Autoridades identifican a la banda de
huachicoleros Niño Serrano, liderada por Antonio Niño Serrano, como la
responsable del ataque a militares en “El Hongo”. Integrada por hermanos, hijos
y sobrinos de “Toño Niño”, así como por un ex policía municipal, un traficante
de personas y hasta personal de Capufe, se trata de la principal organización
que se dedica al robo de gasolina en Baja California, que dejó pérdidas de 100
millones de pesos en los últimos dos años a PEMEX
Desde Tecate, una familia
controla el mercado del robo de gasolina en Baja California. Hace más de 20
años, los Niño Serrano llegaron de Sonora para instalarse en el poblado Luis
Echeverría, mejor conocido como “El Hongo”, donde acumularon varias propiedades
y desde donde se convirtieron en la principal banda de huachicoleros en el
estado.
Según información
proporcionada a ZETA, tan solo en el poliducto Rosarito-Mexicali, Petróleos
Mexicanos (PEMEX) reportó pérdidas por 33 millones 128 mil pesos debido al robo
de combustible en 2016. Para 2017, esta cantidad casi se duplicó, llegando a 65
millones 221 mil pesos.
Este poliducto es uno de los
dos principales en Baja California, inicia en la terminal de almacenamiento y
reparto en Rosarito y llega hasta la terminal de Mexicali, por lo que atraviesa
también los municipios de Tijuana y Tecate. Transporta tanto gasolina como
diésel, con una capacidad de hasta 31 mil barriles al día.
Corporaciones de seguridad
pública han identificado que alrededor del 85 por ciento de las tomas
clandestinas en la entidad se concentran en ese poliducto, específicamente en
el tramo entre Tecate y La Rumorosa que recorre del kilómetro 067+000 al
098+000.
Se trata además de la zona de
operación de la organización Niño Serrano, liderada por Antonio Niño Serrano,
mejor conocido como “Toño Niño”, quien, junto con sus hermanos y hermanas,
hijos, un ex policías municipales y colaboradores han sido identificados por
autoridades federales y estatales como la banda que lidera el robo de
combustible en Baja California.
No solo eso, recientemente,
en por lo menos dos hechos confirmados por las autoridades, los miembros de
esta banda han atacado a balazos a fuerzas armadas en la zona.
EL ENFRENTAMIENTO Y LOS DECOMISOS
Eran cerca de las 8:00 de la
noche del lunes 9 de abril de 2018 cuando tres vehículos del Ejército
circulaban por un camino de terracería rumbo a “El Hongo”. Los militares se
encontraban en un recorrido de vigilancia para detener a miembros de esta banda
de huachicoleros y asegurar combustible robado, como lo han venido haciendo
desde hace semanas.
De pronto, los militares se
toparon de frente con tres camionetas, al frente una Ford Explorer color azul y
un pick up Ford F-450 blanco; una tercera se encontraba detrás y giró para
retornar y huir.
Las dos camionetas al frente
encendieron sus luces de frente a las unidades del Ejército; entonces, cuatro
de sus tripulantes, hombres jóvenes, bajaron y comenzaron a disparar.
Se escucharon dos fuertes
ráfagas dirigidas a los soldados y unos cuantos disparos al cielo. Los
militares respondieron. El enfrentamiento no llegó a los 60 segundos cuando se
escucharon unas voces “¡Les pegaron… súbanlos!”.
De lado de los militares no
hubo heridos, pero por la rápida huida de sus atacantes, quienes dieron vuelta
en sus vehículos y con las luces apagadas, tomaron dos de las decenas de
caminos que se abren paso entre maleza espesa; así como por rastros de sangre,
se pudo confirmar que hubo heridos.
Las tres unidades del
Ejército dieron aviso del enfrentamiento y siguieron a las camionetas, pero
éstas se perdieron entre la oscuridad y la vegetación. Si bien, no dieron con
los agresores, sí los identificaron como colaboradores directos de Eduardo
Antonio Niño “El Machaco”, hijo de Antonio Niño Serrano.
Sobre su paradero,
autoridades tienen dos hipótesis: O fueron atendidos por un médico de “El
Hongo” que colabora con la organización o se encuentran refugiados en uno de
los dos ranchos que los Niño Serrano tienen en la zona.
Lo que siguió fue un fuerte
operativo para debilitar a los Niño Serrano. Al día siguiente, personal de la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en colaboración con la Policía
Ministerial Zona Tecate, la Secretaría de Marina (Semar) y la Policía Federal,
localizaron 50 contenedores de plástico llenos de gasolina, cada uno de 50
litros, con lo que se logró asegurar 2 mil 500 litros de combustible.
En el lugar, había además 16
cartuchos percutidos Winchester 20g y un cartucho calibre 5.57 FC. Un día
después, el miércoles 11 de abril, las corporaciones localizaron los vehículos
y las armas usadas en el ataque.
Por medio de un dron,
elementos del Ejército, la Marina y la Policía Ministerial observaron dos
camionetas abandonadas en un camino de terracería, a unos 20 minutos de
distancia donde se dio el enfrentamiento.
Una de las camionetas, un
pick up Ford F-450 color blanco modelo 2009, fue identificada por los militares
como uno de los vehículos desde donde los atacaron. A un lado, se encontraba
una camioneta Chevrolet Silverado 2002. Ambos habían sido reportadas como
robadas.
Sobre la plataforma del pick
up, se encontraban dos contenedores de plástico con residuos de gasolina, y
dentro del vehículo una maleta negra con seis armas y cargadores.
Dos escopetas recortadas, una
de ellas calibre 12 milímetros, un rifle calibre 7.62 x 39 milímetros, una arma
larga 5.56 milímetros, un rifle calibre 22 milímetros y una arma conformaban el
armamento abandonado, junto a cuatro cargadores de arma corta y cinco
cargadores de arma larga.
Además, en el suelo se
encontraron algunas manchas de sangre, por lo que autoridades creen que ése fue
el punto donde sus agresores abandonaron vehículos y armas para continuar la
huida.
Hace algunas semanas,
militares ya habían sido recibidos a balazos, pero a la distancia. En otro de
los operativos en “El Hongo”, conforme se acercaban a un sitio donde se
almacenaba combustible robado, según información que les había sido
proporcionada, un grupo armado realizó detonaciones al cielo para luego huir.
Antes de eso, el viernes 16
de marzo por la noche, militares, policías federales y policías ministeriales
decomisaron 3 mil litros de gasolina robada a los Niño Serrano. En un inmueble
ubicado sobre la avenida Álvaro Obregón y calle Sexta en el ejido Luis
Echeverría Álvarez, encontraron a dos hombres descargando bidones de plástico.
En total, los 15 contenedores
de plástico arrojaron un volumen de 3 mil litros de gasolina, por lo que Asael
Contreras Labrador y Jesús Ayón González, ambos de 43 años de edad, fueron
consignados ante el ministerio público federal por posesión de hidrocarburo sin
acreditar la legal procedencia.
HERMANOS, HIJOS, CUÑADOS, EX POLICÍAS Y POLLEROS: LA
ORGANIZACIÓN
Antonio Niño Serrano, “Toño
Niño”, es identificado como líder de esta banda de huachicoleros. Desde 2009,
dirige las actividades de robo de combustible y para ello emplea principalmente
a sus hermanos y hermanas, así como a su hijo.
Autoridades han identificado
que es propietario de cinco tráileres que trabajan bajo la razón social
Transportes Serrano, con lo que Antonio Niño Serrano acredita su ocupación como
conductor y comerciante. Se sospecha que estas unidades operan con gasolina
robada.
Su hermano Leonardo Niño
Serrano, “Manotas”, es identificado como el principal operador de la banda, se
encarga de dirigir y participar en la colocación de toma clandestina, así como
de la extracción del combustible y coordinar su traslado.
Por su parte, su hijo Eduardo
Antonio Niño, “El Machaco”, de alrededor de 30 años de edad, se encarga del
transporte del combustible robado y de su almacenamiento para distribuirlo
después.
De acuerdo con las investigaciones,
las hermanas de “Toño Niño”, Florinda y María Refugio Niño Serrano, trabajan
como operadoras financieras. Están encargadas del manejo y la administración
del dinero resultante de la venta del combustible robado.
María Refugio, “Cuca”, está
casada con Pedro Moncada, otro de los integrantes de la banda, quien también es
propietario de un tractocamión de carga y se encarga del transporte del
combustible hurtado.
Dos hermanos más, Fidel y
Maximiliano Niño Serrano, fueron identificados como trabajadores en la caseta
de “El Hongo”, que opera para Caminos y Puentes Federales (Capufe). Aprovechan
su puesto de trabajo para advertir a la organización del paso de autoridades a
la zona.
Mientras que los hermanos
Leonardo y Federico Niño Serrano, apodados “Mantas” y “Pelón”, respectivamente,
dirigen a la red de informantes y halcones que se distribuyen en el área para
dar información sobre la presencia de autoridades en “El Hongo”.
Juan Carlos Niño Serrano
también colabora con la organización, así como su hijo Osvaldo Niño Arias,
quien fue detenido el 8 de julio de 2017 en el ejido Jacume.
En ese entonces de 17 años de
edad, el joven se encontraba a bordo de una camioneta Ford F-450 Super Duty
2007 blanca con placas de California que estaba estacionada a un lado de una
camioneta pick up Ford F-250 color gris, también con placas de California.
En las cajas de los vehículos
fueron localizados ocho contenedores de plástico llenos de diésel, que
arrojaron un peso de 7 mil 488 litros.
Otro hijo de “Toño Niño”,
identificado como Ricardo Niño “El Richy” también colabora con la banda
delictiva.
El informe criminal indica
que también forma parte de la organización Hernán Arias, primo de Antonio Niño
e hijo de Pedro Arias Serrano, quien fuera delegado del poblado Luis Echevarría
en la administración de César Moreno y periodo durante el cual ya trabajaba en
el robo de combustible.
Gracias a sus conocimientos
en soldadura, es una de las personas encargadas de colocar las tomas
clandestinas al ducto, además provee a la organización de los contenedores de
plástico y otro equipo necesario para el robo de combustible.
Fuera de la amplia familia,
hay otros integrantes. El principal es Tomás Lara Sánchez, quien era
identificado como líder de esta misma banda hasta 2009, cuando fue detenido en
Estados Unidos por tráfico de personas y consignado por narcotráfico, ya que
aceptó haber cruzado 376 kilogramos de marihuana en dos ocasiones en 2008.
Desde su salida de prisión,
el 21 de febrero de 2014, autoridades estadounidenses lo ubican también como
parte de la estructura de José Antonio Soto Gastélum “El Tigre”, quien controla
el negocio del tráfico de indocumentados en la frontera de Jacume. Además, se
le relaciona con actividades de narcotráfico.
Lara Sánchez es propietario
de más de 100 hectáreas de terreno en los límites de Tecate, en el área de
Jacume. Al conocer bien la zona de La Rumorosa, El Hongo y Jacume, es quien se
encarga de trazar las rutas para que la organización Niño Serrano trafique la
gasolina entre caminos de terracería y cerros.
De igual forma, identificaron
al ex policía municipal de Tecate, Gabriel Dimas Monsiváis, mientras seguía
activo en la corporación como un colaborador de Antonio Niño, a quien le
filtraba información sobre la presencia de autoridades en el área o la planeación
de operativos.
En una escala menor, se
encuentran dos jóvenes hermanos de nombres Abraham “Repollo” y Benjamín
“Borrego”, quienes fueron empleados por la organización desde que eran menores
de edad como informantes o halcones.
UN NEGOCIO MILLONARIO
Autoridades calculan que el
robo de gasolina no les toma más de 30 minutos a esta banda. Antes de iniciar
con la extracción de combustible, despliegan varios informantes desde la salida
de Tecate hasta La Rumorosa, tanto en la carretera libre como la autopista de
cuota, para alertar de la presencia de corporaciones policiacas o fuerzas
armadas.
En un punto del poliducto
seleccionado previamente, comienzan a excavar hasta el fondo y colocan así una
toma clandestina. La ordeña se da en menos de 20 minutos y al terminar, con
ayuda de palas, ocultan los rastros cubriendo la toma con tierra.
En camionetas modificadas con
llantas todo terreno que permiten el tránsito rápido en lugares accidentados,
los traficantes trasladan el combustible en contenedores de plástico.
Generalmente, los robos los hacen de noche para evitar ser vistos.
Asimismo, utilizan tambos de
200 litros o contenedores de plástico en forma cúbica con capacidad de mil
litros, los cuales son llevados hasta terrenos donde serán resguardados para su
posterior trasiego e incluso desde donde vehículos son abastecidos con el
combustible robado.
Los contenedores, ya vacíos,
se mantienen en los mismos terrenos para ser utilizados nuevamente.
En los últimos años, los Niño
Serrano repiten esta operación hasta tres veces por semana. Tan solo en el
poliducto Rosarito-Mexicali, PEMEX detectó 189 bajas de presión y 75 tomas
clandestinas en 2016.
Esto se traduce a 16 mil 27
barriles con volumen de 2 millones 548 mil 293 litros y un valor de 33 millones
128 mil pesos.
Para 2017, las bajas de
presión llegaron a 253 y las tomas clandestinas casi se duplicaron con 137
localizadas, lo que implica 25 mil 632 barriles de combustible robado que
resultan en 4 millones 75 mil 488 litros y pérdidas económicas valuadas en 65
millones 221 mil pesos.
A pesar de que el problema de
los huachicoleros ha implicado pérdidas de casi 100 millones de pesos en los
últimos dos años para PEMEX en Baja California, y de que existe ya una carpeta
de investigación en la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada
(SEIDO), para consignar a miembros de esta banda, los Niño Serrano continúan
sus operaciones con regularidad, solo interrumpidos por operativos de fuerzas
armadas y corporaciones policiacas, pero no por la Procuraduría General de la
República (PGR).
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA/ INVESTIGACIONES ZET/ LUNES, 16 ABRIL, 2018
12:00 PM)
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