Cara y ojo hinchados, son las secuelas
del infarto cerebral que afectó a Eduardo García Simental “El Teo” en el penal
de Altiplano en marzo de 2018. Por su parte, a falta de un riñón, Juan
Francisco Sillas Rocha pide su traslado a un penal de mediana seguridad. Ambos
ex jefes de células del CAF promueven amparos, argumentando que autoridades
penitenciarias de Altiplano y Puente Grande les niegan atención médica. Las
constancias de sus expedientes clínicos demuestran lo contrario. Caso similar
al del ex jefe de sicarios Carlos Herrera “El P1”
Los otrora poderosos jefes
del Cártel Arellano Félix (CAF), presos en penales federales, cerraron 2018
reclamando un trato humanitario por parte de las autoridades penitenciarias,
debido a sus enfermedades agravadas en reclusión. Al no sentirse atendidos, los
presuntos narcotraficantes acudieron en constantes demandas de amparo ante los
tribunales federales.
En esa situación se
encuentran Diego Eduardo García Simental, alias Teodoro García Simental “El
Teo”; Juan Francisco Sillas Rocha “El Sillas” y/o “El Ruedas”; Carlos Herrera
Ávalos alias Gustavo Martínez Rivera “El P1”; y el ya conocido caso de Fernando
Sánchez Arellano “El Ingeniero” o “El Alineador”.
Los cuatro sujetos privados
de la libertad han logrado probar estar enfermos y tener padecimientos que
ameritan cuidados especializados por parte de los servicios de salud de los
penales de máxima seguridad Altiplano y Puente Grande; sin embargo, lo que no
han demostrado es que no se les atienda o se les nieguen los estudios o
medicamentos que requieren.
Así transcurre el tiempo de
estos hombres que a finales de la década pasada fueron señalados de ser los causantes
de la violencia absoluta en las calles de Tijuana y ahora, dentro de una
prisión, se han convertido en quejosos frecuentes del sistema penitenciario
federal, donde cambiaron sus nombres por números de expediente y de prisionero.
Se encuentran a la espera de su sentencia.
De entre los cuatro
personajes destacan dos en especial. Uno, “El Teo”, al que algunos portales web
dieron por muerto (fake new) en la segunda semana de noviembre de 2018 y
delicado de salud tras sufrir un infarto cerebral en marzo. Y dos, “El Sillas”,
quien tiene padecimientos renales y a través de sus defensores pretende salir
de máxima seguridad a como dé lugar, a una cárcel menos rígida.
Carlos Herrera, al que
identifican como Gustavo Martínez “El P1”, padece de males gástricos que
parecen acrecentarse conforme se acerca el día de que sea entregado en
extradición a Estados Unidos. Mientras que “El Ingeniero” Sánchez Arellano
continúa con dolencias en columna lumbar y deprimido porque en su estancia hay
bichos rastreros, como lo manifestó su defensa en un escrito presentado ante
las autoridades y descrito en ZETA a finales de octubre.
CARA Y OJO HINCHADOS
Diego Eduardo García
Simental, mejor conocido como Teodoro, la sigue pasando mal en el Centro
Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 1 Altiplano, en el Estado de
México, de donde ha tenido que ser excarcelado para llevarle en ambulancia a un
hospital de Toluca. En sus constantes demandas de garantías, asegura que no se
le brinda atención médica ni medicinas.
Su reclamo más reciente fue
presentado a finales de septiembre de 2018 ante el Juzgado Primero de Distrito
en Materia de Amparo y Juicios Federales en el Estado de México. Hace unas
semanas se resolvió no concederle el amparo, ya que el juez llegó a la conclusión
de que al “Teo” se le han brindado las consultas, estudios, cuidados y
medicamentos prescritos.
García Simental demandó de la
directora del Cefereso de Almoloya de Juárez y del Comisionado del Órgano
Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social, la negativa a
proporcionarle atención médica respecto del problema de salud que dio origen a
la hinchazón en su cara y ojo derecho. Su escrito se resume en cuatro puntos:
“1.
Actualmente me encuentro privado de mi libertad en el Centro Federal de
Readaptación Social número 1 ‘Altiplano’, Estado de México, en virtud de que se
me instruyen diversas causas penales en la comisión del delito de delincuencia
organizada, una de ellas es la causa penal 31/2005 del índice del Juzgado
Primero de Distrito en Procesos Penales Federales con residencia en Toluca,
Estado de México.
“2. Desde
hace tiempo mi salud se empezó a deteriorar, sin embargo, he pedido atención
médica especial y adecuada como lo es de un médico internista, toda vez que en
este momento tengo muy hinchado el ojo derecho y no puedo ver muy bien,
asimismo, siento como si se me fuera a paralizar la cara por lo que temo por mi
salud.
“3. He
pedido atención médica constante pero sólo se me dio atención en una ocasión y
se me proporcionó medicamento en mínima cantidad por lo que mis malestares
disminuyeron, empero en este momento han empeorado porque no se me ha dado
atención médica debida y adecuada como lo es un médico internista que he
solicitado se permita su ingreso aun a mi costo, sin embargo no se ha logrado
la anuencia de las autoridades carcelarias.
“4. En este momento presento fuertes dolores de cabeza y
mi cara se me está hinchando, en especial mi ojo derecho y siento que se me
paraliza mi cara, por lo que promuevo en estos términos y con esta urgencia
(…)”.
La demanda de amparo fue
admitida el 22 de septiembre de 2018 en el referido Juzgado y radicada bajo el
número 1497/2018. El juez ordenó la suspensión de plano de todo acto
perjudicial para la salud del interno. Las autoridades penitenciarias negaron
la existencia de los actos reclamados por Teodoro.
El día 25 de ese mes, García
Simental manifestó en la cédula de notificación que un día anterior le llevaron
al Hospital Adolfo López Mateos para practicarle una resonancia magnética por medio de
contraste en el cráneo para checar la evolución del infarto cerebral sufrido
seis meses atrás. La neuróloga le informó: “… el problema de lo hinchado del
párpado derecho y del pómulo derecho no era ningún problema neurológico que me
tenía que checar un hematólogo y que me tenían que hacer unos estudios de sangre
y de orina.
“He de señalar su señoría que
todos mis estudios y medicamentos del evento del infarto cerebral que me pasó
el día 15 de marzo hasta la fecha los he pagado yo, y yo estoy dispuesto a
pagar los estudios de sangre y de orina que se me hagan también al hematólogo,
sólo pido que se hagan a la brevedad posible por la sintomatología que estoy
presentando e igualmente que me lleven con el hematólogo”, agregó el ex jefe de
células delictivas del CAF.
La neuróloga también
recomendó revisar de manera urgente el funcionamiento de los riñones del “Teo”
para descartar otros males. Por su parte, la directora del penal federal
confirmó la versión y aseguró que se efectuarían los estudios conocidos como QR
y EGO en el mismo nosocomio de Toluca en fecha posterior, tal como ocurrió en
octubre.
Nuevamente el 2 de octubre,
Diego Eduardo se expresó a través de la cédula de notificación: “Su Señoría le
manifiesto que hasta el día de hoy apenas me acaban de sacar la sangre y la
orina para los exámenes, pero no me han dado atención médica y yo sigo con el
párpado y el pómulo inflamado”. Ahora solicitaba un especialista alergólogo
porque la neuróloga le dijo que tal vez era la reacción a medicamentos.
El preso también apuntó: “…y
como los estudios me los cobraron a mí, solicito que ya me den a conocer los
resultados, ya que pagué 355 pesos por ellos. Por favor su señoría, ya que me
siento muy mal, me duelen mucho mis riñones, mi párpado y pómulo. Hago
responsable a la directora si mi salud empeora o pasa algo con mi vida y
también a quien resulte por actos de omisión”.
Las manifestaciones escritas
por el reo hacia el juez no cesaron durante los meses de octubre y noviembre,
en el mismo sentido de repetir la historia iniciada en marzo. Exigía diversos estudios y una copia
de los mismos. Finalmente el expediente clínico llegó a manos del juzgador y
quedó en claro -de las constancias- que siempre se le ha brindado la atención
médica especializada que tanto reclama. El juicio de amparo fue sobreseído.
DIETAS ESPECIALES
Juan Francisco Sillas Rocha
“El Sillas” y/o “El Ruedas”, sigue con el sobrepeso que tenía cuando lo
capturaron los primeros días de noviembre de 2011. Estudios realizados
establecen que tiene un sobrepeso con Índice de Masa Corporal (IMC) de 26.5, por
lo que le mantienen a dieta especial para nefrópata: además, presenta problemas
renales, pues sólo cuenta con un riñón. Los médicos lo diagnostican como
estable.
Sin embargo, el padecimiento
expresado desde hace por lo menos dos o tres años ha servido a Sillas para
alegar que los protocolos de atención en una prisión de máxima seguridad como
la del Cefereso 2 Occidente, en Puente Grande, Jalisco, son inhumanos cuando se
trata de problemas de salud. Aunque no ha conseguido por la vía legal el
ansiado traslado a un penal como el Reclusorio Preventivo de Guadalajara, de
mediana seguridad, se sabe que en repetidas ocasiones ha solicitado el “favor”.
Se queja que las autoridades
penitenciarias federales no le atienden como es debido y tuvo que recurrir al
juicio de amparo para reclamar violación a sus derechos humanos por la
privación de acceso a la salud ante el Juez Tercero de Distrito de Amparo en
Materia Penal en el Estado de Jalisco, Conrado Alcalá Romo, quien en marzo de
2018 le concedió la protección de la justicia federal en el expediente de
amparo indirecto 249/2018.
“El Ruedas” junto con otro
recluso que tenía otras dolencias, aseguró que la atención médica era tardía e
inadecuada, ya que sus peticiones al área correspondiente del penal para ser
valorado por un especialista de acuerdo a su patología, no eran atendidas ni
contestadas. “También nos hemos reportado con las enfermeras de ese centro
federal, de viva voz, sin embargo, nos contestan que no hay medicamento y solo
están atendiendo a las personas que cuentan con amparo médico”, argumentó.
Luego de concedido el amparo
para que se atendiera a Juan Francisco, los meses transcurrieron con el reclamo
reiterado del preso. La inconformidad fue a dar hasta un Tribunal Colegiado en
Materia Penal, donde se analizó si se había dado o no la atención ordenada por
el Juez de Distrito. Básicamente la valoración y el tratamiento adecuado al
problema de salud.
Oficios recibidos por el
tribunal en fechas de mayo, agosto y septiembre, firmados por la autoridad
responsable, informaban haber dado cumplimiento a la ejecutoria de amparo. El
director general del Cefereso de Puente Grande allegó copias certificadas del
expediente clínico del quejoso, quien el 20 de julio último fue egresado de la
cárcel para ser llevado al Antiguo Hospital Civil de Guadalajara.
La valoración del área de
Nefrología diagnosticó la “ausencia adquirida de riñón”, al contarse el
antecedente de donación renal de hace catorce años, al parecer a un familiar.
“Presenta riñón único, se realizan estudios de laboratorio y presenta un estado
de salud estable”, indica el informe clínico.
Un resumen clínico fechado el
28 de agosto de 2018 advierte que a Sillas Rocha se le realizaron estudios de
hemoglobina, leucocitos, plaquetas, glucosa, urea, creatinina sérica, ácido
úrico y examen general de orina sin datos patológicos.
Asimismo, se le diagnosticó
con enfermedad renal crónica KDIGO 2, A0, secundario de ser portador de único
riñón (nefrectomía derecha) y con pronóstico bueno para la vida y la función
actualmente.
Los médicos recomendaron al
“Ruedas” una dieta para paciente renal, ingesta de líquidos a libre demanda,
actividad física de 30 minutos diarios por cinco días a la semana, evitar
fármacos nefrotóxicos y realizar análisis clínicos cada seis meses.
Por su parte, Nutriología le
diagnosticó con sobrepeso con IMC de 26.5, prescribiéndole una dieta para
nefrópata por nueve meses, hábitos higiénicos y dietéticos más saludables,
selección más apropiada de alimentos, consumo de agua, entre otros, de lo cual
se advierte la firma de constancia de conformidad con la atención nutricional
recibida por el citado quejoso.
De esa forma, Sillas no pudo
demostrar que no se le atiende de sus enfermedades o malestares.
Por su parte, el también el
ex jefe de células del CAF, Carlos Herrera Ávalos “El P1”, sigue inconforme
porque desde la fecha de su captura -marzo de 2008- fue internado en el Cefereso 1 Altiplano,
cuando el oficio de la orden de detención provisional con fines de extradición
internacional librado por un juez, señalaba como destino de resguardo un
reclusorio preventivo de Ciudad de México.
Desde el inicio de su prisión
preventiva, “El P1” conocido también bajo el seudónimo de Gustavo Martínez
Rivera, expuso a las autoridades carcelarias padecer una enfermedad de “mala
absorción intestinal”. Los médicos del presidio le recetaron doble ración de
comida y el suministro de multivitamínicos y bebidas Ensure. Para desgracia del
presunto narcotraficante, sólo cuando se ampara le proveen dichos productos.
Por lo anterior, una vez más,
al incumplirse la dieta, Herrera Ávalos interpuso la demanda de derechos
fundamentales ante el Juez Quinto de Distrito en Materia de Amparo y Juicios
Federales en el Estado de México, en espera que el fallo le favorezca y le den
sus suplementos alimenticios.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA/ INVESTIGACIONES ZETA/ LUNES, 7 ENERO, 2019
01:00 PM)
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