia para
separarme del cargo como titular de la Secretaría, en espera de que se
concrete ya el compromiso relacionado con el Mando Único en Sinaloa,
producto de un proyecto nacional aprobado por el Consejo Nacional de
Seguridad Pública”, declaró a los medios.
Sin embargo, el presidente municipal lo designó de inmediato asesor
jurídico del Ayuntamiento de Culiacán y le asignó escolta personal,
apuntalando la versión de la renuncia por amenazas recibidas de parte
del crimen organizado.
El cuento del Mando Único
Carlos Ontiveros Salas ya había sido evaluado para seguir al frente
de la Policía de Culiacán e incluso aprobó el examen de control de
confianza, por lo cual se daba por hecho su permanencia en el cargo.
Cubrió todos los requisitos, excepto uno: no pertenecía al compacto
grupo de hombres que están al servicio de Jesús Antonio Aguilar Íñiguez,
Chuytoño, jefe de la Ministerial del Estado, que en los hechos ejerce el Mando Único en Sinaloa.
Cuando a finales de abril el Cabildo de Culiacán autorizó al alcalde
Aarón Rivas a formalizar el Mando Único con el Gobierno del Estado, era
Ontiveros Salas el que figuraba para continuar al frente de la
Secretaría de Seguridad Pública.
La invención de que Ontiveros Salas salía para facilitar la
transición de la DSPM al Mando Único surgió en el despacho del alcalde,
donde se decidió mantener bajo reserva las amenazas que recibió el
secretario de Seguridad Pública, para cuidar su integridad física, se
dijo.
En realidad no había prisa por formalizar el Mando Único en Sinaloa ya que este opera desde mediados de 2011 cuando Chuytoño
empezó a tomar el control de todas las policías municipales y
estatales, erigiéndose en el superpolicía del gobierno de López Valdez.
Además, a inicios de mayo el secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong, instruyó a los gobernadores a no forzar los tiempos de
integración del Mando Único en los estados, para privilegiar criterios
de eficiencia, colaboración y acuerdo.
El gobierno de Malova dio la semana pasada los primeros pasos
para el establecimiento de la Policía Única Coordinada al integrar a
Héctor Muncharraz Buelna, ex comandante de la Cuarta Zona Naval, como
subsecretario de Estudios y Proyectos de la Secretaría Estatal de
Seguridad Pública.
Aunque días antes a ese nombramiento, la renuncia de Ontiveros Salas a la Sspytm le había facilitado a Chuytoño
la toma del control de la Policía de la capital sinaloense que está a
cargo de otro de sus hombres de confianza: Héctor Ochoa Polanco, quien
desde diciembre de 2011 dirige la corporación en sustitución del militar
Ernesto Niño de Rivera.
Finalmente las amenazas contra Ontiveros Salas sí contribuyeron a
integrar el Mando Único en Sinaloa. Su renuncia le allanó el camino a Chuytoño para el mando absoluto en la Policía de Culiacán.
Con el sello Ántrax
En la estructura jerárquica del grupo delictivo Los Ántrax figura poco el Changuito, presuntamente detenido y liberado por la Policía de Culiacán el pasado 16 de abril.
En algunos narcocorridos se hace mención a su apodo, como en el del
grupo Triple Norte, que lo referencia de la siguiente manera:
Es hombre que no se raja / con amigos y enemigos / unos le dicen el Rafa / desde cuando él era un niño / tiene un cuento aquí en los Ántrax / todos le dicen Changuito.
Inteligencia y agallas / y el virus trae el amigo / en la línea de Zambada / también a la orden del Cinco/ ya se ha visto que las puede / en Culiacán conocido.
Los Ántrax, de acuerdo con informes de la Secretaría de
Seguridad Pública del Gobierno federal, es un grupo de sicarios al
servicio del cártel de Sinaloa que es liderado por Joaquín el Chapo Guzmán e Ismael el Mayo Zambada.
La estructura que encabeza a Los Ántrax, según un archivo de la SSP federal, se integra de la siguiente manera:
— El Chino Ántrax, (pendiente el nombre completo) creador y jefe del grupo.
— Sargento Phoenix Ántrax, jefe de sicarios (preso en el penal de Culiacán).
— El Traka Ántrax, que es el instructor o reclutador.
— Pancho Arce, cuarto en el nivel de mando (muerto).
— Cheyo Ántrax.
— El Mele.
— El Roque (muerto).
La noche del 31 de octubre de 2011 murió Francisco Arce cuando un
comando armado lo atacó mientras jugaba en un centro deportivo de la
colonia Emiliano Zapata en Culiacán. Un comando lo ejecutó alrededor de
las 23:00 horas del lunes cuando se jugaba un partido de futbol en el
centro deportivo Jimi Ruiz.
El 22 de febrero de 2012, Roque Landeros, el Roque, fue
asesinado junto con cuatro sicarios más en la colonia Emiliano Zapata.
En los dos casos, las muertes se atribuyeron a las pugnas que existen
entre los sicarios del Chapo Guzmán, comandados por el Fantasma, ahora detenido, con los que están al servicio del Mayo Zambada.
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