El
hermano mayor del gobernador de Sonora dice que la semana pasada llovió todo el
día y en la noche el nivel del agua empezó a rebasar la cortina.
La
familia del gobernador Guillermo Padrés entró a las estadísticas de los
sonorenses damnificados por Odila, que como depresión tropical generó lluvias
la semana pasada en casi todo el territorio estatal, provocando inundaciones y
destrozos en carreteras y obras hidráulicas.
En
el rancho Pozo Nuevo, propiedad del mandatario estatal, ubicado en la comisaría
de Bacanuchi, municipio de Arizpe, en la zona alta del río Sonora, Odila no
respetó jerarquías: la crecida del arroyo Los Manzanos reventó la represa de 30
metros de alto y 42 de largo, construida con tierra y una delgada capa de
cemento para proteger la nogalera y los forrajes sembrados aguas abajo.
Héctor
Jesús Padrés Elías, hermano mayor del gobernador panista que en un año dejará
el cargo, rechazó las imputaciones hechas el sábado por diputados del PRI,
quienes afirmaron que el mandatario local habría ordenado dinamitar la represa
para librarse de la investigación que por presuntas ilegalidades en su
construcción realiza la Conagua.
“¿Dinamitado?
Ve nomás, para empezar, para conseguir dinamita, la (Secretaría) de la Defensa
Nacional es la única que lo puede hacer; no, no, acá está la clara evidencia de
cómo subió el agua”, refirió.
El
mayor de los Padrés relató los hechos que provocaron el derrumbe de la más
famosa de las 4 mil represas que existen en la amplia zona ganadera de Sonora.
Relató
que la semana pasada estuvo “llueve y llueve todo el día y en la noche empezó a
brincar (por encima de la cortina) el agua y a la vuelta de dos o tres horas se
fue todo”.
La
represa mayor de una batería de tapones repartidos dentro de las 3 mil 400
hectáreas del rancho ganadero y agrícola de los Padrés está ubicada en la boca
de un enorme cañón pedregoso por donde corren las aguas que bajan de la montaña
hasta el arroyo Los Manzanos, afluente del río Bacanuchi.
Unos
5 kilómetros abajo de la represa, que “a lo mucho costó unos 2 millones de
pesos, que los metimos poco a poco, no de trancazo”, está el valle donde la
familia Padrés mantiene una huerta de 300 hectáreas de nogal y unas 50 de
forrajes, que en las épocas de vacas flacasmantienen a las 3 mil reses que
producen unos 100 becerros.
“La
esencia de la represa era proteger las siembras tierras abajo, la hicimos poco
a poco, pero entre más lluvia caía, más alta la hacíamos, hasta que le pusimos
una capa de cemento, pero hace dos días y en dos o tres horas no quedó nada”,
aseguró Héctor Padrés.
El
responsable de administrar el rancho de Padrés lamentó que las lluvias
extraordinarias de Odila en Sonora hayan dañado las siembras aguas abajo.
“Mi
papá, que en paz descanse, quería sembrar, pero las aguas broncas le deshacían
el bajío y entonces empezó a hacer la represa, cada vez un poco más alto”,
explicó.
En
el área del cañón, donde hasta el inicio de esta semana estaba la represa, se
ven desparramados trozos de arneses de acero, pedazos de tubo de varias
pulgadas de diámetro, bloques de cemento aparentemente triturados por la fuerza
de la creciente del arroyo y restos de árboles de encino y bellotales de
regular tamaño literalmente hechos leña.
El
jefe del rancho Pozo Nuevo explicó que todo eso se lo llevó el agua y señaló
las marcas de tres o cuatro metros de alto que la crecida del arroyo Los
Manzanos dejó en las paredes de la represa.
YAQUIS EXIGEN QUE CESE LA REPRESIÓN
La
tribu yaqui exigió al gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, respeto a sus
usos y costumbres, el cese de la represión y la persecución política, además de
la liberación inmediata de su vocero, Mario Luna, y la suspensión de la
operación del Acueducto Independencia.
En
un desplegado firmado por productores de la región se manifiesta el apoyo a las
demandas de los yaqui, y se denuncia que desde hace cuatro años se han hecho
públicos los abusos de poder de Padrés y el intento de despojar a los
habitantes del Valle del Yaqui del agua que constitucionalmente y por decreto
presidencial les corresponde.
Denunciaron
que la operación del Acueducto Independencia genera a corto, mediano y largo
plazos, graves desequilibrios hidrológicos y ecológicos en la cuenca del Río
Yaqui, de la cual se abastecen aproximadamente 900 mil habitantes.
El
señalamiento de que ese acueducto es necesario para abastecer de agua a
Hermosillo está “basado en mentiras y suposiciones”, porque esa ciudad cuenta
con 118 millones de metros cúbicos extra en sus dos presas, además del agua
filtrada al subsuelo; por tanto, las recargas de sus pozos resuelven el déficit
real de agua por varios años.
(Redacción/México)
(DOSSIER
POLITICO/ Tomado de: Felipe Larios /
Milenio/ 2014-09-22)
No hay comentarios:
Publicar un comentario