martes, 19 de noviembre de 2013

‘CUANDO SE TRATA DE NIÑOS CAMBIA TODO’

 
Los candados sobrepuestos en las rejas de las casas reflejan el miedo que embarga a los vecinos de las colonias Barrio Azul y Morelos Zaragoza, escenarios de dos tragedias registradas en el lapso de un mes.

El miedo, dicen los vecinos, es porque sienten que aquí las familias se encuentran vulnerables, expuestas, en riesgo.

“Todos tenemos hijos y pensar que estamos expuestos a que algo tan bestial le pase a cualquiera de nosotros… no sé, eso lo cambia todo”, dice un vecino que solicitó no ser identificado.

Él conocía a María del Carmen Morales Infante, de 60 años; a sus hijas Rosa María y María de Carmen Castañeda Morales, de 30 y 28 años; a los hermanos Daniel y Abril Romero Castañeda, de 6 y 4 años, respectivamente; a la pequeña Valeria Lara Castañeda de 4 años, y a los hermanos Rubén y Maximiliano Moreno.

El colono asegura que la violencia en esta zona parece estacionarse.

Recuerda que apenas el pasado lunes 4 de noviembre fue asesinada en el exterior de su casa la señora Marbella Caldera Salas, madre de siete hijos, y Cruz Antonio Núñez, de 32 años. Los hechos ocurrieron en la calle Primera y Ejido Los Sauces, de la colonia Barrio Azul.

Poco más de un mes después, la madrugada del domingo y una cuadra más adelante del sitio donde fue ejecutada la madre de familia ocurrió el multihomicidio, del que sólo sobrevivió  una pequeña de tres meses de nacida.

“Ahora sí se sentimos miedo. Las cosas son totalmente diferentes cuando se trata de niños, porque entonces todos nos sentimos vulnerables, la situación de todos cambia”, dice Arturo, quien cuenta con tres perros que vigilan al exterior de su casa.

La propiedad luce tres candados y varias cadenas. Arturo no es el único propietario que reforzó la seguridad de su casa.

“En esta zona han matado a muchas personas, casi todos hemos perdido a alguien cercano por uno u otro motivo, unos inocentes, otros sí andaban movidos, para qué negarlo, pero cuando se trata del asesinato de un niño es como más difícil de entender”, dice el vecino al explicar sus propios temores.

Él también es padre de familia y a sus hijos les restringió la salida, al menos este lunes que fue día inhábil.

“Eso que pasó con la familia de Max es demasiado, nadie en su juicio hace algo así. Son cosas que no se entienden”, asegura una mujer entrevistada.

La presencia de agentes preventivos en ambas colonias es notoria luego de los reclamos de los vecinos por falta de vigilancia policiaca. Todos coinciden en señalar que aún les resulta increíble que los niños hayan muerto desangrados a causa de las heridas que recibieron en el pecho.

A unas cuadras de la vivienda donde murieron las ocho personas, integrantes de la congregación de Los Testigos de Jehová a la que asistía la familia victimada se reunió y habló sobre la tragedia.

“Nosotros no tenemos miedo de la muerte, porque sabemos que vamos a resucitar y volveremos a vernos como éramos y no recordaremos cómo morimos”, afirma una madre de familia.

“Los ocho integrantes de la familia eran parte de la Congregación, ya tenían varios años”, dice la entrevistada, que está segura de que la familia murió sin tener miedo porque eran de personas de fe.

Califica el multihomicidio como “un hecho terrible”, pero también como la oportunidad de salvación para que los agresores se arrepientan de corazón y sean perdonados.

(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Luz del Carmen Sosa | 2013-11-18 | 23:15)

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