FOTOS: Lorena Lamas
El agredido manifestó que es la segunda
ocasión que los elementos irrumpen en su humilde casa, ocasionan daños, le
roban, lo golpean y lo encierran en el Cereso. Por su edad asegura que su
cuerpo no soportaría una tercera
Una familia de Ensenada está
consternada porque en dos ocasiones, en menos de tres años, agentes del grupo
de inteligencia de la Policía Estatal Preventiva (PEP) ingresaron a su casa y
con lujo de violencia, han encañonado a sus hijos, destrozado puertas,
artículos personales, robado celulares, dinero y golpeado al padre para después
llevárselo detenido.
“No aguanto una tercera
ocasión, ya estoy viejo y cuando me levantan me golpean durísimo, me quebraron
la nariz y me ahogo con mi sangre, pero…mis hijos es lo que me agüita porque
los encañonan, además los cabrones (policías) piden la droga y nombres que no
conozco”, narró nervioso el padre.
La última ocasión que se
llevaron a la víctima fue el pasado 17 de marzo de 2016 por posesión de droga,
pasó tres meses detenido en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de
Ensenada, pero hace unos días el Juzgado Noveno lo exoneró al no encontrar
pruebas de lo que se le acusaba.
Al salir libre el pasado
julio, el jefe de familia tuvo que empezar casi de nuevo en el trabajo o a
disculparse con los clientes a los que por obvias razones no les cumplió.
Pero la esposa e hijos no
quedaron conformes y quieren castigo para quienes cometieron el presunto
delito, por lo que iniciaron una demanda por abuso de autoridad, ejercer la
violencia y privación ilegal de la libertad contra dos agentes que fueron los
que golpearon y dieron órdenes para que lo detuvieran. La esposa del detenido, quien
es ama de casa y trabajadora doméstica, ha estado en todo momento con él.
Comentó que ésta es la
segunda ocasión que demanda a agentes estatales por el mismo motivo y sin
excepción de nuevo quiere llevar el caso hasta las últimas consecuencias. “Hace
algunos años peleé y ganamos el caso”, recordó.
La familia experimenta un
sentimiento encontrado porque quieren justicia pero al mismo tiempo dicen tener
miedo de que haya represalias, por lo que insistieron en hacer responsable a la
corporación, o al secretario de Seguridad Pública del Estado, Daniel de la Rosa
Anaya, de cualquier atentado contra cualquiera de sus familiares.
La Comisión Estatal de
Derechos Humanos (CEDH) en Ensenada también abrió un expediente sobre el caso,
mismo que suma al abultado número de quejas en contra de agentes estatales.
POLICÍAS ESTATALES CON IDENTIFICACIONES FALSAS
Los dos estatales
involucrados en la demanda debieron comparecer para responder por la acusación
de abuso de autoridad, ejercer violencia y privar de la libertad a un
ciudadano, pero como dieron un domicilio falso no hubo manera de notificarlos y
por lo tanto el jueves 20 de octubre se suspendió la audiencia en la que serían
imputados.
l juez mencionó que los
domicilios que ambos tienen marcados en sus credenciales del Instituto Nacional
Electoral (INE) no corresponden a las viviendas de los agentes.
Una está en el bulevar
Zertuche, en Praderas de El Ciprés, donde se encuentra un centro de
reclutamiento de la PEP, así como una segunda dirección de otro de los policías
en Pórticos del Mar la cual no existe.
El juez de control concedió
una prórroga de 15 días para que ambos oficiales sean notificados y se
presenten a declarar. Los 15 días se cumplen este 4 de noviembre.
Durante la audiencia estuvo
presente el ofendido junto con su esposa, quienes narraron la difícil
experiencia y señalaron a los dos elementos como los que ejercieron violencia.
Debido a que no fue posible
notificar legalmente a los oficiales, el juez de control pidió al abogado
defensor, de oficio, que advierta a sus representados sobre el incidente para
que se presenten a la audiencia inicial donde se formulará la imputación por
estos cargos.
NARRAN SU ATERRADORA EXPERIENCIA
Un chico de 20 años, entró
corriendo a la habitación en el fraccionamiento Valle Verde al tiempo que desde
el patio gritaba: “Apá, apá, me están correteando unas personas”.
Eran pasadas las 10 de la
mañana, el padre se encontraba dormido ya que trabaja de noche, despertó y
entre los dos forcejearon tratando de impedir que entraran, en la puerta
trasera y el otro en la frontal pero fue imposible y una decena de elementos
vestidos de civiles ingresaron gritando improperios.
Entre destrozos, golpes y
gritos encañonaron a la familia y se llevaron al jefe de familia.
La vivienda donde viven es de
una sola planta, está enrejada por fuera y por dentro las ventanas tiene malla
metálica, la pareja explica que es para que no entren los gatos o los perros
que ellos tienen.
Viven al día:
“Hago de todo, en lo que se
puede, ese día iba llegando en la madrugada, trabajo embotellando vino con un
ingeniero, trabajé toda la noche, eran como las 4 o 5 de la mañana. Aquí mismo
en la ciudad.”
Con sonrisa inquieta describe
que horas más tarde entró corriendo su hijo de 20 años, que era perseguido.
“No supe ni qué onda, estaba
dormido, de pronto estaban rodeando la casa tres pick ups blancos, la otra
camioneta, y un sedán azul metálico, todos nuevos, y pues, rompieron la malla
gruesa de las ventanas, las puertas las empezaron a romper, la de atrás y la de
enfrente”.
Con la documentación de los
juzgados, relatan los daños que sufrió su vivienda, denuncian que uno de los
supuestos agentes abrió la cartera de su hija y sacó el dinero de los boletos
del sorteo de la universidad.
“Y me aventaron la cartera
así, todavía, sin el dinero de los boletos, eran 5 mil pesos”, aduce.
“Fueron momentos de pánico,
nunca pensé que fueran policías, en ningún momento mostraron identificaciones,
entraron por la reja exterior, usaron unos tubos para romper las chapas,
hicieron mucho ruido, lo que pensé es que si nos iban a matar, pensé al menos
llevarme a uno”.
El denunciante alega que los
agentes llevaban ropa de civil, llevaban ‘livais’ y camisetas. Y en ningún
momento portaron placas ni le dictaron sus derechos ni por qué lo detenían.
Les tomó unos veinte minutos
desde que llegaron, el hijo de la pareja llamó a C4 a eso de las 10:34 de la
mañana, recorrieron la casa, aventaron cosas, agarraron dos teléfonos celulares
y los desactivaron.
“Al subirme a la unidad me
pidieron nombres, se calentaron porque no me encontraron nada, ni encima ni en
la casa; no sé qué onda, me llevaron al Cañón de doña Petra a golpearme, y a
ver que les decía, se enojaron y empezaron a empujarme y a pegarme donde
fuera”.
Ya golpeado, siguió, me
llevaron a las oficinas de la PEP, donde me tomaron huellas y como una media
hora me llevaron a la Procuraduría General República (PGR) y ahí estuve dos
días y luego me remitieron al Cereso, donde cumplí el proceso que duró tres
meses.
“Hace tres años pasó lo
mismo, me rompieron, la nariz, denuncié y no pasó nada, fuimos como dos veces a
declarar y hasta ahí quedó, nunca denunciamos en los medios de comunicación”,
comparó.
Dice fue en esta misma casa,
que no ha tenido otra, tiene ya más de
10 años viviendo ahí. “’Ta canijo, que puedan entrar así a las casas sin orden
ni nada”. Termina.
ASUNTOS
INTERNOS
Sobre los agentes estatales
preventivos, Edmo Sánchez Lizárraga y
Juan Francisco Ramos López, que se encuentran activos en Mexicali, no se ha
dictaminado su responsabilidad en los presuntos ilícitos a los cuales se les
vincula.
La Dirección de Asuntos
Internos ha iniciado una investigación administrativa en torno al caso. Los
agentes son originarios de Ensenada, adscritos a la corporación por alrededor
de 8 años. La Secretaría de Seguridad Pública Estatal, afirma que colabora con
la investigación, a fin de esclarecer la presunta responsabilidad de los
elementos.
Para la SSPE es indispensable
contar con elementos policiales confiables, por lo que no permitirá dentro de
las filas de la corporación actos de corrupción ni falta de cualquier índole.
(SEMANARIO ZETA/ Edición Impresa /Lorena
Lamas /Lunes, 7 noviembre, 2016 12:00 PM)
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