A Otto Claussen Iberri le
llegó la hora. El ex presidente municipal de Guaymas debe entender de una buena
vez que la realidad no se cambia haciendo callar a los que la describen de una
manera que no le gusta, ni haciendo hablar a quienes la distorsionan con miras
a desviar la atención de lo verdaderamente importante, que es el desastre
financiero que dejó en Guaymas.
Lo dijimos en su momento,
cuando aquel noviembre del 2012 pidió a los regidores autorización para buscar
un crédito de hasta por 365 millones de pesos: Guaymas no tenía capacidad para
una deuda millonaria.
Bajo amenazas y negociaciones
con Acción Nacional y el PT, Otto Claussen consiguió los votos que se requerían
para que le autorizaran la solicitud de un crédito.
El PAN ganó que en Hermosillo
a Alejandro López Caballero también se lo autorizaran y el Partido del Trabajo
comandado por el actual regidor Rodolfo Lizárraga Arellano, ganó un terreno al
sur de la ciudad para un Centro de Desarrollo Infantil que nunca construyó.
Ahora el edil tiene que
regresar las entradas, pero el daño ya está hecho.
En esa sesión de cabildo
Claussen Iberri pidió única y exclusivamente autorización para buscar un
crédito, pero resulta que lo buscó, lo encontró y firmó el contrato sin
autorización de cabildo.
Fue algo similar a lo que
sucedió en el trienio de Antonio Astiazarán cuando pidió al cabildo aprobar la
concesión del servicio de limpia y posteriormente aprobar el contrato.
El contrato de PASA si fue
aprobado por cabildo, aunque siempre hubo la sospecha de que fue cambiado.
A pesar de que el Instituto
Superior de Auditoría y Fiscalización recomendó ese mismo año no endeudar a
Guaymas por más de 80 millones, Claussen fue tan irresponsable que lo hizo
argumentando que sería para obra pública cuando no era necesario venderle el
alma a Bansi ya que sus “gestiones” con las altas esferas de los politicos del
PRI le dieron a cambio, de quién sabe qué, 700 millones de pesos para obra.
¿Por qué lo hizo?
El ex alcalde radicado en
Hermosillo y quien controla a sus titeres vía what´s app, sabía del desastre
financiero heredado por el panista César Lizárraga. Tenía aspiraciones
políticas por lo tanto tenía claro que requería dinero para venderse como el
salvador. Su estrategia le funcionó, aunque a un año y medio de haber entregado
la administración al Partido Acción Nacional (PAN) de salvador pasó a ser
crucificado.
Ya no le alcanzan sus aliados
y aliadas, ni los errores y actos de corrupción denunciados en este gobierno le
son suficientes para borrar el daño que le provocó a Guaymas.
Ahora tendrá que responder
primero por qué no pasó por cabildo el contrato con Bansi.
¿Por qué no pagó a MIFEL la
deuda de 6 millones de pesos heredada por la administración panista por la renta
de las luminarias.
¿Por qué si BANSI le
condicionó la entrega del crédito a cambio de que hiciera el pagó, no lo hizo.
¿Por qué entonces BANSI
liberó los 365 millones a pesar de saber que Otto Claussen no había pagado la
deuda con MIFEL, empresa que actualmente reclama a Guaymas más de 8 mil
millones de pesos.
¿Por qué pagó a una empresa
de Saltillo 16 millones de pesos por la gestión del crédito cuando ya había
firmado un contrato de prestación de servicios con Fintegra por 8 millones de
pesos.
Ahora Fintegra reclama a
Guaymas 21 millones de pesos.
En cuantro años se han pagado
a BANSI 80 millones de pesos, de los cuales solo 3 millones de pesos han ido a
capital, o sea que seguimos debiendo 362 millones de pesos.
La deuda no fue negocio para
Guaymas por más que sus titeres quieran justificarlo ante la opinión pública.
Le esperan a Guaymas 20 años
de calamidad financiera. Al tiempo.
Para quién fue negocio el
crédito de 365 millones de pesos? No creo que algún día lo sepamos, pero si lo
sospechamos.
A Otto Claussen le llegó la
hora. Y no me refiero al castigo penal o administrativo que cualquier
gobernante que actua como él debería tener. Sabemos que en la cárcel no están
todos los que son, ni son todos los que están.
Lo peor que le puede pasar a
Otto Claussen, es que la gente de Guaymas se entere de la verdad. Una verdad
que ya no pudo contener, que ya no pudo tapar, con todo y la campaña de odio
emprendida por él y sus aliados contra el actual gobierno municipal, quien con
sus tropiezos, errores y actos inmorales e ilegales, abonó al linchamiento
público.
A Otto Claussen le llegó la
hora de salir de la madriguera, de dar la cara y de responder ante las
instancias que deba responder.
Por lo pronto, el empresario
gasolinero José Ramón Uribe Maytorena ya lo sentó en el banquillo de los
acusados en la PGR.
¿Y por qué fue un
"loco" como José Ramón y no toda la clase empresarial de Guaymas?
Porque al resto les falta amor por Guaymas y porqué algunos se vieron
beneficiados con millones de pesos en obra pública.
El ex candidato panista lo
comparó con Javier Duarte, el ex gobernador de Veracruz. Y es que el sospechosísimo
alcanzó a Otto Claussen.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ ÁGUEDA BAROJAS
ONTIVEROS/ 03 MAYO 2017)
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