Con una mayor demanda de derivados de
marihuana como aceite y miel de cannabis en el mercado estadounidense, la DEA
advierte la presencia de los cárteles detrás de sofisticados laboratorios
localizados en SD. Un gramo de estas sustancias puede venderse en hasta 80
dólares, cuatro veces el costo de un gramo de metanfetaminas, por lo que el
mercado se vuelve muy lucrativo
La Agencia Antidrogas de
Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) advirtió no solo del aumento de
laboratorios clandestinos para extraer aceite y miel de cannabis en el Condado
de San Diego, California, sino de la incursión de cárteles para producir
cantidades industriales de estos derivados que se llegan a vender hasta en 80
dólares por gramo, tanto en el mercado negro como en establecimientos
autorizados.
Si bien en 2018 se hizo
efectiva la legislación que permite el consumo de marihuana con fines
recreativos en California, la fiscal del Condado de San Diego, Christina
Eastman, detalla que aún no se han expedido las leyes secundarias ni
reglamentos que regulen la elaboración de derivados del cannabis, por lo que el
gobierno de California no está en condiciones de emitir licencias de operación.
Sin embargo, esto no ha
frenado su instalación. Steve Woodland, agente especial de la DEA, apunta que
la legalización de las drogas no equivale a la erradicación del mercado negro,
ya que muchas de las organizaciones e individuos relacionados con la venta de
droga continuan haciéndolo de forma clandestina para evitar el pago de
impuestos.
Autoridades confirmaron
incluso el hallazgo de estos productos obtenidos de manera ilegal de venta en
dispensarios de marihuana autorizados.
LABORATORIOS DE SAN DIEGO ALIMENTAN DEMANDA NACIONAL
En 2019, la DEA ha detectado
19 laboratorios dedicados exclusivamente a la extracción de estos productos en
zonas residenciales como El Cajon y Lemon Grove, mientras que en 2018 se
clausuraron 28 sitios de este tipo.
Por ello, de continuar esta
tendencia, 2019 podría cerrar con un aumento del 35 por ciento.
A la presencia de más
laboratorios, mayormente en zonas residenciales, se suman dos explosiones en lo
que va del año que han dejado a cuatro personas lesionadas, quienes trabajaban
en los laboratorios clandestinos.
La razón por la que estos
sitios representan un riesgo de seguridad pública -explicaron agentes que
participan en los operativos de detección y decomiso- es porque durante el
proceso de extracción del aceite, se utilizan solventes como butano y alcohol
etílico, los cuales con una sola chispa de circuitos eléctricos, pueden
provocar explosiones.
Precisamente la fácil
adquisición de estos solventes, por ejemplo el butano, se vende en latas
disponibles en tiendas de conveniencia, logrando que adolescentes y
consumidores de droga inicien los procesos de extracción guiándose por medio de
videos en internet.
Sin embargo, la DEA tiene
indicios que detrás de los laboratorios más sofisticados, con equipo valuado
hasta en 2 millones de dólares, se encuentra la estructura de los cárteles de
la droga que ya operan en San Diego.
Registros de la agencia
indican que, en 2016, el 65% del aceite y miel de cannabis que se vendió en
Estados Unidos se produjo en California.
Para Paul Hequist, agente
especial de la DEA, esto se debe a la cercanía de la frontera, lo que hace más
sencillo que la marihuana permanezca en la región para distribuir sus derivados
por todo Estados Unidos.
Por su parte, Steve Woodland
comparó la multiplicación de estos laboratorios clandestinos con la crisis de
metanfetaminas en la década de los noventa, esto porque a pesar que un mayor
número de laboratorios se localizaba en la Costa Este y el centro del EU, los
pocos laboratorios en la franja fronteriza de California con México producían
las mayores cantidades de droga. Lo mismo ocurre ahora con estos extractos de
cannabis.
Tan solo en uno de los
laboratorios encontrado recientemente, las autoridades decomisaron cantidades
de aceite de cannabis que superaban los 4 millones de dólares.
Respecto a las penas que
pueden recibir las personas relacionadas con la operación de estos
laboratorios, la Fiscalía del Condado de San Diego informó que las condenas van
de tres a siete años de prisión. Sin embargo, de existir agravantes como la
presencia de niños (maltrato infantil) o incendio, las sentencias aumentan.
Matthew Sutton, de la
Fiscalía de Distrito Sur de California, añadió que el delito puede convertirse
de índole federal cuando se localizan armas o dinero en efectivo en el sitio y
si se comprueba la operación de redes de venta y distribución.
Informó que investigaciones
han arrojado el uso de la dark web o red oscura, un mercado clandestino por
medio de internet para la oferta de estos productos, también representa
agravantes del delito federal.
Por último, el agente
especial de la DEA, Steve Woodland, opinó que no se trata de apoyar o rechazar
la legalización del uso de la marihuana, sino de evitar situaciones que pongan
en riesgo a la comunidad, ya sea por la falta de regulación de los productos
que se fabrican en estos laboratorios, o por los riesgos que conllevan posibles
explosiones.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA /INÉS GARCÍA/ RAMOS LUNES, 1 JULIO, 2019
01:00 PM)
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