miércoles, 1 de mayo de 2013

ENCAPUCHADOS AGREDEN A POLICÍAS DURANTE DESFILE OBRERO EN EL DF

Encapuchados agreden a policías en el Día del Trabajo. Foto: Eduardo Miranda

MÉXICO, D.F. (apro).- Desde que un centenar de jóvenes encapuchados se sumaron a la marcha convocada por 37 organizaciones independientes para conmemorar el Día Internacional del Trabajo, se sintió la tensión.

Los intrusos, que portaban una manta que los identificaba como Frente Oriente, y unos cuantos palos, tubos, botes de aerosol y latas de pintura, dijeron ser los mismos que horas antes habían desalojado la torre de Rectoría de la UNAM.

En un principio, amagaron con quemar monigotes de cartón frente a la embajada de Estados Unidos. No lo hicieron. Posteriormente, cuando caminaban sobre el Paseo de la Reforma, a la altura del metro Hidalgo, un grupo de ellos se separó. Una señora alcanzó a escuchar que arrojarían piedras a los policías.

Las autoridades capitalinas dispusieron de 5 mil policías para evitar disturbios. Un grupo de efectivos siguió de cerca a los encapuchados, miembros de la Organización Libertaria Independiente. De manera inusual, los jóvenes marcharon por avenida Hidalgo.

Al pasar por el majestuoso Palacio de las Bellas Artes, sorpresivamente comenzaron a lanzar piedras a los uniformados.
El ambiente se tensó más.

Los encapuchados, la mayoría vestidos de negro, siguieron su camino, ahora por la avenida 5 de Mayo, siempre custodiados por los policías.

En su andar, coreaban lo mismo un “Goya” que consignas contra el gobierno de Peña y las reformas laboral y educativa.

El orden se rompió nuevamente en la esquina de Isabel La Católica. Alguien hizo tronar un petardo. Fue la señal para que los encapuchados arremetieran nuevamente contra sus escoltas.

Los patearon, los golpearon con los puños y les lanzaron piedras. La trifulca dejó tres uniformados y un fotógrafo lesionados.

La misma escena se repitió al entrar a la plancha del Zócalo capitalino.

Ya en el templete, frente a Palacio Nacional, uno de los oradores pedía a los manifestantes que no cayeran en provocaciones, que la marcha era pacífica.

Se trata, argumentó, de demostrarle al gobierno federal que los trabajadores mexicanos no necesitan usar la violencia para llamar su atención.

“Son provocadores”, gritó un señor y los contingentes se transformaron en virtuales cadenas humanas. Enlazados brazo con brazo, los trabajadores siguieron marchando.

En el templete, Martín Esparza, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), tomó el micrófono para anunciar la constitución de una nueva central obrera que, dijo, defienda los derechos de los trabajadores.

“Los trabajadores mexicanos iremos de frente contra el neoliberalismo y la Comisión Federal de Electricidad”, advirtió.

El gobierno y los empresarios, acusó, “hoy pretenden imponer las mismas condiciones laborales que hace un siglo. Con sus políticas han logrado que los trabajadores mexicanos ganemos menos salario que los gringos”.

También criticó que debido a las políticas laborales impuestas por los organismos internacionales, como el FMI y Banco Mundial, las autoridades sólo aumentaron los salarios en dos pesos al año.

Asimismo, el líder del SME denunció que la exsecretaria de Energía, Georgina Kessel, es actualmente consejera de la empresa española Iberdrola, a la que el gobierno de Felipe Calderón favoreció con múltiples contratos para comprar energéticos.

Además, exigió libertad para los presos políticos, como el electricista Jorge Ulises Ruiz Gaona, preso desde hace dos años.

Antes, habló el dirigente de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), Rubén Núñez, quien llamó a los trabajadores a no caer en provocaciones ni actos violentos.

El líder del magisterio disidente señaló que, a diferencia de otras centrales de trabajadores, ellos no apoyan el Pacto por México impulsado por el gobierno federal, “porque no lo consultó con los trabajadores”.

Los discursos de los dirigentes de los llamados sindicatos independientes estuvieron enmarcados por una enorme manta con la leyenda: “Por un nuevo rumbo económico y político y por el rescate de la Nación”.

Ahí estuvieron los tranviarios, telefonistas, magisterio, un pequeño colectivo de Morena, los electricistas, mineros, trabajadores del mercado Hidalgo y opositores a la construcción de una tienda Chedraui en Xochimilco.

También acudió al mitin obrero un grupo denominado 1DMX, que responsabilizó al gobierno capitalino y a Enrique Peña Nieto por cualquier detención arbitraria y hostigamiento contra cualquier luchador social.

Además, se movilizaron trabajadores del IMSS, integrantes del colectivo #YoSoy132, de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y del transporte público capitalino, entre otros.

La marcha partió a las 10:00 horas desde tres puntos: el monumento a La Diana Cazadora, del Ángel de la Independencia y de la Estela de Luz.

Y todos confluyeron en el Zócalo capitalino, que para esa hora ya había sido desalojado de las centrales obreras oficialistas.

Fue cerca de las 8:30 horas que se realizó el acto oficial por parte de la CTM, la CROC, los petroleros y ferrocarrileros y del Congreso del Trabajo, entre otros.

El acto obrero corporativo duró media hora y sólo hubo tres oradores.

Rafael Salgado, de la CROC, dijo que estas centrales obreras se sumaban al Pacto por México para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.

El líder de la CTM, Joaquín Gamboa Pascoe, reconoció la “difícil situación” por la que atraviesan los trabajadores mexicanos y por eso apoyan el Pacto por México que, aunque lo suscribieron los partidos políticos, dijo que esta central está vinculada al mismo porque pertenece “indirectamente” a una fuerza política, es decir, al PRI.

Al ser cuestionado sobre cuáles son las demandas de la clase obrera, respondió: “Yo ahorita no puedo meterme ahí”.

Los dirigentes de las centrales obreras vinculadas al gobierno terminaron el acto para luego trasladarse a la residencia oficial de Los Pinos, donde se llevaría a cabo la celebración del 1 de mayo encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto.




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