Los tres sicarios de Los Dámaso detenidos la noche del
11 de marzo por la Secretaría de Marina, pretendían levantar a pistoleros de
“El Compadrón”. Llegaron en barco a reforzar las actividades criminales de Luis
Antonio Montoya Beltrán “El Artista” o “Don Carlos” por el control de la plaza
del narcomenudeo en La Paz
La Paz, Baja California Sur.- La noche del enfrentamiento
armando entre células criminales del capo Dámaso López Núñez “El Licenciado” y
de su hijo Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado” y efectivos de la
Secretaría de Marina, los sicarios iban en dirección a la terminal marítima de
Pichilingue a escasos 15 kilómetros al sureste de la capital del estado, y
planeaban levantar a un grupo de pistoleros que –según el testimonio de uno de
los detenidos— estaban por llegar a bordo del barco “California Star”, quienes
fueron contratados en Sinaloa y venían a reforzar las actividades criminales
del grupo de “El Compadrón”, dirigido y comandando por el sucesor y actual jefe
de la plaza del narcomenudeo de la zona norte de la capital del estado, Luis
Antonio Montoya Beltrán “El Artista” o “Don Carlos”.
Los efectivos de las fuerzas armadas patrullaban el
malecón costero la noche del pasado 11 de marzo –tras un acuerdo del Grupo de
Coordinación de Seguridad Pública—, cuando repentinamente se toparon de frente
con los pistoleros, y alcanzaron a observar que en el interior de su vehículo
llevaban consigo armas largas.
Tras seguir su camino los militares dieron vuelta de
inmediato en U y aceleraron el paso, marcando el alto a la camioneta pick up de
color blanco, línea Colorado, marca Chevrolet y con placas de circulación CE-88-459,
por lo que el chofer y sus tres acompañantes emprendieron de inmediato la veloz
huida.
Los sicarios aceleraron y doblaron hacia el lado
derecho y subieron una cuadra y después se devolvieron hacia el malecón costero
alrededor de las 10 con 45 minutos de la noche. Muy cerca de ellos iba la
unidad de la Secretaría de Marina, rumbo a la zona urbana de La Paz.
En la persecución, luego de casi ser alcanzados a la
altura del Hotel Pekín, localizado en el malecón costero entre las calles de
José María Morelos y Guadalupe Victoria, los sicarios abrieron fuego en contra
de las fuerzas armadas, pegando dos tiros en la ventana frontal del vehículo
oficial, y posteriormente, aventaron una granada de fragmentación que no detonó
para su buena fortuna.
El intento de alcance se tornó más peligroso, porque a
la altura del Hotel Perla, ubicado en plena zona dorada de las calles 16 de
septiembre y Agustín Arriola, los pistoleros volvieron a lanzar una segunda
granada en contra de sus persecutores, quienes seguían detrás de la unidad de
los criminales y solicitaron entonces el apoyo de todas las fuerzas de
seguridad.
La peligrosa persecución de los sicarios, quienes iban
a toda velocidad, siguió por la calle Allende y después por la avenida Aquiles
Serdán, y donde finalmente tuvieron que detener su loca huida porque la calle
ubicada entre Antonio Navarro y Avenida 5 de febrero en la colonia Pueblo
Nuevo, fue bloqueada por los tres órdenes de gobierno.
Los pistoleros prácticamente quedaron encajonados, y a
bordo de su unidad, y a quienes se les ordenó bajaran de la camioneta con las
manos en la cabeza, y sin hacer ningún movimiento sospechoso.
Sin embargo, después de unos minutos los sicarios
bajaron corriendo, y disparado en contra de las fuerzas armadas, por lo que de
inmediato, repelieron la agresión.
En la refriega, el primero logró meterse entre las
casas aledañas, dos más cayeron heridos, y el cuarto tripulante de la unidad,
se rindió.
Los militares de inmediato comenzaron a desalojar a
todos los vecinos a esa hora de la noche y empezaron a buscar al único
fugitivo.
Los vecinos salieron en pijama y tapándose con sabanas
y cobijas, en tanto, los efectivos de los tres órdenes de gobierno, brincaban
techos y patios en la búsqueda del pistolero fugado, y logró escabullirse.
LOS SICARIOS
En la escena del enfrentamiento, quedaron heridos, los
siguientes pistoleros.
1.- Jesús Ernesto López Zatarain “El Yuca”, de 27 años
y originario de Mazatlán, Sinaloa y quien presentó 3 impactos de bala, 2 de
ellas en el muslo izquierdo con entrada y sin salida de bala y una más en el
pie izquierdo con entrada y sin salida.
2.- Joel Valenzuela Medina “El Joelillo”, de 36 años y
originario de Culiacán, Sinaloa y quien presentó una herida de bala en el pie
izquierdo con entrada y sin salida.
Los dos sicarios fueron levantados por paramédicos de
la Cruz Roja, trasladados y escoltados al hospital general “Juan María de
Salvatierra” para su atención médica, quienes quedaron a disposición del Agente
del Ministerio Público de la Federación de la Procuraduría General de la
República (PGR).
El tercer detenido, y quien se rindió, responde al
nombre de Enrique González Guerrero, y es originario del Distrito Federal. En
la escena del crimen, los tres órdenes de gobierno incautaron lo siguiente:
1.- 2
fusiles de asalto, un rifle AK-47 y un rifle R-15.
2.- 7
cargadores útiles.
3.- 3
pistolas calibre 9 milímetros.
4.- 3
cargadores de pistola 9 milímetros.
5.- 1
camioneta pick up, color blanco, cuatro puertas, línea Colorado, marca
Chevrolet, y con placas de circulación CE-88-459.
6.- 2
granadas de fragmentación que no detonaron.
Durante el interrogatorio, Jesús Ernesto López Zatarain
“El Yuca” fue complaciente con sus captores y ofreció nombres y ubicaciones de
los sicarios que durante estos últimos meses han estado participando en la
guerra en contra de las células criminales de Ismael “El Mayo” Zambada por el
control de la plaza del narcomenudeo en La Paz y Los Cabos.
El delincuente solicitó el retiro de los agentes de la
Policía Estatal Preventiva a cargo del comisario Francisco Javier Camacho
Manríquez, y de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y
Tránsito Municipal de La Paz a cargo de Manuel Arce Delgadillo.
Cuando intrigados los captores le preguntaron al
pistolero, por qué no quería que estuvieran presentes, respondió que “muchos de
ellos estaban metidos en el negocio”, inclusive, estaban limpiando la plaza a favor
de Los Dámaso y de El 28, tal como el policía estatal preventivo, César David
Contreras Ibarra, y quien por órdenes de El Cochi frecuentemente “tumbaba”
narcomenudistas del otro bando e, inclusive, a bordo de una camioneta
particular blanca tipo Ram, iba junto con un policía municipal de La Paz y
algunos ratas y pegaban y asaltaban en algunos negocios de Los Cabos para
calentar la plaza a favor de Los Dámaso, y quien lo hacía con el consentimiento
de Camacho y un superior de apellido Parra”.
Reveló haber sido contratado por un sujeto que
identificó como “El Panchito”, y quien en las últimas semanas, va y viene al
estado de Sinaloa en la búsqueda de sicarios para pelear la plaza del
narcomenudeo.
“Así fue como me encontró a mí”, dijo el pistolero, y
quien relató que recibía 7 mil pesos quincenales como sueldo por levantar,
torturar, ejecutar y hacer la guerra a los contrarios –así lo dijo— de las
Fuerzas Especiales de “Los Dámaso”.
El sicario dijo estar al servicio de la célula
criminal del “Navigator”, y quien fue el único que logró fugarse esa noche del
enfrentamiento, cuando intencionalmente lo cubrieron para que pudiera escapar y
no cayera en manos de la policías y los soldados.
Confesó que esa noche levantarían a un grupo de
pistoleros que –según él— venían a reforzar las actividades criminales de “El
Compadrón”, y los cuales tenían conocimiento venían a bordo del barco
“California Star”, provenientes de Topolobampo, Sinaloa.
El pistolero dijo pertenecer a las Fuerzas Especiales
de “Los Dámaso”, y reconoció que había una pugna interna entre dos de los
cabecillas, a quienes identificó como José Francisco Ojeda Torres “El Pepillo”
y Felipe Eduardo Guajardo García “El 28”, y los cuales hasta la plaza del
Cereso de La Paz se estaban peleando por el negocio de la droga y las
extorsiones con familiares de reos, teniendo como su gente de confianza a Simón
Guillermo Hernández Peña “El Simón” o “El Sepultero” y Jesús Alberto Cabanillas
Guerrero “El Papi”, quienes golpeaban, secuestraban y presionaban a internos del
fuero común, en complicidad con custodios, y a la postre, lograban cobrar
jugosas extorsiones a los parientes de los presidiarios hasta en pagos, cuando
no tenían mucho dinero.
EL SALDO DE
GUERRA
Después de casi 8 meses de la narcoguerra que libran
tres células criminales en La Paz y dos en Los Cabos, el saldo hasta este
momento es grave, porque independientemente del número de muertos, heridos y
desaparecidos, el gobierno de Estados Unidos emitió en diciembre pasado una
alerta y donde recomienda a sus connacionales no viajar hacia el estado de Baja
California Sur, porque “no es seguro”.
Los números –según un recuento de datos elaborado por
Investigaciones Zeta— son los siguientes:
1.- 77
muertos, del 31 de junio al 12 de marzo –justo al cierre de esta edición— entre
La Paz y Los Cabos. De esta cifra general, 53 personas fueron asesinadas en el
2014 y 17 en lo que va de 2015 en La Paz, mientras 7 más fueron ejecutadas en
San José del Cabo y Cabo San Lucas.
2.- Aun
cuando en La Paz, el número de heridos rebasa 50 en esta narcoguerra, en Los
Cabos, solo se han presentado 2 personas heridas por arma de fuego.
3.- El
número de desaparecidos va en aumento pues a la fecha –según registros policiales—17
fueron privadas de su libertad, y no volvió a saber de ellas. De este número,
10 desaparecieron del año 2010 al 2014, y 7 no han aparecido en el 2015, de las
10 que fueron levantadas por grupos criminales.
El caso más representativo es el del hijo del dueño
del negocio denominado “Carnitas Abraham”, Luis Alberto Martínez Cosío “El
Luis”, y quien fue privado de su libertad el pasado 11 de febrero en el
comercio localizado en el vado de Santa Rosa en San José del Cabo, Baja
California Sur.
Después del levantón, y tras 8 días de estar
desaparecido, el joven regresó a su casa el pasado 19 de febrero, sin embargo,
no dio aviso formal a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE)
hasta que fue detenido en un reten de la carretera Transpeninsular de La Paz a
Cabo San Lucas, y trasladado a los separos.
La PGJE abrió una investigación sobre el caso, y tras
rendir su declaración la pareja sentimental de la víctima identificada como
Alejandra Abril Armenta Cervantes, de 22 años y originaria de Los Mochis,
Sinaloa, se descubrió que presuntamente estaba lavando dinero para grupos
criminales.
La novia –quien reconoció dedicarse a la prostitución—
admitió que “había escuchado conversaciones de que su pareja andaba lavando
dinero para el Cártel de los Beltrán Leyva, y quien incluso de manera exprés
compró una casa para llevársela a vivir y solo estaban esperando los muebles
que llegarían de Guadalajara, Jalisco e incluso adquirió recientemente una
camioneta Raptor y un automóvil Camaro, último modelo”.
Durante el interrogatorio, la joven reconoció que “con
el dinero que ganaba del negocio de las carnitas era prácticamente imposible
que su pareja pudiera llevar el rol de lujos y de placer que tenía, y quien,
inclusive –antes de ser levantado—, había amarrado una apuesta de 500 mil pesos
de su caballo La Alacrana con el de “El Vampiro”, a quien identificó como José
Manuel Ruíz Márquez, el dueño del negocio El Patriota.
(SEMANARIO ZETA/ Investigaciones ZETA/ 17 de Marzo del 2015 a las 12:00:00)
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