Mientras
el gobernador Miguel Ángel Yunes festejaba su 64 cumpleaños en la Sierra de la
Zongolica, en el ejido de Colombia Land, municipio de Jesús Carranza, un grupo
de soldados, marinos, elementos de la policía federal, la Fuerza Civil y
agentes municipales ejecutaron a 20 presuntos sicarios del Cártel de Sinaloa.
La paz se quebró en ese entorno, cuyos pobladores temen que el operativo sólo
sea un show mediático del gobierno federal para apoyar al nuevo mandatario.
SUCHILAPAN,
JESÚS CARRANZA, VER. (Proceso).– Durante la primera semana de gobierno de
Miguel Ángel Yunes –quien el lunes 5 celebró su cumpleaños 64 en la Sierra de
Zongolica– se desató la violencia en un predio de Colombia Land que perteneció
al ya fallecido exgobernador Fernando López Arias.
En
sólo tres días, policías municipales, así como miembros de la Fuerza Civil,
soldados y marinos abatieron a 20 presuntos sicarios, entre ellos algunos
oriundos de Nuevo León. En la refriega cayó también una expolicía bancaria.
Varios de los cuerpos, que permanecen en las planchas del Servicio Médico
Forense de Cosoleacaque y en el barrio Tamarindo de Acayucan para su identificación,
tenían el tiro de gracia.
Según
los pobladores y caporales de este municipio de 35 mil habitantes, varios de
los sicarios abatidos presuntamente pertenecían a la banda de Los Kings Ranch,
una escisión de La Familia Michoacana.
Sus
integrantes se dedican lo mismo al tráfico de cocaína en los estómagos de
ganado cebú –que trasladan en jaulas metálicas– que a la siembra de mariguana
en las regiones inhóspitas de los límites de Veracruz con Oaxaca y Chiapas,
donde por lo general no hay vigilancia policiaca, comentan los lugareños.
Sin
embargo, personal de las oficinas de la Fiscalía General del Estado (FGE) en
Coatzacoalcos y Acayucan insiste en que se trata de sicarios del Cártel de
Sinaloa cuyas edades van de los 25 a los 32 años. Ellos son los que operan en
la zona y por lo general tienen tatuado el cuerpo con imágenes de La Santa
Muerte o con la leyenda “Orgullo mexicano”.
La
masacre ocurrió el sábado 3, dice uno de los empleados de la FGE que pide
omitir su nombre. Según él, los presuntos delincuentes intentaron rescatar un
cargamento de cocaína incautado por militares la noche del viernes 2, pero no
calcularon el voluminoso convoy de seguridad o eligieron mal su trayecto, y
fueron avistados por fuerzas federales.
Agrega:
“Una revisión en el forense da cuenta que todos tenían el corte de pelo tipo
militar y vestían una especie de uniforme negro para camuflarse en la noche”.
Fragmento
del reportaje que se publica en la edición 2093, ya en circulación
(PROCESO / REPORTAJE ESPECIAL/ NOÉ
ZAVALETA/10 DICIEMBRE, 2016)
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