lunes, 22 de septiembre de 2014

UNA BURLA MÁS DE VIZCARRA


El domingo 24 de agosto, Ernesto Hernández Norzagaray escribió en las páginas de Noroeste un artículo titulado “Charla en el presidio con Juan Millán”, donde narra parte de una conversación que tuvieron el autor y Arturo Santamaría Gómez con el ex gobernador de Sinaloa. El texto refleja el posicionamiento de Millán frente a la adelantada sucesión gubernamental, donde se sitúa en contra de que los poderes del centro, en particular el del presidente de la República, impongan un candidato metropolizado frente a opciones más arraigadas en Sinaloa.

Uno o dos días después de ese domingo que fue publicado, David López, jefe de comunicación de la Presidencia y amigo personal de Enrique Peña Nieto, le llevó una ficha con el contenido y le dijo “Mire presidente lo que anda haciendo Juan Millán. Cuando cayó el Chapo Guzmán todos se quedaron muy quitecitos, pero ya están sacando la cabeza otra vez. “Habla con Miguel Ángel” (Osorio Chong) fue la sugerencia de Peña Nieto. David López lo habría hecho y el secretario de Gobernación le dijo que vería el asunto y que no se preocupara, que él estaba de su lado.

Juan Millán había empezado a hilvanar su propio juego de frente a las elecciones que se llevarán a cabo en 2016, pero también, por la urgencia de perfilar a su hijo Juan Ernesto, respecto a las elecciones federales de 2015. Sin pistas importantes para maniobrar, manipula pasiones e intereses desde la mesa ocho del Mar & Sea, su única tabla de flotación hoy día, y busca aliados entre los que hace cuatro años habían sido sus enemigos políticos.

Por esos días en que se reunió con los analistas avecindados en Mazatlán, también lo hizo con el ex gobernador Jesús Aguilar Padilla, a quien le pidió que se aliaran para recuperar el poder. Alejado del gobernador Mario López Valdez a pesar de sus frecuentes encuentros, el solo hecho de buscar estos acercamientos habla de un político que no tiene hoy día muchas opciones.

Ni Juan Millán ni Juan Ernesto estuvieron en la reunión priista donde el dirigente nacional del partido les tomó protesta a los consejeros en un evento realizado en Culiacán. Pero tampoco estuvieron en Mazatlán, un día después, cuando el presidente Peña Nieto le colgó una medalla al empresario Jesús Vizcarra, hecho que tantas lecturas ha tenido. Juan Millán, sin embargo, comió al día siguiente con algunos periodistas mazatlecos para socializar sus lecturas del momento. Allí, según trascendió, el ex gobernador dejó ver por lo menos dos cosas: que Juan Ernesto no tiene posibilidades de ser candidato a diputado federal como pretende y, dos, que si el candidato a la gubernatura es Jesús Vizcarra, nadie se opondría. Ni él.

Y este es el escenario que analistas adelantados están previendo, sobre todo por la actividad que el empresario de la carne ha tenido en las últimas semanas, con la intención, al menos, de calentar el ambiente y las pasiones de la política en la entidad. Su reciente aparición en los festejos de la Independencia, en el Palacio Nacional, mediante un video que su esposa hizo circular, es indudablemente con esa intención. Y también la comida que el viernes ofreció a más de mil invitados, entre ellos a buena parte de la clase política afín, incluidos prominentes funcionarios del Gobierno estatal.

Hasta funcionarios malovistas de alto nivel piensan ya que Vizcarra está realmente pensando regresar a Sinaloa por los fueros perdidos en 2010, pero la sola especulación está despertando ya demasiadas inquietudes en la clase política, unos pensando acomodarse desde ahora, otros deslindándose anticipadamente del gobierno malovista y otros pensando dónde se van a meter para que no los alcance la mano del “carnicero” si llega a la gubernatura.

En este contexto, fue sintomática la presencia de Juan Millán en los festejos del 15 de septiembre en el tercer piso, a pesar de que ha estado alejado de los eventos oficiales. A un lado de los representantes de los tres poderes y del diputado federal Heriberto Galindo —que ahora no se pierde una reunión si van más de tres—, se veía fuera de lugar. ¿Por qué ese cambio de actitud? En el desierto, un brazo de pitahaya es sombra. Malova no se encuentra en el círculo de querencias de los que decidirán la próxima sucesión. Pero puede ser un aliado para sortear los vendavales que traerá consigo.

BOLA Y CADENA

NO SE CERRABA LA EDICIÓN DE RÍODOCE cuando la comida ofrecida por Jesús Vizcarra en el marco de la inauguración de las oficinas corporativas de Sukarne, alborotó de nuevo la bitachera política de la entidad. No solo porque estuvo el secretario de Agricultura en el evento, sino, porque, inusualmente en esta clase de eventos, no fue invitado ningún funcionario ni representante del Gobierno estatal. Y puede decirse que se trata de un evento privado, relacionado con una empresa privada. Pero la condición de Enrique Martínez y Martínez, en su calidad de funcionario federal, es pública y en ese sentido debió, al menos, correr la cortesía al Gobernador.

SENTIDO CONTRARIO

FUENTES DEL GOBIERNO ESTATAL confirmaron a Ríodoce que nadie de este poder fue invitado a la nueva fiesta de Jesús Vizcarra. Muchos se enteraron de la llegada de Martínez y Martínez porque Rolando Zubía, el delegado de SAGARPA, se enteró por terceras personas. “Es que Vizcarra viene muy fuerte”, dijo un funcionario de alto nivel.

HUMO NEGRO

MIENTRAS ESTA BARBACOA SE COCINABA, cientos de maiceros se plantaron en la explanada del palacio de Gobierno para exigir el pago de las cosechas y la intervención del gobierno federal para garantizar precio para el ciclo que viene. Pero allí no estuvo el secretario de Agricultura.


(RIODOCE/ COLUMNA ALTARES Y SÓTANOS DE ISMAEL BOJÓRQUEZ/ SEPTIEMBRE 21, 2014) 

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