Cada
día se acumulan más firmas en Nuevo León que piden al presidente Enrique Peña
Nieto que abra una investigación penal en contra del gobernador Rodrigo Medina
y su familia por tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. El Congreso
Nacional Ciudadano, la organización no gubernamental que encabeza la protesta,
lleva casi 20 mil acumuladas al calce de una denuncia penal que van a presentar
en la PGR. El abuso del gobernador al permitir a su padre, Humberto Medina
Ainslie, inmiscuirse en los dineros del erario y en la adjudicación de
contratos, fue castigado en las urnas el 7 de junio, pero no va a parar ahí. El
Presidente tendrá que evaluar si procede penalmente contra los Medina, o
permite que el gobernador independiente, Jaime Rodríguez, “El Bronco”, lo haga
y capitalice ese acto contra la corrupción.
El
gobernador Medina está pagando el solapamiento de abusos y tráfico de
influencias que le permitió a su padre, que fue insaciable. Medina Ainslie
tiene una notaría en la pudiente colonia Del Valle, en el municipio de mayor
ingreso per cápita en el país, San Pedro Garza García, que se la dio el
gobernador Natividad González Parás, de quien fue consejero jurídico, semanas
antes de entregar el poder a Rodrigo Medina. Ese fue su centro de operaciones
para desatar, desde los primeros días del gobierno de su hijo, las
arbitrariedades que hoy le pueden costar la libertad a él y al gobernador.
Los
ejemplos abundan. Los empresarios neoleoneses cuentan que los problemas fueron
desde el principio. En los primeros meses del gobierno de Medina, a una de las
empresas más importantes del país –que desde hace 30 años era proveedora del
Gobierno– le suspendieron el contrato. Para renovarlo, Medina Ainslie pedía una
comisión de 20% a la empresa. Representantes del Grupo de los 10, la cúpula
empresarial regiomontana, lo acusaron con su padre, el gobernador. El contrato
se restableció en los términos de la ley, sin que se le diera a su padre la
suculenta comisión. Otra historia, en plena campaña electoral –lo que refleja la
impunidad y el cinismo con la que se hacen las cosas en la familia de Medina–
tiene que ver con el acueducto Monterrey IV, una obra por la cual la
dependencia estatal Servicios de Agua y Drenaje pagará mensualmente 125
millones de pesos durante 27 años, cuya licitación ganó el Grupo Higa, de alto
renombre hoy en día por ser la que realizó las operaciones inmobiliarias para
la compra de las casas de la esposa del Presidente, en la Ciudad de México, y
del secretario de Hacienda, en Malinalco.
En
paralelo, el gobernador Medina dijo en las más altas esferas de poder en la
Ciudad de México que si no cancelaba la obra o se retiraba a Grupo Higa de la
construcción, perdería la elección para la Gubernatura. Lo que no había dicho
es lo que había hecho su padre. Medina Ainslie, de acuerdo con los empresarios
neoleoneses, se acercó a una de las grandes constructoras regiomontanas y le
propuso quitarle a Higa su parte del contrato –alrededor de un 60% del total–
para quedarse con él. No se sabe cuánto sería la comisión para el padre del
gobernador, pero no dejaba licitación en la cual se involucrara por menos de 18
por ciento. Grupo Higa es de un muy viejo amigo del Presidente, Juan Armando
Hinojosa, lo que no detuvo al gobernador para timar a todos en Los Pinos, en beneficio
de su padre.
La
ambición de Medina Ainslie fue tierra fértil en el solapamiento de su hijo, que
como gobernador se le subordinó. Sólo en el primer tercio de su administración,
cuando estaba enfrentado a los empresarios, lo sacó del país, pero a los seis
meses regresó. Funcionarios federales afirman que existe una investigación en
la PGR en contra de Medina Ainslie por enriquecimiento inexplicable, por lo que
el camino para iniciar un proceso en su contra ya empezó. Sin embargo, no va a
ser suficiente. El padre no pudo haber hecho lo que hizo de no contar con la
complicidad de su hijo el gobernador. No se puede hablar de omisión –que de sí
sería grave–, sino de comisión, al existir informaciones de cómo el mismo
gobernador pedía citas para él a fin de que escucharan sus propuestas. Las
circunstancias en las cuales terminó la contienda para gobernador en Nuevo León
cambian por completo los escenarios hacia delante. La derrota alejaba a Medina
del Gabinete y rompía con sus aspiraciones presidenciales. Pero la forma como
los neoleoneses votaron de castigo en su contra, debe llevar al Presidente a
considerar cuál debe ser el futuro legal del gobernador. Si el Gobierno no
actúa en contra de Medina, o cuando menos inicia el proceso contra el
gobernador y se busca su desafuero, dejará la iniciativa a “El Bronco”. Si es
así, el mensaje será que solo los candidatos independientes luchan contra la
corrupción y la impunidad y sentará un precedente importante para 2018.
¿Dejará
el Presidente que sea el nuevo gobernador el que empiece la limpia en Nuevo
León? En octubre será el relevo del mando estatal. La decisión de Peña Nieto,
cualquiera que esta sea, no puede esperar. Un candidato independiente que
comience con acciones decisivas para restaurar la integridad al gobierno puede
ser una bandera muy persuasiva para todos en 3 años. Esto es algo que no puede
soslayar.
(ZOCALO/
COLUMNA ESTRICTAMENTE PERSONAL DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/17 DE JUNIO 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario