martes, 3 de diciembre de 2013

JORNALEROS, ENTRE EL ABUSO Y LA MISERIA


Migrantes del sur del país van a Sonora en busca de esperanza; son sometidos a jornadas de 12 horas de trabajo, a malos tratos y a alojamiento indigno
    
HERMOSILLO, 3 de diciembre.— Explotación laboral, vejaciones,  marginación y pobreza encuentra la gran mayoría de los jornaleros agrícolas que con engaños emigran desde estados del sur del país con la esperanza de mejorar su condición de vida y se quedan porque al final de cuentas ganan más dinero.

Tal es el caso de Gaudencio Velázquez, quien desde muy chico se vino a Sonora desde la comunidad Ojitos de Agua, del municipio de Tixtla, en Guerrero. “Me vine a los ocho años, ya tengo 35 años aquí en el desierto. Me enteré por un papel del gobierno que había trabajo y que pagaban bien, hasta médico y educación prometían, pero llegamos aquí y nunca nos dieron nada”, cuenta el jornalero de 43 años.

Como él, cada año llegan a las regiones agrícolas de Sonora más de 50 mil campesinos nacidos en Oaxaca, Veracruz, Guerrero, Chiapas y Puebla, que son considerados por las autoridades federales y estatales como los “estados expulsores” de mano de obra y jornaleros.

Aunque Lupita Mosqueda se vino de Santa María Tindú, Oaxaca, apenas el año pasado, su historia coincide con la de Gaudencio Velázquez, pues ella también se enteró por un programa gubernamental que podría mejorar su calidad de vida: “Llegué con engaños de un programa del Servicio (Nacional) de Empleo, dijeron que había mucho trabajo, que pagaban muy bien, que estudiaríamos, y algunas cosas, sí cierto, pero no todo es como lo pintan; también aquí pasamos hambre, también aquí nos tratan mal, tampoco aquí tenemos doctor, pero es cierto que ganamos más”.

Según Trinidad Sánchez Leyva, dirigente de la Confederación Nacional Campesina en Sonora (CNC), además de la falta de oportunidades el mayor estímulo de los campesinos para que decidan emigrar a los estados del norte, es que esta región agrícola tiene el mejor contrato colectivo de trabajo en el país.

“Cualquier trabajador del campo en Sonora accede a nuestro contrato colectivo, que marca un sueldo superior al que establece la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, porque trae integradas las prestaciones para que los jornaleros agrícolas temporales del sur puedan acceder a sus beneficios, es decir, en vez de ganar el sueldo mínimo (área geográfica “A”, 64.76 pesos diarios) vienen ganando 170 pesos, porque se integran aguinaldo, utilidades, días de descanso obligatorio, vacaciones y prima vacacional”, explicó el líder campesino.

En los años que Gaudencio Velázquez ha estado en Sonora varias veces ha tenido la oportunidad de cruzar de mojado hacia Estados Unidos para trabajar en el campo: “La verdad hasta te tratan mejor allá, porque no te descuentan dinero, te dan comida y es más limpio. Aquí ni agua te arriman, más que cuando va a haber una inspección de sanidad o del gobierno. Trabajamos muchas horas, desde las 4 de la mañana hasta las 6 de la tarde, y si quieres descansar un ratito te dicen que no quieren flojos y que si no te gusta te puedes ir; son más gachos los paisanos que los gringos”.

Según Gaudencio y Lupita, quienes en suma han trabajado en más de 13 campos de la costa de Hermosillo, es muy raro el patrón que los registra en el Seguro Social para acceder a servicios médicos: “Aquí no te puedes enfermar; a menos que te estés muriendo puedes faltar a trabajar. Yo he chambeado con resfriado, con diarrea, deshidratada, así nomás que vean que ya de plano no puedes es la única forma de que te den chanza de ir a ver al doctor”, afirmó Lupita Mosqueda.

Señaló que del salario diario se le descuentan “unos pesos” para el sindicato, los cuales son una aportación obligatoria, a pesar de que el sindicato nunca atiende sus reclamos. “También nos descuentan 10 pesos a la semana para la alimentación, pero cuando nos trajeron decían que hospedaje y alimentación eran por cuenta del patrón, aquí nos salieron con que si nos regalan las cosas no las apreciamos, así que todo nos cobran”.

“Dormimos en galerones que se supone que son separados para hombres y mujeres, pero no es cierto, aquí estamos hechos bolas. Supuestamente caben 50 en cada uno, pero a veces nos tenemos que meter hasta 100 o más, y nos acostamos en unas literas que no tienen colchones.”

Éstos denunciaron que en la mayoría de los campos agrícolas trabajan menores de edad que vienen acompañando a sus padres y deciden no estudiar para también aportar dinero. Entre las granjas donde recordaron la presencia de niños explotados figura campo El Electricista, Las Mercedes, Belem, Campo Trinidad y San Antonio.

El caso es que a pesar de todos los malos tratos que han soportado en Sonora, lejos de familiares y amigos, Gaudencio y Lupita no ven como una opción regresar a su estado de origen, pues mantienen la esperanza de volver cuando hayan realizado el anhelo que los alejó de su tierra: tener ahorros.

Excluidos

En Sonora los jornaleros agrícolas padecen los excesos  de patrones abusivos.

La historia del estado está marcada por casos de discriminación contra jornaleros, sólo basta recordar el más reciente, el de José Sánchez Carrasco, quien agonizó durante cinco días porque le negaron atención médica por no ser derechohabiente ni tener dinero para pagar el servicio.Otro caso fue el de un grupo de campesinos que salió de Oaxaca para trabajar en campos agrícolas y el camión en el que viajaban volcó en Guaymas, dejando tres muertos y 18 heridos. El drama creció cuando a muchos de estos hombres y mujeres les negaron la atención en hospitales públicos, hecho que ya investiga la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.También se recuerda la historia de la bebé de un año y ocho meses que fue abandonada en el Hospital General de San Luis Río Colorado, con un cuadro de intoxicación severa por metanfetamina; los padres de la menor fueron identificados como jornaleros agrícolas.La tragedia de los trabajadores del campo en Sonora que vienen de estados del sur del país con la promesa de una mejor calidad de vida crece con cada ciclo agrícola. De acuerdo con investigaciones de la Dirección General de Culturas Populares y el Centro de Investigación en Alimentos y Desarrollo, uno de los factores que determina el grado de marginación de los jornaleros en Sonora es que el número de miembros de etnias del sur de México supera a la población total de las nueve tribus nativas de Sonora, que suman alrededor de 30 mil individuos. Un ejemplo: en el poblado Miguel Alemán habitan más de 40 mil triquis, mixtecos y zapotecos de Oaxaca, con toda la problemática que conlleva el proporcionar seguridad social y servicios básicos a tanta población flotante.
Datos dudosos

Interrogados respecto a la cantidad de trabajadores del campo con acceso a seguridad social y servicios médicos en las distintas regiones agrícolas de Sonora, ni el delegado de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, Wenceslao Cota Montoya, ni el delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social, Miguel Jiménez Llamas, pudieron precisar una cifra, sólo coincidieron en que anualmente más de 50 mil trabajadores del campo transitan por la entidad en una especie de gira de jornaleros por distintas siembras y cosechas en regiones del noroeste de México, incluyendo a Sinaloa, Nayarit y Baja California.“Nosotros cuantificamos mediante distintas acciones, como visitas a patrones y auditorías. Lo que pudiera ser la contribución a la formalidad del empleo del pasado mes de julio a la fecha se han registrado 9 mil 600 gentes en cuanto al Seguro Social; no te puedo dar un dato, tenemos un padrón importante de jornaleros registrados para servicios médicos, pero cuántos quedan al margen de ello, no tenemos idea”, reconoció el delegado del IMSS en Sonora.


(DOSSIER POLITICO/Daniel Sánchez Dórame / Excélsior /2013-12-03)

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