Proceso
Distrito Federal.- La
explosión en el edificio B-2 de la Torre de Pemex tomó por sorpresa al gabinete
y a los servicios de seguridad mexicanos y puso al descubierto las divisiones y
deficiencias en la seguridad corporativa de la principal empresa del país y, lo
que es peor, sugiere la presencia entre los escombros de explosivo Composition
4 (C-4) y una eventual liga de ‘Los Zetas’.
El estallido
ocurrido el jueves al filo de las 3:45 de la tarde, causó daños severos a la
planta baja, sótano y mezannine del inmueble aledaño a la emblemática torre de
la paraestatal. Al lugar corrieron agentes y elementos del Centro de
Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Procuraduría General de la
República (PGR), Policía Federal (PF), Ejército, Marina y de las agencias de
seguridad y Justicia del Distrito Federal. Todos recabaron información.
Participantes en
esos encuentros aseguraron a Proceso que desde los primeros momentos de la
destrucción de los tres niveles del edificio B-2 elementos del Cisen y peritos
de la PGR sostuvieron la idea de un atentado.
Los expertos
consultados refirieron el hallazgo de rastros de explosivo C-4, una potente
carga formada por explosivo químico y un aglomerante plástico que es de uso
militar y ha sido empleado en varios atentados terroristas.
Mencionaron incluso
que algunas cargas no detonaron; de lo contrario, el número de víctimas hubiera
sido mayor. Los datos oficiales contabilizaron 33 muertos y 101 heridos,
algunos de gravedad.
De acuerdo con esa
versión, los peritos en explosivos del Ejército y de la Marina recogieron los
restos del material y lo llevaron al Campo Militar número 1, donde confirmaron
que es C-4.
Estiman que el
explosivo se colocó en pequeñas cantidades en áreas cerradas, como aire
acondicionado, cuartos de servicio y botes de intendencia, y que habría sido
ingresado en mochilas o portafolios.
El estupor y la
eventualidad de un atentado ameritó que expertos estadounidenses llegaran al
complejo administrativo hacia las 10 de la noche del mismo jueves en un vuelo
privado. Lo primero que hicieron fue rastrear las llamadas realizadas desde
esas oficinas y las efectuadas a éstas.
En especial, se
rastreó una llamada desde Veracruz, donde el Ejército ha asegurado varias
cargas de explosivo C-4, dijeron.
Los peritos
norteamericanos también recogieron audios de Pemex, revisaron los autos de la
zona y pidieron los videos del aeropuerto de la Ciudad de México, pues no
descartaron la presencia de extranjeros sospechosos.
Más inquietante aún
es que la versión que sostiene que en el lugar se habría encontrado información
relacionada con Los Zetas, quienes entre otras actividades delictivas se
dedican a la “ordeña” de ductos de Pemex para revender el combustible que ellos
llaman huachicol.
El supuesto indicio
de la presencia del narcotráfico sería un reclamo de ese cártel al actual
secretario de Gobernación Ángel Osorio Chong porque la Policía Federal y la DEA
realizan operaciones en Veracruz con uniformes y vehículos de Pemex. Personal
especializado de la Sedena habría viajado esa misma noche a aquel estado,
bastión zeta.
Las fuentes dijeron
que el 12 de enero pasado aparecieron mantas en Hidalgo y Zacatecas en contra
del secretario de Gobernación: “Osorio Chong no estás respetando el acuerdo con
nuestro jefe máximo. No por muerto te valga madre porque nos dejó órdenes
precisas”.
El mensaje habría
aludido a Heriberto Lazcano, ‘El Lazca’, ejecutado de manera fortuita por la
Marina en octubre último.
Vulnerabilidad
Ya sea que se
confirmen o no las fuertes versiones recabadas por ‘Proceso’ en el sentido de
que la explosión en las oficinas centrales de Pemex se debió a un atentado
urdido por Los Zetas, lo que queda al descubierto en la tragedia es la
vulnerabilidad de las instalaciones estratégicas del país y de la población
civil.
En su estreno como
gerente de Seguridad de Pemex, uno de los militares consentidos del presidente
Enrique Peña Nieto, el general brigadier Eduardo León Trauwitz quedó muy mal
con su protector, con la empresa paraestatal más importante del país y con sus
empleados y visitantes, con la sociedad mexicana, con el Estado y hasta con el
Ejército.
El general brigadier
Eduardo León Trauwitz, actual gerente de Servicios de Seguridad Física de
Pemex, es hombre cercano a Peña Nieto.
Se trata de quien
fue escolta y jefe de seguridad del político priista cuando era gobernador del
Estado de México y que apenas el 20 de noviembre pasado fue ascendido de
coronel a su actual grado. Su nombramiento en Pemex rompió con la tradición de
que sean militares, en activo o en retiro pero con experiencia operativa, los
que estén a cargo de la seguridad de la paraestatal.
Fuentes militares y
de seguridad comentaron a Proceso la falta de control en la materia en
instalaciones de esa empresa estratégica, la debilidad de los servicios de
seguridad e inteligencia civiles y militares, y la carencia de instancias de gobierno
capaces de afrontar actos terroristas en México, incluso si sus autores son
miembros de la delincuencia organizada.
Más de 24 horas
después de la tragedia, el gobierno de Peña Nieto se limitaba a actualizar la
cifra de fallecidos -33 al cierre de esta edición- y a pedir que no se
especulara, pero sin ofrecer siquiera datos para apuntalar su interés de que se
trató de un accidente.
Intentó llenar el
vacío de información con versiones oficiosas acerca de “una implosión”, y no
una explosión, como resultado de una alta concentración de gas halón, el que se
utiliza para controlar incendios.
La versión pretende
contrarrestar aquellas que desde la noche del jueves se refirieron a un
atentado en el que se habría hecho uso de explosivos C-4 y que adjudicaron al
cártel de Los Zetas en su supuesta confrontación con el secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Responsable de la
seguridad de todas las instalaciones y personal de Pemex, el general brigadier
León Trauwitz fue puesto en ese cargo al inicio del actual gobierno en
compensación por no haber ocupado el cargo de jefe del Estado Mayor
Presidencial, al que aspiró por su cercanía con Peña Nieto.
El directorio del
corporativo de la paraestatal se encuentra en “actualización”, pero este
semanario pudo corroborar el nuevo cargo del general brigadier a través de
personal de Pemex. El edificio siniestrado está apenas a 50 metros de las
oficinas de la gerencia donde despacha el ex jefe de seguridad de Peña Nieto.
Ahora en el centro
del escrutinio, el militar no se le despegó a Peña Nieto en los dos últimos
años de su gobierno en el Estado de México y durante su campaña presidencial.
Era su sombra. Estuvo adscrito a la coordinación de la ayudantía de la
Secretaría de Seguridad Ciudadana de esa entidad desde marzo de 2010, y cuando
Peña Nieto fue candidato a la Presidencia siguió siendo el responsable de su
seguridad; su sueldo era cubierto por el gobierno mexiquense.
Según la información
oficial consultada por Proceso, en septiembre de 2012, ya con Peña como
presidente electo, entró a la nómina de la Secretaría de la Defensa Nacional
(Sedena) en el área del Estado Mayor Presidencial, al que aspiraba llegar el 1
de diciembre pasado.
El nombre de León
Trauwitz saltó a la luz pública en noviembre pasado por su rápido ascenso, que
fue visto con molestia al interior del Ejército Mexicano por su falta de
experiencia operativa; aunque no fue el único caso. Entonces tenía el grado de
coronel y, sin estar en la lista preliminar de ascensos propuestos por la
Sedena, la presidencia de Felipe Calderón lo incluyó en la lista de ascensos
que solicitó al Senado.
El 20 de noviembre
de 2012 se convirtió en general brigadier pese a no haber estado adscrito a la
Defensa Nacional durante tres años y no haber cumplido el periodo mínimo de
servicio de cuatro años en el grado de coronel.
El súbito ascenso
ocurrió a petición del presidente electo por la gran cercanía y confianza en su
escolta, pero ello le acarreó animadversiones en el Estado Mayor Presidencial;
en vez de él se quedó como jefe de ese poderoso cuerpo el general de brigada
Roberto Miranda.
El cargo de gerente
de Servicios de Seguridad Física (GSSF) de Pemex ha sido ocupado por
experimentados militares en situación de retiro. La mayoría eran generales de
división. Al puesto se le considera una de las posiciones que el secretario de
la Defensa en turno decide para sus allegados. El general brigadier León
Trauwitz fue la excepción y su llegada se vio en el Ejército como una
imposición directa desde Los Pinos.
Cuando asumió la
GSSF, exigió las renuncias inmediatas de todos los funcionarios de mayor nivel.
Su antecesor fue el general Salvador Leonardo Bejarano Gómez quien, molesto por
estas formas, no concluyó su cargo en buenos términos, al punto de que el
proceso de entrega-recepción no se completó, dijeron fuentes militares a
Proceso. León Trauwitz habría amenazado a su antecesor con iniciarle un
procedimiento administrativo.
El manual de
organización interna de la paraestatal establece que la GSSF depende
directamente de la Dirección Corporativa de Administración y es la responsable
de “dirigir y controlar la ejecución de acciones que permitan detectar riesgos
y prevenir la realización de actos de terrorismo, sabotaje, atentados,
agresiones o intriga, que pongan en peligro el orden laboral, la integridad del
personal, bienes muebles e inmuebles y valores de Petróleos Mexicanos y
organismos subsidiarios”.
El ex escolta de
Peña Nieto es el principal responsable de la seguridad física de Pemex, tanto
del personal como de las instalaciones, bienes y valores de la paraestatal, sus
organismos subsidiarios y sus empresas filiales.
(Proceso)
(DIARIO DE JUAREZ/ /Proceso | 2013-02-02 | 23:07)
No hay comentarios:
Publicar un comentario