lunes, 12 de noviembre de 2012

LA REBELIÓN DE LOS JODIDOS



Gabriela Soto   
 A menos de un mes del cambio del Gobierno federal, del PAN al PRI, la Sagarpa no tiene recursos para operar cuatro programas, con lo que deja al sector campesino endeudado, “encabronado”… inerme.

“Gracias a Dios que este Gobierno se va”, suelta con sarcasmo un ejidatario, con una voz que mezcla la rabia con la desesperanza en programas incumplidos: apoyos de Procampo, contingencia de 2011, Falsa cenicilla y Pro-Oleaginosas.

Samuel forma parte de un grupo de decenas de campesinos que hoy no fueron a labrar el campo, que abandonaron sus tareas allá, en la sierra del municipio de Sinaloa, para acudir a la delegación de Sagarpa en Culiacán y exigir el pago de los recursos federales prometidos.

El reclamo de estos manifestantes se reproduce, en el mismo tono febril, por cientos, miles de ejidatarios que trabajan a lo largo del campo sinaloense. Son cientos de millones de pesos adeudados a los agricultores, cuatro programas federales sin operar o con retraso, problemas que heredará el presidente Felipe Calderón Hinojosa a su sucesor priista, Enrique Peña Nieto.

El delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Gonzalo Calderón Flores, reconoce un retraso de dos meses y medio de los apoyos de Procampo, pero según datos de los productores, desde hace casi un año no reciben recursos.

“¡Y vaya decepción!”

Dos muletas son sus piernas, el cuerpo de don Roberto Barraza se ha encorvado, es inconfundible entre la multitud que, airada, se apodera del auditorio de la Sagarpa para reclamar directamente al delegado la falta de pago de Procampo. Ha viajado más de 100 kilómetros en autobús y pese a que no ha desayunado tiene fuerza para seguirle el paso a sus compañeros; su andar es el camuflaje para la desesperación.

Este hombre de 63 años se ha unido a la lucha, dice, porque no soporta el hambre que taladra sus intestinos. Hace aproximadamente un año sembró cinco hectáreas de sorgo, el Gobierno federal le prometió alrededor de 900 pesos por tonelada cosechada, pero hace meses que vendió su cosecha y no ha recibido su pago.

Y lo mismo sucedió con el apoyo por contingencia de tres mil pesos por hectárea, a pesar de que contribuyó con la resiembra para “reverdecer el campo sinaloense” tras la helada de febrero de 2011.

“Yo estoy haciendo un sacrificio muy grande para que me paguen lo que me deben del ciclo de 2010, y el ciclo de emergencia (contingencia), el (ciclo) primavera-verano. Y es todavía que no me dan ni un cinco. Y tengo todavía la tierra en condiciones de ponerla a trabajar, y qué pasó con mi dinero, el Gobierno es muy bueno para exigir pero no cumple con sus obligaciones”, reclama el hombre con la esperanza desvanecida.

Don Roberto cuenta que contrata a otros campesinos para que le ayuden a sembrar su parcela, pero ante la falta de dinero para invertir será el sector privado el que se adueñe de la tierra.

“Ahorita, el sector privado es el único que siembra, el sector social no sirve. Se les venden las tierras, baratas. Se cierran las puertas a uno, no hay de otra”, lamenta.

“No traemos dinero, venimos como quien dice fiados con el dueño del camión que nos trajo. Y fiados nos tiene que llevar porque de allá también es él”, afirma.

Al lado derecho de don Roberto se encuentra Nicanor Cruz Velázquez, él es más aguerrido. Se confronta con el delegado Gonzalo Calderón y con su líder de la Liga de Comunidades Agrarias, Martha Meza Escalante. Su paciencia se colmó cuando sus acreedores amagaron con embargar su casa y su esposa le reclamó dinero para comprar alimentos, ¡vaya paradoja!

“Ahorita dejé a mi señora sin desayunar para venirme aquí. Tuve un ‘changarrito’ ya se me acabó. Hemos estado yendo y viniendo, yo no me voy agarrar bla, bla, bla. Nosotros lo que deberíamos hacer es tomar Sagarpa y que los chilangos nos manden el dinero. Así, ya basta de que toda la riqueza de los estados se vaya al centro (a la Ciudad de México) pa’que unos cuantos vivales allá estén distribuyendo a su modo”, señala.

A Nicanor se le percibe con los ánimos exaltados, con la voz endurecida por el reclamo, y con la mirada triste. Su rostro no es el único. Los campesinos aglomerados portan sombrero, algunos más viejos que otros, que sirven para ocultar su mirada sin esperanza. Sus rostros dibujan arrugas que revelan su edad avanzada, su risa tiene un eco de sarcasmo y sus fuerzas lucen abatidas.

A este escenario apesadumbrado se le suma el reclamo de Benjamín Márquez Álvarez, presidente del Comité Municipal Campesino número 4: “La esperanza del ciclo que se presenta es precisamente el Procampo, algunos (campesinos) para comprar, otros para cambiar la papeleta en las gasolineras por diésel, otros para empeñarlas, algunos la necesitamos para pagar el abarrote, para que sigan los plebes estudiando. Lo cierto es que ese apoyo urge a los productores”.

“Es muy triste que los agricultores vengan desde el Cader de Bacurimito hasta Guasave, a buscar en el Banorte el que se haga efectivo el anuncio que ustedes dicen que ya está el depósito. ¡Y vaya decepción! Son muchos los viajes, amigo delegado, que la gente esta tiene a los Caders. Y en los Caders dicen: chequen esto, pero no hay dinero. Es desesperante lo que está sucediendo en Sinaloa, en todo este valle”.

“Y ahorita en todo este desespero, están las humedades y las humedades se te vayan porque no tienes diésel, porque no tienes para pagar un operador si te prestan el tractor o la maquila. Lo más elemental se nos está yendo. Y creo que gran parte de esa responsabilidad cae en ustedes, en las autoridades correspondientes, y aun más, les queda un mes aquí. Ya se van y bueno, ¿a quién le vamos a pedir cuentas? Y el que llegue va a decir: los que se fueron (son) los culpables”, reniega.

Y entre los reclamos accidentados que dominan las intervenciones, un campesino justifica: “Al santo que le deberíamos de rezar no está aquí. ¿De qué le sirven que le cuiden las veladoras a un santo que no hace milagros? El señor delegado no va hacer milagros, ¿por qué?, porque no está en sus manos la solución de resolver el problema”.


“No tenemos fecha de pago”: Sagarpa

El delegado de Sagarpa en Sinaloa, Gonzalo Calderón Flores, reconoce el retraso de más de dos meses en los pagos del Procampo, y justifica que los recursos se transfirieron directamente a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cuyos montos no pueden disponer.

Anteriormente se entregaron alrededor de 17 millones de pesos a través de tarjetas para los beneficiarios del ciclo primavera-verano, después la delegación solicitó más de 102 millones de pesos, sin embargo SHCP “tiene cerrada la llave de los recursos para el pago de Procampo”.

“Y comprendo la situación en la que están y el desespero porque es cierto que tienen más de tres meses gestionando ante nosotros, pero no tenemos fecha, lo único que me han dicho es que nosotros tenemos que pagar antes de que cierre el ejercicio”, se deslinda.

A menos de dos meses para concluir el ejercicio del recurso federal fiscal del actual año y a uno de la salida del actual Gobierno federal, no hay compromiso de que se entregarán los pagos a los campesinos, por lo que es probable heredar el problema al siguiente gobierno.

De acuerdo con los datos proporcionados, la Sagarpa ha pagado 205 mil 398 hectáreas correspondientes al ciclo primavera-verano, de un total de 350 mil 398 registradas, es decir, un monto de 219 millones 356 mil pesos, quedando un saldo pendiente de cerca de 144 millones de pesos. En tanto, del ciclo agrícola anterior se tiene un adeudo de 52 millones de hectáreas, significando el cinco por ciento del total apoyado.


Gobierno insensible

El coordinador del Congreso Agrario Permanente, Ulises Gaxiola Rodríguez, expresa que “no hay confianza porque (las autoridades) no han cumplido” pues “se echan la bolita” la Sagarpa y la SHCP en los pagos al Procampo.

“Al productor no le interesa a quién se le echa la bolita. Al productor le interesa de que le entreguen los recursos porque son de ellos”, afirma.

“El retraso obviamente se debe a una falta de sensibilidad, se debe a una falta de darle la certeza a estos recursos. Está ‘mandatado’ por la ley, está ‘mandatado’ por todos los órganos de Gobierno, que los debieron dar con oportunidad y no los han dado. No le interesa al Gobierno saliente, simplemente está ‘acarrerado’ por entregar todo, más no cumplir con lo compromisos emergentes del sector rural”, critica.

El líder campesino dice que el rezago en los pagos impide que los ejidatarios compren los insumos necesarios para hacer producir nuevamente la tierra, en este ciclo otoño-invierno que va iniciando.

“(El Gobierno federal) queda a deber mucho principalmente porque las políticas públicas que se aplicaron beneficiaron a los grandes monopolios, a los grandes empresarios nacionales; a los productores del sector primario: ganaderos, pescadores, agricultores básicamente los dejaron en segundo término”, expone.

Por su parte, el dirigente de la Asociación de Agricultores del Río de Culiacán, Francisco Campaña Acosta, también indica que la Sagarpa incumplió con el apoyo de los tres mil pesos por hectárea afectada durante la contingencia, pues los horticultores quedaron fuera de este beneficio.

Estima que el 90 por ciento, de aproximadamente 50 mil hectáreas sembradas durante aquel ciclo, sufrieron siniestros, sin embargo, ninguno recibió el apoyo.

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