La zona de mercados conocida como La
Merced, un antiguo barrio cuyas raíces históricas se hunden en la época
prehispánica, es también el lugar de trabajo de al menos 3 mil sexoservidoras
que presentan afectaciones a sus condiciones físicas, emocionales y mentales.
Lady Meche es un proyecto realizado por
especialistas de la UNAM y UVM que consiste en crear estrategias y proyectos de
intervención social con estas mujeres para que en el futuro puedan tener
habilidades sociales, psíquicas y tolerancia a frustración.
México, 7 ene (EFE).- La sola
mención de La Merced, barrio ubicado en el centro de a Ciudad de México, remite
a un paisaje en que convergen delincuencia, comercio y prostitución.
Muchas de las 3 mil mujeres
que trabajan ahí como sexoservidoras han dedicado la mayor parte de su vida a
vender su cuerpo, lo que ha dañado sus condiciones físicas, emocionales y
mentales.
“La mayoría de ellas han sido
víctimas de abusos, exclusión, marginación, discriminación, explotación y
despojo de identidad, lo que les ha dejado graves secuelas”, explica a Efe la
trabajadora social Paulina Flores.
Actualmente se estima que hay
aproximadamente 70 mil mujeres inmersas en el comercio sexual en la Ciudad de
México, cifra que incluye a mujeres en condiciones de esclavitud o servidumbre
sexual.
Especialistas lograron involucrarse con
trabajadoras sexuales de La Merced con el fin de entender y atender sus
principales problemáticas. Foto: Cuartoscuro
Pero fue justo en La Merced
donde Flores, junto a un grupo de estudiantes y una profesora de la Escuela
Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) buscaron una forma de reducir esos daños psicosociales que se han
producido en mujeres inmersas en el comercio sexual.
“Así surgió Lady Meche, un
proyecto que consiste en crear estrategias y proyectos de intervención social
con estas mujeres”, explicó Natalia Martínez, otra de las involucradas en este
proyecto.
A través de estrategias
comunitarias, seguimiento de casos y talleres de arte, salud y elaboración de
objetos, las especialistas lograron involucrarse con esta mujeres con el fin de
entender y atender sus principales problemáticas.
“Detectamos que una de las
principales incógnitas era su futuro laboral. En la zona de La Merced, cuando
ya tienen 25 años son consideradas grandes para su actividad, y a los 35 se les
considera improductivas”, explicó Martínez.
Como respuesta a esta
problemática, ambas especialistas junto a Karina López y María Elena García,
esta última académica de la ENTS, decidieron que, a través de Lady Meche,
podían ofrecerles una posibilidad de trabajo real basado en la elaboración y
venta de productos cosméticos.
“Queríamos tener una empresa
social para generar utilidad financiera, pero sobre todo ofrecerles una
alternativa real. No planteamos que abandonen su actividad, sino que puedan
escoger en dónde quieren estar”, detalla Martínez.
Y fueron las mismas mujeres
involucradas en el proyecto quienes les expresaron el deseo de tener algo
propio, un negocio, algo formal y establecido.
Entonces, las especialistas
le dieron forma a la idea y como resultado surgió la elaboración de un lápiz labial
artesanal bajo la marca de Lady Meche, el cual esperan pueda salir al mercado
en el segundo semestre de este año.
“Queremos que este producto
simbolice parte de la historia e identidad que han construido en el barrio de
La Merced y con ello convertir a este grupo social en mujeres emprendedoras”,
señaló Paulina Flores.
El producto será elaborado
por las sexoservidoras de manera artesanal, después de una capacitación
profesional, y se presentará en tres colecciones: dulces, flores y frutas, en
homenaje a los mercados del barrio.
El plan es que en el futuro
estas mujeres puedan tener habilidades sociales, psíquicas y tolerancia a
frustración. Foto: Cuartoscuro
Hasta ahora, Lady Meche no ha
logrado obtener financiación para desarrollar la idea, aunque sí han sido
reconocidas con el Premio UVM por el Desarrollo Social 2017, el cual fue
entregado a Lady Meche por la Universidad del Valle de México (UVM).
Sin embargo, las trabajadoras
sociales consideran que este proyecto ya ha logrado tener un impacto en las
mujeres con las que han trabajado.
“Ellas han ejercitado su
memoria, han aprendido a socializar, porque una de las características que
ellas tienen es que, debido a la realidad que viven, están acostumbradas a
olvidar y seguir adelante”, explica Martínez.
El plan es que en el futuro
estas mujeres puedan tener habilidades sociales, psíquicas y tolerancia a
frustración.
Por último, reconocen que el
principal objetivo es constituirse como una empresa que tenga un impacto
social.
“Queremos ser una plataforma
de trabajo formal. Que si a ellas no les gusta hacer cosméticos se vayan a otro
lugar con una carta de recomendación, pero que sepan que pueden hacer algo más
y dejen de pensar que solo sirven para prostituirse”, concluyó Paulina Flores.
(SIN EMBARGO/ EFE/ ENERO 7, 2018, 12:00 PM)
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