Ana Lilia Pérez
Durante diez años Superissste
operó la “Tienda 14”, una sucursal que no existía físicamente pero que servía
para triangular millones de pesos en operaciones que no pueden rastrearse.
La Tienda 14 del Superissste
es uno de los precedentes de las simulaciones en compras gubernamentales
mediante supuestos convenios para evadir licitaciones públicas, que luego se
hizo extensivo a otras dependencias.
La tienda comenzó a operar de
manera virtual desde 2006, pero nunca existió en los reglamentos o manuales de
organización ni contó con empleados o espacios físicos.
La operación dependía
directamente de la Subdirección de Abasto del organismo y, a diferencia de las
sucursales tradicionales, nunca fue manejada por un gerente o personal
administrativo.
Sin embargo, durante los
sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto se convirtió en la tienda
Superissste especializada en triangular dinero gubernamental destinado a
supuestas compras de insumos.
Los auditores no encontraron
sustento documental para las “ventas y adquisiciones” que oficialmente se
realizaron desde esta sucursal.
Una serie de reportajes de
Aristegui Noticias documenta que a principios del sexenio de Enrique Peña Nieto
se emprendió una estrategia para sanear las finanzas del Superissste y así
poder recuperar su misión constitucional: operar “tiendas económicas para
beneficio de sus trabajadores y sus familiares”.
Pero el resultado es
totalmente lo contrario: una institución que gasta 2 millones de pesos al día
solo para abrir las 70 tiendas que aún existen; una denuncia por peculado
contra su director por 650 millones de pesos y miles de millones de recursos
públicos gastados en compras públicas que no se pueden documentar a plenitud.
ROBO SISTEMÁTICO
La joya de la corona del esquema
es la Tienda 14, que funcionaba bajo este modus operandi: Una dependencia de
gobierno o el propio ISSSTE solicita a la tienda virtual que compre algo, puede
ser cualquier cosa, desde tijeras o papel higiénico hasta material quirúrgico
especializado. En todos los casos el Superissste afirma que tiene capacidad de
entregar el bien, pero en realidad lo subcontrata con empresas privadas.
En el mejor de los casos la
compra se realiza evadiendo la licitación pública, pero las auditorías muestran
que en realidad no existe evidencia para probar que las compras en efecto sí se
realizaron.
La ASF encontró que las
dependencias federales que optaron por este esquema sufrieron quebrantos
económicos por los incumplimientos parciales o totales de los insumos que supuestamente
adquirieron. Y más absurdo: como no había personal alguno en la tienda
responsable, dado que no existía físicamente, los compradores inconformes no
tenían a quién reclamarle.
En 2014, la tienda virtual
vendió cero pesos a derechohabientes o público en general, que
constitucionalmente es su mercado asignado. Sin embargo, “las ventas
institucionales a dependencias del gobierno federal” fueron por 625 millones
353 mil 800 pesos, según el reporte oficial.
En cada operación el
Superissste recibió una comisión que no estaba estipulada oficialmente, sino
que era determinada por el director en turno.
Estos ingresos no se ven
reflejados en ganancias para el organismo, aunque las ventas al gobierno
crecían cada año.
Desde que auditó la Cuenta
Pública 2014, la Auditoría Superior de la Federación determinó que esa tienda
era ilegal, ya que: “se constató que
carece de un marco legal específico, ya que ni en el Reglamento Orgánico del
Superissste, ni el Manual de Bases y Reglas de Operación de la Comisión de
Abasto (del SITyF), se establecen funciones y atribuciones en el ámbito de
ventas institucionales”.
En la revisión los auditores
federales determinaron que en las ventas de la tienda 14 del Superissste a
otras dependencias públicas no había solicitudes de mercancías de los clientes
o cotizaciones, tampoco papeles que comprueben la entrega de los bienes o pagos
entre intermediarios.
Los auditores también
concluyeron que la peculiar Tienda 14, no tenía procedimientos para regular la
“operación de venta, entrega, facturación, precios, cobros y pagos (…) que
garanticen la entrega de productos y las mejores condiciones de compra y venta,
que se realice conforme a las especificaciones, así como que se exima de
obligaciones al Superissste en caso de reclamos, devoluciones o exigencias de
garantía, y de que sus funciones se realicen de manera articulada, congruente y
eficaz.”
La ASF emitió una observación
al Superissste para que implementara los controles que permitan dar
transparencia a los contratos o convenios de colaboración con otros organismos
de gobierno, “ya que estos esquemas permiten simular las adquisiciones de bienes”.
MALAS CUENTAS
Los auditores encontraron que
la tienda virtual tenía 317 millones 989 mil 400 pesos sin cobrar, y fuera del
periodo contractual por tiempos que iban de los 21 días y hasta los 415 días
naturales. Había supuestas ventas que se hicieron en 2008 y que para el 2016,
cuando el organismo fue auditado, aún no se cobraban.
La discrecionalidad en todo
el proceso de compra afectó las finanzas de las entidades gubernamentales que
fungieron como clientes.
Por ejemplo, en 2014 el
Instituto Politécnico Nacional (IPN) pagó 198 millones 732 mil pesos por cuatro
pedidos de uniformes, papelería y otros suministros. Pero hubo incumplimientos
diversos: mercancía no entregada, falta de accesorios y cambios de equipo
necesarios para su instalación, entre otras, que no cumplieron con las
especificaciones requeridas en los anexos técnicos de los pedidos.
La afectación financiera para
el IPN se calculó en 41 millones 184 mil 392 pesos por insumos no entregados.
El cúmulo de irregularidades
llevó a la ASF a recomendar el cierre total de la tienda virtual, porque la
opacidad del proceso era tal que no se podía seguir la pista del dinero y la
responsabilidad de los funcionarios, lo que propiciaba un esquema ideal para
“simular las adquisiciones de bienes”.
La ASF dice que el
Superissste tampoco presentaba de forma real y oportuna los registros contables
de los ingresos de la Tienda 14.
El dictamen dice: “Que el
Superissste implemente acciones con el fin de que su tienda virtual 14 deje de
operar como mecanismo de contratación de adquisiciones que le requieren las
dependencias y entidades toda vez que carece de capacidad técnica, material y
humana para proveer los bienes, además de que las contrataciones que realiza no
cumplen con lo estipulado en la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y
Servicios del Sector Público ya que ha subcontratado a proveedores por un
porcentaje mayor de lo que señala dicha ley, por lo que no se asegura al Estado
las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, financiamiento,
oportunidad y demás circunstancia pertinentes, lo que da lugar a la opacidad en
el ejercicio de los recursos de las dependencias con las que celebra los
contratos”.
SIN REMEDIO
En la revisión a la Cuenta
Pública 2015, la ASF nuevamente documentó compras ficticias y subrayó la falta
de un marco regulatorio.
Durante los siguientes meses,
los administradores del Superissste encontraron una manera de burlar las
conclusiones de la Auditoría.
Para 2017 la sucursal virtual
dejó de operar como tal, pero a cambio el esquema se extendió a las tiendas
físicas (las que sí tienen empleados y bienes en existencia), mediante el
nombre oficial de “Ventas institucionales” o “Ventas por Catálogo”.
Este tipo de contrataciones
no se registran en Compranet y las maneja el Superissste de manera interna y
estableciendo incluso cláusulas de confidencialidad, pese a que involucra
millones de recursos públicos que por ley deben ser transparentados.
En entrevista, el director
del organismo, Luis Alonso Reza Oliva, dijo que en 2017 realizaron operaciones
por más de mil millones de pesos mediante este mecanismo.
Ahora el esquema se reforzó
con la cláusula de confidencialidad que indica que “el Instituto se obliga a no
divulgar por escrito, verbalmente o
cualquier otro medio información que obtenga para el cumplimiento del presente
contrato y a mantener en la más estricta confidencialidad, los resultados
parciales y finales del mismo, absteniéndose de dar a conocer cualquier
información al respecto a terceros de forma directa o a través de interpósita
persona”.
Ahora, las compras por
catálogo son secreto de Estado.
DIRECTORES DEL ISSSTE EN LOS PERIODOS QUE OPERÓ LA
TIENDA 14
– Miguel Ángel Yunes Linares (2006-2010)
– Jesús Villalobos López (2010-2011)
– Sergio Hidalgo Monroy (2011-2012)
– Sebastián Lerdo de Tejada (2012-2015)
– Luis Antonio Godina Herrera (2015)
– José Reyes Baeza (2015-2018)
(ARISTEGUI NOTICIAS/ REDACCIÓN AN/ ABRIL 17, 2018 3:30
PM)
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