San Felipe del Ocote, pueblo vecino de
las poblaciones de Tlanipatlán y Liberaltepec– que en diciembre de 2016
quedaron completamente vacías debido a la delincuencia– repite esa historia.
Una célula de La Familia Michoacana advirtió a los habitantes que irían por
ellos, y aunque instalaron filtros de seguridad en las entradas de la
comunidad, nada impidió que los sicarios los atacaran.
Es seguro que los sicarios van a
regresar, dicen los 700 habitantes que se refugiaron en Apaxtla, con
intenciones de no volver a sus hogares. Los animales se quedaron solos. El
pueblo se quedó sin nadie.
Guerrero/Ciudad de México, 8
de enero (ElSur/SinEmbargo).- En San Felipe del Ocote, del municipio
guerrerense Apaxtla de Castrejón, los pobladores se levantaron en armas y
defendieron su territorio contra la incursión de una célula de La Familia
Michoacana que los atacó la mañana del viernes, obligándolos a abandonar sus
hogares.
Un día antes, la misma célula
llegó a la comisaría para exigir que le entregaran “al operador de una máquina
que estaba rastrillando su carretera”, declaró uno de los desplazados en el
albergue que instaló el Ayuntamiento de Apaxtla en el DIF municipal.
“Nosotros les decíamos que lo
dejaran, que el muchacho andaba ayudando a la comunidad y que nos estaba
haciendo un favor. Ellos [La Familia Michoacana] no quisieron dejarlo. Ahora se
vinieron contra nosotros porque nosotros lo defendimos a él”, comentó el hombre
de unos 60 años.
La intención del grupo
delictivo, según el testimonio, era secuestrar al joven y pedir una recompensa
para liberarlo. Las personas que se encontraban en la comisaría informaron a
los sujetos armados que el hombre a quien buscaban tenía tres horas de que se
había retirado de la localidad.
“El encargado del grupo [de
sicarios] se molestó y obligó al comisario a tomar su carro y llevarlos para
alcanzarlo. Lo alcanzaron debajo de Liberaltepec –comunidad a 40 minutos de
distancia–, ahí lo bajaron y lo golpearon; se lo llevaron para San Pedro y se
fueron con todo y máquina”, narró otro hombre que también tuvo que salir
huyendo de San Felipe.
Después de secuestrar al
conductor de la maquinaria, cuyo nombre es desconocido, los sicarios amenazaron
a los pobladores y les advirtieron que iban a regresar por ellos.
La tarde de ese jueves, los
pobladores de San Felipe del Ocote se reunieron y acordaron armarse para hacer
frente al grupo de la Familia Michoacana, “pues nosotros sabíamos que iban a
regresar”, señaló otro habitante que se encuentra en el albergue.
“El pueblo se levantó en
armas para recuperar al trabajador. Nunca se habían metido con nosotros,
siempre andan por ahí: bajan, compran y se van; son cientos, uno conoce que no
es gobierno porque usan huaraches”, platicaba una mujer mientras escogía algo
de ropa que pobladores de Apaxtla donaron a los desplazados.
La mañana del viernes, el
grupo de sicarios cumplió su amenaza: atacó uno de los filtros que colocaron
los pobladores en una de las entradas al pueblo. En el lugar quedaron cuatro heridos,
dos de ellos de gravedad.
“Los agarraron desprevenidos,
estaban empezando a desayunar, dicen que fue como a las 8:00 de la mañana y,
después al escuchar los disparos, la gente reaccionó y comenzó a defenderse. El
tiroteo duró al menos cuatro horas hasta que llegó el gobierno”, explicó Jorge,
un elemento del Movimiento Apaxtlense Adrián Castrejón (MAAC), mientras
acompañaba a pobladores a la comunidad de San Felipe a recoger sus
pertenencias.
Este domingo, un grupo de
reporteros acompañó a integrantes del MAAC a la comunidad donde los desplazados
sacaron lo que pudieron, pues ante las amenazas no piensan regresar.
San Felipe del Ocotote se encuentra
en la parte alta de la sierra de Apaxtla. Para llegar ahí se tiene que hacer un
recorrido de al menos dos horas por terracería. Se entra por la comunidad de
Oxtotitlán, municipio de Teloloapan, y se toma una brecha que cruza las
poblaciones fantasmas de Tlanipatlán y Liberaltepec.
La mayoría de las casas son
de adobe y pocas están construidas con material de cemento. Los techos están
adornados con las mazorcas que dejó la cosecha del año pasado y que estaban a
punto de ser desgranadas. Los animales se quedaron solos. El pueblo se quedó
sin nadie.
En la explanada de la Iglesia
está un grupo de militares que llegó el sábado para tomar la vigilancia del
pueblo, y aun así la gente no quiere regresar.
“El gobierno viene y se va,
no tenemos garantía de nada. Esos amigos [los sicarios] van a regresar, sabemos
que van a regresar y nos va ir mal, llevamos años conviviendo con ellos, sólo
la autoridad no los ve”, denunció uno de los pocos jóvenes que se quedaron en
San Felipe para defenderlo.
Por la mañana, el Alcalde
Salvador Martínez Villalobos se reunió con los desplazados y se comprometió a
pedir al Gobierno federal la presencia permanente del Ejército.
Durante la reunión que se
llevó a cabo en el albergue, los pobladores expresaron que no regresarán a San
Felipe y pidieron un terreno para formar una colonia.
Los hombres de mayor edad se
mostraron preocupados por “sus animalitos y la cosecha que se quedó”, y
pidieron ayuda al Alcalde para sacar sus pertenencias.
En el albergue había unas 300
personas, en su mayoría ancianos, mujeres y niños, muchos llegaron la tarde del
viernes. Un poblador mencionó que al menos 700 habitantes dejaron la comunidad.
Hay tristeza en su rostro y
la mayoría de las mamás están preocupadas por el inicio del ciclo escolar, no
saben qué va pasar con el estudio de sus hijos.
En diciembre de 2016, El Sur
denunció el desplazamiento de las comunidades Tlanipatlán y Liberaltepec. Ambas
quedaron desoladas por la violencia del crimen organizado.
Los pobladores hasta esta
fecha no han regresado a sus casas. Después de un año, San Felipe del Ocote,
pueblo vecino de esas comunidades repite la historia.
ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON
AUTORIZACIÓN EXPRESA DE El Sur.
(SIN EMBARGO/ REDACCIÓN / ENERO 8, 2018, 10:00 AM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario