La Tribuna (Honduras).- ¿Quién sería capaz de viajar a pie desde Tegucigalpa hasta San Pedro Sula, en pleno verano? Entre ambas ciudades, las más importantes de Honduras, hay 244 kilómetros, por lo que emprender un viaje de esa naturaleza, y sin poder tomar agua en el camino, sería, sin lugar a dudas, un suicidio.
El desierto de Sonora, en Estados Unidos,
mide 400 kilómetros de largo y más de 100 de ancho.
Las temperaturas en
este lugar pueden alcanzar los 46 grados centígrados y para colmo, casi
no hay nada alrededor, ni una cafetería donde beberse un refresco o al
menos un árbol para protegerse de los potentes rayos del sol.
¿Quién
sería capaz de cruzar este desierto, a pie, y sin opciones a saciar la
sed en el camino? Lamentablemente, miles de hondureños emprenden este
viaje suicida y le llaman su “sueño americano”.
A pesar de todos los riesgos, entre noviembre del 2012 y marzo del 2013, la Patrulla Fronteriza arrestó a 1,481 hondureños que intentaban cruzar la frontera ilegalmente, para llegar a la nación del norte.
“Tenemos una situación muy trágica aquí
en Arizona, donde cada año se muere mucha gente de los elementos del
desierto y las acciones de los contrabandistas”, lamenta Adame.
“Algunos cuerpos son descubiertos, muchos se los come el desierto. El desierto de Sonora sigue siendo el más peligroso de América del Norte para los migrantes”.
SIN AGUA, CON CALOR
En el 2011, la Patrulla Fronteriza
entrevistó a más de 6,000 migrantes detenidos que intentaron llegar
ilegalmente a Estados Unidos, a través de Arizona.
“En estas entrevistas, la mayoría de los detenidos no sabía de los peligros con los que se iba a encontrar”, manifiesta Adame.
En este entorno nace la campaña Frontera Segura, cuyo propósito “es reducir el número de migrantes que mueren cada año intentando entrar ilegalmente a Estados Unidos a través de Arizona Sonora”, apunta Adame.
Datos de la Patrulla Fronteriza indican que el 42 por ciento de todas las personas detenidas en Arizona provienen de cinco estados en México: Oaxaca, Puebla, Guerrero, Sonora y México. De esta cifra, más del 10 por ciento son centroamericanos.
Si bien, el clima es un enemigo difícil de vencer, no menos peligrosos son los criminales que suelen acechar a los migrantes.
“Estamos viendo un aumento en los abusos de los migrantes de ser robados, violados, golpeados y abandonados en el desierto por los contrabandistas”.
ZONA DE MUERTE
Según el entrevistado, en el pasado, el
tráfico de extranjeros era un asunto de familia, pero con el reciente
incremento en los cárteles de drogas en México, estas “empresas” han
sido asumidas por los mismos y su elemento criminal.
“Un migrante no solo se enfrenta con los peligros del desierto extremo, también corre los peligros de encontrarse con miembros de los cárteles de narcotráfico”.
“La frontera de Arizona y Sonora es el fin del camino para mucha gente que cruza ilegalmente”, afirma el vocero de la Patrulla Fronteriza.
“El objetivo de la campaña es mitigar o
prevenir muertes en el desierto de Arizona. Queremos informar a los
migrantes potenciales todavía en México, América Central sobre los
peligros de cruzar la frontera de manera ilegal”.
(DOSSIER/ Tribuna de Honduras/ 2013-05-1)
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