La
dieta mexicana no está funcionando. El 73 por ciento de los adultos padece
obesidad o sobrepeso, mientras que en los niños la cifra llega al 36 por
ciento. Las medidas para combatir este problema han sido muchas, pero los
resultados son pocos
México es el primer país de América, y
uno de los pocos en el mundo, en contar con impuestos nacionales sobre
alimentos poco saludables
Expertos señalan que se necesitan más
recursos para el combate del SPyO, y que la reducción presupuestaria no
corresponde con los ingresos fiscales recaudados
-20% de las escuelas en el país cuentan
con al menos un bebedero
70% de las escuelas que tienen bebedero,
tienen uno que sirve
84 alumnos hay en promedio por cada
bebedero que sirve
+1,360 millones de pesos destina el
Presupuesto de Egresos de la Federación de 2015 para la instalación de
bebederos en escuelas públicas
14% del costo total de dotar de agua
potable a todas las escuelas públicas representa ese presupuesto, según
estimaciones del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de
Diputados
+12,000 millones de pesos destinó el
Gobierno Federal en 2014 al programa de prevención y control de sobrepreso, obesidad
y diabetes
+330 millones de pesos destinó el
Gobierno Federal en 2015 al programa de prevención y control de sobrepreso,
obesidad y diabetes
Solo
quien ha estado a dieta sabe el tormento al que se enfrenta. Días de esfuerzo
para llegar a la báscula y descubrir que solo se han perdido 300 gramos. México
está igual.
Durante
años, ha estado entre los principales países con problemas de obesidad y
sobrepeso. Se ha puesto a dieta una y otra vez solo para descubrir, no solo que
no ha bajado de peso, sino que ha aumentado.
Los
intensos -y melódicos- programas de salud y los controversiales impuestos a la
comida chatarra poco han logrado. En los últimos 10 años, el número de personas
con sobrepeso en el país se ha triplicado. La dieta no está funcionando.
La
semana pasada, el reporte del Instituto Mexicano para la Competencia (IMCO) fue
tan desalentador como alarmante.
“Siete
de cada 10 adultos mexicanos sufren sobrepeso u obesidad. Esto equivale a 48.6
millones de personas que enfrentan el principal factor de riesgo modificable
para el desarrollo de enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus tipo
dos, padecimientos cardiovasculares y algunos tipos de cáncer”.
De
acuerdo a ese informe, la elevada tasa de obesidad ubica al país país como el
segundo de la OCDE con mayor incidencia después de Estados Unidos.
Y
ya no solo es un problema de salud. Fátima Masse, consultora del IMCO, asegura
que la obesidad se ha convertido no solo en una crisis de salud pública, sino
también en un elemento que pone en peligro la competitividad del país.
“Por
una parte, afecta la salud de los habitantes, lo que tiene un impacto en la
dinámica familiar y genera altos costos de tratamiento médico. Por el otro,
reduce la productividad de los trabajadores e impone retos significativos a las
finanzas gubernamentales”, detalla.
Pero
a pesar de esto, los mexicanos no logran modificar sus hábitos alimenticios. En
México, el consumo promedio por persona de bebidas azucaradas es de 163 litros
al año.
Y
según datos de la Federación Mexicana de Lechería, los hogares mexicanos erogan
2 mil 315 pesos por año en la compra de líquidos embotellados -que incluyen
refrescos, cervezas, agua embotellada y bebidas alcohólicas- lo que supera en
25 por ciento los mil 848 pesos que se destinan al consumo de leche.
Ese,
definitivamente es un problema gordo.
El
pesado costo del sobrepeso
El
precio social de uno de los problemas asociados con la obesidad –la
diabetes–equivale a más del 70 por ciento del presupuesto federal dedicado a
salud
El
sobrepeso y la obesidad (SPyO) representan un costoso lastre para la economía
mexicana.
Tan
solo una de las enfermedades asociadas con estas condiciones, la diabetes
mellitus tipo 2, representa un costo social anual estimado de entre 82 y 98 mil
millones de pesos. Estos montos equivalen a entre 61 y 72 por ciento del
presupuesto federal dedicado a salud para este año.
Esto
es lo que señala un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad
(IMCO) que calculó los costos sociales por diabetes tipo 2, la segunda mayor
causa de muertes en México, derivados de la combinación de tres factores.
Según
los cálculos de esta organización, los costos sociales de la diabetes se deben
principalmente a que el tratamiento de las enfermedades asociadas con estas
condiciones incrementan el costo que representa para el erario el sistema de
salud pública.
Este
dinero podría ser utilizado en programas de apoyo y desarrollo económico en
lugar de tratar enfermedades prevenibles.
Además
del mayor gasto público, el SPyO reduce la productividad laboral del país (por
ausentismo laboral asociado a convalecencias) y la calidad de vida de la
población (que tiene que gastar más en salud y ve pérdidas en ingresos por
mortalidad prematura).
El
IMCO destaca que escogió enfocarse en la diabetes tipo 2 debido a la falta de
información correspondiente a otras enfermedades asociadas con el SPyO
(enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, entre otros).
PRESUPUESTO ADELGAZADO
A
pesar de lo costoso que resulta el sobrepeso y la obesidad (SPyO) para la
sociedad mexicana, el presupuesto dedicado a combatirlo se vio adelgazado este
año.
Mientras
que en 2014 el Gobierno destinó más de 12 mil millones de pesos al programa de
prevención y control de sobrepreso, obesidad y diabetes, para este año el
dinero correspondiente a este rubro asciende a sólo 337.7 millones de pesos.
Esto representa una reducción de más de 97 por ciento.
Expertos
señalan que se necesitan más recursos para el combate del SPyO, y que esta
reducción presupuestaria no corresponde con los ingresos fiscales recaudados.
El
reporte del IMCO sobre esta situación señala que si se reparten los más de 33.6
mil millones de pesos que el Gobierno prevé recaudar en 2015 gracias al impuesto
sobre las bebidas azucaradas y alimentos no saludables entre los 60.6 millones
de mexicanos con SPyO, la recaudación por persona asciende a más de 544 pesos.
Pero
si se reparte el presupuesto destinado a la Estrategia Nacional para el Combate
contra el Sobrepeso, la obesidad y la Diabetes entre el mismo número de
mexicanos, el gasto por persona apenas alcanza los 5.3 pesos. Esto quiere decir
que hay una diferencia de más de 102 veces entre lo que se recauda y lo que se
gasta.
Al
mismo tiempo, no tendría que gastarse todo lo que se recauda para implementar
un plan efectivo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) estima que podrían implementarse medidas de prevención por
152 pesos por persona con SPyO - menos del 30 por ciento de lo que se recauda
gracias al IEPS sobre bebidas azucaradas y alimentos no saludables.
UNA DIETA QUE NO ES SUFICIENTE
La
Alianza por la Salud Alimentaria, grupo que reúne a asociaciones civiles,
organizaciones no gubernamentales y profesionistas independientes “preocupados
por la epidemia de sobrepeso y obesidad”, celebró recientemente la reducción
promedio de 6 por ciento que el impuesto sobre las bebidas azucaradas logró
sobre el consumo de estos productos durante el 2014.
Según
los resultados preliminares de un estudio realizado en conjunto por el
Instituto Nacional de Salud Pública y la Universidad de Carolina del Norte,
esta reducción fue acelerándose conforme avanzó el año, y afectó
particularmente a los hogares de menores recursos.
Sin
embargo, Alianza aún así demandó que el impuesto sea mayor a su nivel actual,
mientras se mantenga en un rango de entre 10 y 20 por ciento, para incrementar
su efectividad. Además, estas organizaciones piden que se elimine el impuesto
al valor agregado (IVA) sobre el agua embotellada en envases menores de 10
litros, y que se apliquen los recursos recaudados mediante el impuesto a las
bebidas azucaradas a la instalación de bebederos de agua en las escuelas.
CONSECUENCIAS MUY PESADAS
Para
Fátima Masse, consultora del IMCO especializada en salud pública, resultan “muy
preocupantes estos recortes que se están haciendo a la parte de salud (del
presupuesto federal)”.
“Creo
que en el discurso queda muy claro que la prevención del sobrepeso, la obesidad
y la diabetes es una prioridad. Pero, al menos lo que nosotros estamos viendo,
en partida presupuestaria no, no se ve así”, señaló Masse.
Esta
conclusión es derivada de la disparidad que existe entre el monto que se
proyecta recaudar mediante el impuesto a las bebidas azucaradas y los egresos
que se planean destinar para el programa de prevención de SPyO de la Secretaría
de Salud.
(REPORTE
INDIGO/ CAROLINA HERNÁNDEZ, ROLANDO HINOJOSA / Lunes 29 de junio de 2015)
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