Los lemas de los candidatos priístas a la presidencia
de la república de antaño tenían un toque de genialidad a veces.
Y si el tapadismo, propio de la cultura tricolor era
un ritual que conllevaba su dosis de misterio, suspenso y de adrenalina, una
vez conocido el nombre del bendecido por los dioses, la Familia Revolucionaria
se iba a la cargada, como bien observó Daniel Cosío Villegas, en su libro “La
sucesión presidencial”.
Por ser el aspirante a nuevo Tlatoani, figura central
en el proceso de unción –no de elección, que era de mero trámite— y acaparaba
la atención de toda la prensa nacional e internacional –hasta 1988—, sus
decires, gestos y discursos, eran reproducidos hasta el cansancio en cuanto
espacio existía.
Así, vieron luz slogans y lemas como “Arriba y
adelante” de Luis Echeverría o aquel que rezaba “La solución somos todos” de
José López Portillo, autodenominado el último presidente de la revolución y que
críticos, caricaturistas y humoristas de entonces tradujeron como “La
corrupción somos todos”, para calificar la esencia del régimen.
Y era tal la euforia e interés que el candidato
despertaba o alentaba, a partir de que el PRI funcionaba como una secretaría de
Elecciones del gobierno, más que como un partido, que hasta los propios
intelectuales se dejaban sugestionar por ese canto de sirenas, a grado este que
el escritor Carlos Fuentes, soltó aquella famosa frase: “Echeverría o el
fascismo”.
Entonces, los riesgos de la guerrilla urbana y rural,
combatida a sangre y fuego con la Brigada Blanca, no era vista con riesgos de
balcanizar al país, como lo representan en la actualidad las amenazas del
crimen organizado o la falta del consenso político y el quiebre del tejido
social, por la corrupción y la impunidad.
GATOPARDISMO O LAMPEDUSIANISMO: CAMBIAR PARA QUE TODO
SIGA IGUAL
La corrupción tiene un costo como todo y pocos se
salvan. En el lodazal parecen involucrados políticos, partidos, empresarios,
empresas, crimen organizado, las policías, servidores públicos de toda índole
hasta ciudadanos de todos los niveles.
Para el presidente es un fenómeno cultural. Para
algunos analistas es un asunto institucional y estructural, que el diseño y la
ingeniera de las instituciones abona –Contralorías ineficientes, manejos de
recursos sin control, alcahuetería de instituciones como el INE, fiscalías sin
autonomía, tribunales cooptados, etc.- más allá de actitudes personales o de grupos
de interés. En Guaymas, un funcionario como José Norman Castillo Medrano,
maneja la Dirección de Seguridad Pública como su changarro.
“Los acuso de rateros, no de pendejos”, les dijo el
diputado Luis Cabrera, a un grupo de diputados a quienes acusó en la tribuna de
corruptos y estos le exigieron las pruebas de sus dichos.
Según datos de María Amparo Casar, el Banco de México
y otras organizaciones estiman su costo económico en un 9% del PIB. Sin
considerar costos políticos y sociales, el dato es por sí solo escalofriante.
Si en su momento la iniciativa de exigir que quienes
aspiraran a un cargo hicieran pública su 3 de 3 y los obstáculos que enfrentó
dicha propuesta entre la voraz clase política hasta llegar a la de instauración
de una sistema anticorrupción en un país sin contrapesos reales del poder, las
trabas al nombramiento del fiscal anticorrupción en el Senado y el intento de
realinearlo por parte de la PGR, antes de nombrarlo, vienen a meter duda sobre
la viabilidad del mecanismo aprobado ante el desborde del problema y todo
parece indicar que al término del período de sesiones del Congreso no habrá
fiscal anticorrupción.
Si en Sonora, fiscalía a cargo de Odracir Espinoza,
fue declarada inconstitucional por el juez Segundo de Distrito dentro de un
amparo promovido por Guillermo Padrés, lo que significó un severo golpe al
gobierno de Claudia Pavlovich, cuyas consecuencias están todavía por verse, el
sistema todavía no pasa su prueba del ácido o hace agua como puede comprobarse.
El PAN en el Congreso del Estado se retiró de los
trabajos en la materia ante las ternas –partidizadas-- presentadas por el
Comité Ciudadano de Seguridad Pública en Sonora, de donde se escogerían a
quienes encabezarán las Fiscalía Anticorrupción y de Delitos Electorales. Para
la primera se incluyen a Gabriel Elías Urquídez (exjefe de la PEI y
exsubprocurador de Averiguaciones Previas de la PGJE), Odracir Espinoza (actual
fiscal de una fiscalía inexistente, diría el jefe Diego Fernández de Cevallos)
y Sergio Carlos Gutiérrez Luna (identificado por el PRI como uno de los
mapaches del padrecismo y con una investigación en la propia fiscalía
anticorrupción, o sea sería la iglesia en manos de Lutero) y para la segunda a
Ana Patricia Briseño Torres, Pedro Pablo Chirinos Benítez y Octavio Grijalva
Vázquez (Briseño y Grijalva son actuales consejeros electorales –panistas—y
Chirinos, representante del PAN ante el Consejo Estatal Electoral, gente de
Alejandro Caballero y asistente de la diputada Carolina Lara. ¡¡¡Así cómo!!!
La sospecha de que el sistema anticorrupción es un
juego de espejos se consolida en el imaginario popular con sobrada razón.
AMLO, es el X
man de la política y Javier Duarte, un animal de la política.
Si pensábamos que con la la casa blanca de Peña, la
detención de Tomás Yarrington, Javier Duarte –defendido por los abogados de
Elba Esther Gordillo--, Guillermo Padrés o Andrés Granier, como en su momento
lo fueron Pablo Salazar Mendiguchía o Mario Villanueva Madrid, “El Chueco”,
todos exgobernadores objeto de persecución judicial y de que pasajes aquellos
conocidos como los videoescándalos que estallaron en 2004, en donde figuraron
involucrados René Bejarano, “El señor de las ligas” o Carlos Imaz, recibiendo
dinero del empresario argentino Carlos Ahumada o la exhibición del Oficial
Mayor del DF Gustavo Ponce, cruzando apuestas en Las Vegas, como parte del
golpeteo político o maniobras como el desafuero promovido por el gobierno de
Vicente Fox a través de la PGR del general Rafael Macedo de la Concha, hoy
asesor del gobierno de Claudia Pavlovich, para frenar a AMLO en 2006, habíamos
visto todo en materia de señalamientos de corrupción, acomodemos en el asiento
del espectador, por qué falta lo mejor.
Dicen los enterados que el exgobernador veracruzano
Javier Duarte, animal político al fin de cuentas, se previno ante la
persecución y cuenta con montañas de videos y fotografías de cuando pasaba de
mecenas de políticos de toda índole, que hará ver los videoescándalos del 204
como una travesura de chamacos y a Guillermo Padrés, como un aprendiz.
La publicación del video en el periódico El Universal,
con dedicatoria de Miguel Angel Yunes, en donde la exdiputada local de Morena
Eva Cadena y candidata a la alcaldía de Las Choapas, Veracruz, recibía 500 mil
pesos supuestamente para AMLO, con el propósito de demostrar que del lodo nadie
se salva, puso al Peje a la defensiva sacando a flote los casos de empresas
como OHL y Odebrecht, investigadas en España y Brasil, con operaciones en
México, la exoneración de Felipe Calderón a Humberto Moreira por sus
trapacerías en Coahuila y a la mafia del poder y evidencia el tono que asumirán
las campañas en el 2018.
Como es previsible López Obrador, a pesar de la
“bravura” con que se le fueron a la yugular los dirigentes nacionales del PAN
Ricardo Anaya y del PRI Enrique Ochoa, los dos sin autoridad moral en la
materia, habrá de usar su habilidad teflón digna de los X men, consistente en
que todos los señalamientos sobre su persona se le resbalan o hacen mínima
mella, como se demostró con la videoescándalos que buscaba impactar en su
círculo íntimo y el desafuero, cuando fungía como jefe de gobierno del DF y eso
que en la convención de los banqueros en Acapulco anunció amnistía y cero
cacería de brujas de ganar en 2018.
Sin embargo, el debate entre los principales actores
políticos del país, tanto del PRI, PAN y MORENA –partidos señalados de haber
recibido dinero sucio o ilegal ante la complacencia del INE-- o el cruce de
palabras entre el expresidente Felipe Calderón y el exgobernador y expresidente
del CEN priísta Humberto Moreira, reflejan un bajo nivel de cultura política y
su falta de escrúpulos a hacer el ridículo.
LA GUERRA INTESTINA EN EL PRI
La lucha por las candidaturas al senado del próximo
año amenaza con desgarrar al PRI sonorense o al menos dejar molestos a dos que
tres suspirantes. Y no es para menos, pues quien ocupe una de las dos carteras
tiene amplias posibilidades de ser candidato(a) la gubernatura en el lejano
20121.
En el PAN, tampoco se duermen en sus laureles y suenan
el diputado local Luis Serrato y el alcalde de la fronteriza Nogales Cuauhtémoc
“El Temo” Galindo, como posibles prospectos.
Es sabido que Manlio Fabio Beltrones, promotor de los
gobiernos de coalición y de la segunda vuelta en la elección presidencial como
formas de generar gobernabilidad, es el poder real en el partido tricolor y
dentro del gobierno estatal y actualmente libra una batalla de baja intensidad
en contra del grupo encabezado por el presidente Peña, a quienes recientemente
calificó sin nombrarlos como “aprendices en el gobierno”.
Nada se mueve en ambas instancias sin su bendición.
Para eso colocó a dos hombres de sus confianzas en puestos claves: Gilberto
Gutiérrez Sánchez, en el PRI y Raúl Navarro en la secretaría de Hacienda.
De ahí que se vea que su hija, Sylvana, esté
“arramada” para la cámara alta, cuando se supone que la gobernadora Pavlovich,
tendrá mano para poner candidato en alguna de las dos candidaturas.
Tradicionalmente, para mantener el equilibrio dentro
de las fuerzas internas se postulaba un candidato del norte y otro de los
grupos del sur, motivo por el cual sonaban en un principio nombres como los de
Ricardo Bours, cabeza del poderoso clan cajemense, pero actualmente la sorda
pugna por llegar al senado, ameritó un “estatequieto” al secretario de gobierno
Miguel Pompa Corella “El Potrillo”, quien pretendía tomar la presidencia del
PRI estatal, como estación de paso a la senaduría. Tampoco se descarte al
alcalde hermosillense Manuel Acosta “El Maloro”, quien también tiene su
corazoncito.
Hasta ahora no hay nada para nadie, o quién sabe.
Entre tanto Ernesto de Lucas, “El Pato de Lucas”, se olvidó de la reforma
educativa y se abrió de capa y atrincherado en la SEC, en un golpe de mano
busca tomar ventaja sobre otros pretendientes a la candidatura a la alcaldía de
la capital y en esa cruzada sin control, ni supervisión no escatima esfuerzos,
ni pesos.
MORENA PUEDE DAR EL CAMPANAZO
Si el exsecretario particular de Luis Donaldo Colosio
y mandamás de Morena en la entidad Alfonso Durazo, logra convencer a Rodrigo
Bours, de ser el candidato del partido pejista a la alcaldía de Cajeme en 2018,
será un campanazo para la izquierda, luego de que en 1997 el PRD gobernó el
municipio con Javier Lamarque Cano, hombre cercano a AMLO.
De alcanzar la alcaldía, el miembro del clan Bours,
peleado a muerte con Beltrones y por ende excluido de la política estatal
actualmente, tendría de facto candidato para la gubernatura en 2021, cuando una
de las faltas de la izquierda ha sido que, al menos en la entidad, ningún
miembro dela rancia y conservadora burguesía sonorense ha nutrido a las fuerzas
opositoras, como si sucedió con el PAN con empresarios como Adalberto Rosas “El
Pelón”, Javier Castelo, Francisco Búrquez, Dolores del Río, etc., quienes en
algún momento disputaron de tú a tú el poder al PRI, hasta echarlo fuera de la
gubernatura en 2009, en alianzas con priístas desencantados como Ernesto
Gándara o Carlos “Bebo” Zataraín, en Guaymas.
LA HISTORIA SIEMPRE LA ESCRIBEN LOS GANADORES O LOS
MÁS VIVOS
Si en 1997 Beltrones, quien interrogó a Mario Aburto
en Tijuana el mismo 23 de marzo de 1994 y días después videodestapó a Ernesto
Zedillo, como candidato sustituto de Luis Donaldo Colosio, se sospecha orquestó
un resultado electoral plural que beneficiaba sus intereses con los equilibrios
políticos necesarios y en 2009, de nuevo de la “Manlio negra” –identificó “El
Chapo” Bours-- una alianza entre priístas desencantados que quedaron fuera del
“mesón del boursismo” como calificó en su momento Bulmaro Pacheco, director
virtual del ITG del puerto, con el PAN padrecista aunada a la tragedia de la
Guardería ABC, propició la derrota de Alfonso Elías Serrano, el candidato a la
gubernatura de Eduardo Bours Castelo, hace prever que la historia del 2018,
todavía está por escribirse.
En México, como en muchas partes es obvio que la
política se hace con dinero, a la vieja escuela del profe Carlos Hank González,
patriarca del grupo Atlacomulco y eso lo sabe todo mundo: priístas, panistas,
morenistas, perredistas, verde-ecologistas, petistas y demás especímenes de la
grilla chicos y grandes.
Entendidas así las cosas, la clave para entender el
devenir político parece estar en el libro de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, “El
Gatopardo”: “Cambiar todo, para que nada cambie”.
(EL
PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA INVITADA “La
Viña del Señor/ 26 Abril 2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario