Por
32 años la Recolectora Cimarrón ha trabajado dentro de la colonia Libertad de
Tijuana; ha sido clausurada, multada y ha provocado el malestar de vecinos por
el ruido y el polvo que genera el movimiento de metales a lo largo del día.
Vecinos
del lugar, específicamente de la calle 15, han mostrado fotografías y videos
del trabajo de la recolectora que inicia a las 7 de la mañana y concluye a las
5 de la tarde. Los montacargas atraviesan la calle cargando contenedores y
demás chatarra, vehículos particulares –en su mayoría pick ups— hacen fila para
descargar lo que venden a la empresa, y por lo menos una cuadra a la redonda se
estacionan más contenedores de la empresa.
Adentro
del inmueble principal –también utilizan un terreno baldío como
estacionamiento— se ven hileras de acero, aluminio, cables, rines de
automóviles, entre otros materiales reciclables.
Salvador
Rivas Ortega es el dueño de la recolectora y justifica que ahí iniciaron cuando
la zona no estaba urbanizada. Atribuye las quejas a personas que rentan en la
zona y que no están acostumbradas a la empresa; los demás son “amigos” que
durante años ahí han vivido.
Sostiene
que cuenta con la venia de las autoridades para operar, al pagar puntualmente
la renovación del permiso de uso de suelo y la anuencia de impacto ambiental;
que cumple con protocolos de seguridad.
No
obstante, información del Ayuntamiento de Tijuana indica que la primera semana
de noviembre del 2014, Recolectora Cimarrón fue clausurada por no cumplir
precisamente con el uso de suelo, la anuencia de impacto ambiental, medidas de
seguridad y por acumulación de residuos peligrosos. Pero el dueño aseguró que
una de las ocasiones en que ha sido clausurada, es porque se encontró en sus
instalaciones un hidrante color amarillo que uno de los familiares compró en el
“swap meet” de Spring Valley, California.
De
hecho calificó que las inspecciones a su empresa por parte del Ayuntamiento han
sido intransigentes, y que han llegado al acoso, señalando directamente a
Bernardo Padilla, quien según su dicho, acusó que el 90 por ciento del material
que reciben es robado.
Salvador
Rivas, mencionó que Recolectora Cimarrón se cambiará una cuadra más al norte de
donde ahora está, a un terreno más amplio y buscando aislar el sonido generado
por su operación. La mudanza tardaría seis meses. Mientras el municipio
compartió que a la fecha no hay registro adecuado de la empresa, aunque ésta
continúa operando.
Posteriormente,
la empresa exhibió tres documentos a este semanario: el uso de suelo (agosto
2014), permiso de operación (enero 2015) y la resolución de impacto ambiental
(julio de 2015), a nombre de Compra Venta y Acopio de Metales Libertad, razón
social de la empresa.
(SEMANARIO
ZETA/ GENERALEZ/ SAÚL ALEJANDRO RAMÍREZ / FOTOS. JOSE AGUSTÍN REYES DE
LEÓN/ 07 DE SEPTIEMBRE DEL 2015 A LAS
06:36:21)
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